El año pasado, también vinieron camiones. Un grupo de personas se bajó y dijo que eran de la troupe de conferencias, aquí para informar a todos sobre las últimas políticas y hasta distribuyeron algo de comida.
—¿Qué está pasando? —preguntó el anciano que fumaba en la entrada del pueblo.
La tía a su lado estaba deshojando una hoja de verdura marchita, pero sus ojos eran lo suficientemente agudos como para ver a Qiao Mei sentada en el asiento del pasajero delantero. Exclamó, —¿No es esa Qiao Mei de la familia de Qiao Qiang? ¿Está sentada en el coche?
—¿Qué qué? ¿Qiao Mei está en el coche? —preguntó el Tío Niu que pasaba por allí.
—Vamos a echar un vistazo. ¡Me pregunto qué habrá pasado!
—¡Vamos a ver!
El grupo de personas siguió al gran camión y más gente se reunió por el camino hasta que llegaron a la casa de Qiao Zhuang.
—¡Guau!
Para sorpresa de todos, en cuanto el camión se detuvo, más de 10 hombres bajaron y corrieron hacia el patio de Qiao Zhuang.
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