No Puedes Ser Tan Egoísta

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Jing Yao era diferente de su madre, Zhang Li, y mucho más diferente de él. No era tan dominante como Zhang Li, ni tan maquinadora como él. Siempre parecía tan simple y no deseaba mucho. Quería el amor de sus padres y el calor de su familia.

La mayoría de las personas en el mundo nacían con esas cosas. Ella las había anhelado desde que era joven, pero nunca las había obtenido.

Era claramente fácil dárselas. ¿Por qué habían estado en un punto muerto durante tantos años?

Jing Mo cayó en coma con esta pregunta que no podía entender.

Zhang Li miró cómo cerraba los ojos y dejaba de moverse. Era como si toda su fuerza de repente hubiera sido succionada de él. Se sentó en el suelo desanimado. Su anterior arrogancia había desaparecido. Esta mujer, que había sido orgullosa toda su vida, estaba tan sola como un pavo real derrotado.