—¡Ah! —Zhuang Yu, quien estaba sumamente tensa, se sobresaltó y soltó un grito agudo.
Shen Hanxing le echó una mirada y señaló:
—Grita.
Zhuang Yu extrañamente comprendió el significado de Shen Hanxing. Su cara, que ya estaba roja por la fiebre alta, estaba ardiendo. Apretó los dientes y soportó la vergüenza, dejando escapar unos gritos extraños.
Al escuchar las voces, los hombres fornidos afuera se rieron vilmente. Al oír que iban a beber y jugar a las cartas de nuevo, Zhuang Yu se tocó las mejillas rojas. Exclamó admirada:
—¡Señora Ji, cómo es que sabe todo! ¡Es increíble!
Shen Hanxing sabía cómo cultivar orquídeas, sabía cómo tocar el violín, e incluso sabía cómo hacer planificación urbana. Eso ya era lo suficientemente asombroso. Sin embargo, Zhuang Yu no esperaba que Shen Hanxing supiera también cómo luchar. Cuando luchaba, se veía tan impresionante y genial, y hasta sabía imitar las voces de otras personas. ¿Había algo en este mundo que ella no supiera?
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