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Capítulo 29: Adiós – Amor de mi vida II  

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 3 de Julio - Año 525

 

Era tarde en la noche. Casi se tornaba de madrugada. Luego del funeral, todo el día había tenido un tono melancólico. Rhys se encontraba recorriendo los pasillos de la primera planta de la mansión. Todo estaba en silencio. Apreció sólo la luz de su habitación encendida por debajo de la puerta, al parecer Lara estaba despierta. Cuando estaba a punto de entrar en esta, oyó, en el mismo pasillo, otra puerta abrirse, y queriendo saber si era su hermano, volteó... Pero no... Era él.

 Sus miradas se cruzaron apenas Rygal alzó su rostro luego de cerrar la puerta de su habitación. Estuvo a punto de enfilar por el pasillo. Pero se quedó en su lugar, Rhys hizo lo mismo, y estuvieron varios segundos en silencio, sólo con ese duelo de miradas que acabaría apenas el otro lo decidiera... Ninguno quería ceder.

 —Rhys... Rygal... —Clio salió de otra de las habitaciones del pasillo. El baño.

 El duelo de miradas se terminó en ese momento, ya que ambos, conociendo sus propias prioridades, dirigieron su mirada a la mujer que los había nombrado.

 —Te iba a ir a buscar... Me pareció extraño que tardaras tanto —Rygal habló primero.

 —Estaba en el baño... Me sentía mal, te lo había dicho —contestó Clio, siguiendo su camino por el pasillo. Al pasar al lado de su hijo, le dio una mirada, y sonrió—. ¿Qué haces despierto a esta hora? —le preguntó.

 —Salí a fumar un cigarrillo, nada importante... Sin embargo, ¿Qué pasó contigo? ¿Te sientes bien? —preguntó preocupado, la mención de su madre lo hizo ignorar lo demás.

 —Estoy bien, sólo me sentía un poco mal... Con todo esto... Tú sabes —respondió ella, quitándole importancia.

 —Sí, lo sé... Ha sido difícil para todos, mamá —confirmó Rhys.

 —Sí... Por cierto, tú no te duermas tarde, ¿Sí? Sé que has dormido poco estos últimos días, Lara me lo dijo... No deberías preocuparla en vano, ella luego se siente mal por tu culpa, sabes que te quiere mucho —Clio lo reprendió.

 Rhys no pudo evitar sonreír al recibir ese regaño de parte de su madre, le recordó a esos días de su niñez y de su adolescencia, cuando era un poco problemático y ella siempre lo regresaba a su lugar cuando pretendía pasarse de la raya. Al final, esa forma de criarlo de ella lo ayudó mucho en el futuro, cuando se le fue de las manos su propia personalidad, muchas veces, y su recuerdo, y su amor, lo que ella siempre le dejó en claro, tanto como sus palabras. Evitaron que cometiera mucho más errores de los que cometió.

 —Perdón por eso, es que... Andaba algo concentrado en lo que pasaba con Vlas, y todo eso, no podía descansar bien, pero... Ya pasó, ahora que sé que él está a salvo, y que ya no se puede volver atrás luego de todo lo sucedido... Estoy más tranquilo —aseguró Rhys.

 —Bien, voy a dormir entonces... Nos vemos mañana. —Ella siguió su camino, hasta llegar a la puerta de su habitación, donde Rygal todavía se encontraba parado. Esperándola—. Vamos —le dijo a él.

 —Hasta mañana, mamá —se despidió Rhys, luego de verlos entrar a su habitación... Le sorprendió que Rygal no hubiese dicho nada, ni hubiese actuado como siempre actuaba... Era extraño.

 La puerta de su habitación se abrió, lo tomó por sorpresa la aparición de Lara a su lado, mientras todavía se encontraba con su mirada concentrada en el pasillo. Pensando en sus padres.

 —Ey, estabas despierta —señaló, cuando su esposa casi lo choca estando a punto de salir de la habitación.

 —Eras tú —ella dijo—. Escuché voces, quería ver quien era —añadió.

 —Era mamá, me la crucé en el pasillo cuando estaba por entrar, acaba de volver a su habitación —Rhys explicó. En ese momento volteó hacia ella, y entró a la habitación antes que su esposa. Ella cerró la puerta cuando ambos ya se encontraban dentro—. Me dijo que tú le habías expresado tu preocupación porque yo estaba durmiendo poco... Me reprendió —mencionó, entre risas, llegando hasta su cama.

 —¿Sí? Que linda, se lo dije casualmente, es algo normal que tú no duermas mucho, eso ya lo sé, pero se ve que le preocupa que no lo hagas. —Ella caminó hacia él, y cuando él estuvo sentado en el borde de su lado de la cama, se paró adelante suyo.

 —Sí, ella siempre ha sido así —recordó Rhys—. ¿Y mi esposa? ¿Cómo se siente? —preguntó, rodeando la cintura de Lara con sus brazos apenas ella se paró frente suyo.

 —Estoy bien, estaba preparando las cosas para mañana, compré los boletos de avión de la tarde, ya le dije a Leah. —Ella posó las manos en el rostro de su esposo—. Tienes olor a cigarrillo. —Notó.

 —Lo sé, estaba fumando afuera... Perdón, no tiré la caja hoy cuando me lo pediste —dijo. Sus manos siguieron alrededor de ella, pero al alzar su rostro, notó que ella lo miraba algo decepcionada—. Pero ya la tiré, ese fue el último —agregó.

 —Espero, ya te dije que no me gusta el olor a cigarrillo, y no hay excusas en cuanto a tu poder y que en realidad el daño que te causa es nulo, no importa... No me gusta que lo hagas y listo, ¿Bien? —Ella lo miró, buscando una respuesta positiva de su parte. Él sonrió, y asintió, eso fue suficiente—. ¿Quieres...? —Ella se inclinó un poco, reclinando más su cuerpo sobre él, las manos de Rhys alrededor de su cintura comenzaron a bajar—. ¿Quieres hacer el amor? —propuso.

Rhys ya casi se había recostado sobre la cama, eso permitió que ella pudiera colocar sus piernas casi alrededor de él al apoyar sus rodillas a cada costado de sus muslos.

 —Creí que sólo surgía luego de una romántica sesión de besos —él bromeó, también se permitió ir quitándole poco a poco el camisón que la cubría—. Aunque si quieres... No me voy a poner con condiciones. —Sonrió.

Ya se encontraban ambos sobre la cama, y ella, sobre él. Aunque Rhys se levantó un poco, casi llegando al rostro de Lara. Ahí, sus labios se unieron a los de ella... Devorándolos con deseo. Él notó que ella no se contuvo mucho, y comenzó a desprender los botones de su camisa luego de desatarle la corbata. Él jaló con suavidad las tiras de su brasier, y la piel desnuda de Lara se erizó un poco cuando las yemas de su dedo se posaron en ella, él tenía las manos frías. Aun así, estas se contagiaron con el calor del cuerpo de la mujer.

Cuando Rhys menos se dio cuenta, los gemidos de Lara tan cerca de su oído se entremezclaron con su jadeo... Y el ambiente se sentía cálido, el rostro de ella, al que no podía sacarle la mirada de encima de lo hermoso que se veía, estaba ruborizado, con algunos mechones de su cabello escarlata cayendo hacia el suyo, cubriendo parte de su panorama también... Y cuando se envolvieron en las sábanas, los hilos rojos que antes apenas caían hacia su rostro, envolvieron su cuerpo también, como una enredadera, que pareció atraparlo en ese lugar, unido a ella... Por el resto de la noche.

 

Al otro día...

 

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 4 de Julio - Año 525

 

 —Zenda. —Vlas se despertó de golpe de su sueño... ¿Qué estaba soñando? Lo olvidó apenas bajó a tierra. Seguro era un sueño sobre Zenda, era lo único con lo que había soñado desde ese día en el que ella se fue.

 —¿Tuviste una pesadilla? —Leah lo había estado mirando dormir por un rato, él dio varias vueltas en el sillón, y hablaba solo... Nombró a Zenda al final, pero al parecer no lo notó, porque se quedó sentado en el sillón, mirando al suelo, casi perdido en sí mismo—. Estas son horribles, he tenido algunas, no sabes con que puede salir tu inconsciente cuando duermes.

 —No fue una pesadilla —corrigió él, alzando su mirada, hasta lograr divisar el rostro de la chica—. No sé qué fue, pero no fue una pesadilla... Conozco la sensación que me dejan, y en este caso no fue así.

 —Ya veo... ¿Te sientes mejor? Te he visto poco últimamente. —Ella caminó un poco en su dirección, no llegó al sillón, pero estuvo cerca—. Perdón por lo que sucedió con Zenda, Vlas... Sé que la amabas mucho —dijo, ella no le había dado el pésame todavía.

 —No debes sentirlo... Son cosas que pasan, y era inevitable... Ahora ella está en un lugar mejor, y yo aquí... Aún bajo el dolor de su ausencia, todavía tengo mucho camino por delante... Pero he hecho lo posible para no hundirme en un pozo.

 —Sabes que... —ella comenzó, pero cuando los ojos de Vlas comenzaron a brillar apenas ella encontrarlos con su mirada, tragó saliva—. Sabes que puedes contar conmigo si necesitas hablar con alguien, o sólo un poco de compañía... No debes enfrentarlo solo, hay muchas personas que están dispuestas a estar a tu lado en este proceso —pudo terminar.

 Vlas sonrió. De nuevo las palabras de Leah eran certeras, y le gustaba saber que ella seguía siendo igual que esos días anteriores cuando estuvo a su lado muchas veces, era una gran chica, y claro que él sabía que podía contar con ella, no era necesario que se lo dijera, pero sabiendo que en realidad no quería molestar a nadie, que se lo recordara era algo que apreciaba de igual manera... Ella era capaz de comprenderlo... Y eso era invaluable.

 —Gracias Leah. —Él se puso de pie. Recordó algo que quería hacer desde hacía tiempo en realidad—. ¿Puedo darte un abrazo? —preguntó, usando las mismas palabras que ella ese día.

 «No le digas que sí... Sólo hazlo», ella pensó, queriendo replicar exactamente lo que él hizo ese día por ella. Y así, abrió sus brazos, y cuando él se acercó, paso a paso, terminó por sentir su cuerpo cerca de ella. Cerró sus ojos cuando apoyó su barbilla en el hombro del chico... «Quiero seguir viéndote», deseó internamente. Pero no lo dijo, porque sabía que su deseo se iba a hacer realidad, con lo dicho por Lara y Rhys esa mañana, al parecer Vlas se iba a ir a vivir con ellos... Ese abrazo iba a ser sólo uno más de los tantos que podía seguir dándole siempre que él los necesitara... Y su ayuda, no sería la excepción.

 —Vlas... En realidad, vine a despedirme —dijo, él todavía seguía abrazándola, ella no quiso separarse suyo tampoco.

 —¿Te vas? —le preguntó.

 —Probablemente... Debo volver a casa... Pero... Nos vamos a volver a ver... Lo sabes —aseguró, cuando él se separó suyo, y la miró a los ojos, con esa suave sonrisa en su rostro, que le encantó.

 —Lo sé —él asintió—. Nos vemos luego... Leah. —Le dio un beso en la mejilla.

 Ella se dio la vuelta luego de las palabras de Vlas. Y antes de salir de la habitación, volteó. Abrió su boca, a punto de decirle algo más... Pero no era el momento, lo sabía, ¿Por qué se le pasó por la cabeza algo así conociendo la situación de Vlas? No podía ser tan egoísta como para darle otra responsabilidad... Así que sólo se tragó sus palabras, ya tendría el momento para hacérselo saber más adelante, porque como él había dejado en claro, todavía tenían mucho tiempo por delante. Le regaló una última sonrisa en su lugar... Luego, sólo abandonó la habitación.

 —Gracias... Bonita —se aseguró de que ella no lo oyera al decir eso—. Gracias por todo.

 

Después...

 

—Ey Vlas, tienes una llamada.

La puerta de la habitación de Vlas se abrió de par en par, y detrás de ella, apareció Rhys.

—¿Eh? —preguntó él, buscando su celular entre las almohadas de la cama—. Pero si está apagado. —Lo mostró, cuando pudo encontrarlo.

—Abajo tonto, ya sé que tienes el teléfono apagado, por esa razón llamaron al teléfono principal —respondió Rhys, riendo.

Vlas sintió extraño que lo llamara para avisarle de una llamada, normalmente su hermano diría que él no tenía ganas de hablar y cortaría. Aunque quizás era importante.

—Oh, claro, ya bajo —avisó, para que después de un ademan Rhys se fuera y cerrara la puerta de la habitación detrás de él. 

 Al salir de su habitación, Vlas tomó camino por las escaleras y bajó hasta la planta baja, al llegar a la sala vio el teléfono descolgado, pero no había nadie en ella. Le pareció extraño, quizás Rhys estaba en la cocina o algo por el estilo. Sus padres habían vuelto al trabajo, y Lara y Leah habían salido, por lo que sólo se encontraban ellos dos en la casa.

—¿Hola? —dijo tomando el teléfono, atendiendo la llamada.

—Necesito verte —rápidamente respondió la voz del otro lado.

—¿Kora? ¿Sucede algo? —preguntó preocupado. Esa era la voz de ella, era demasiado reconocible.

—Si, obviamente sucede algo, por eso te llamé, te espero en la playa en media hora, ve rápido por favor —respondió, antes de cortar.

 Eso fue lo menos esperable de todo. Vlas pensó que ella no le hablaría jamás luego de haberle entregado esa carta, pero al parecer todavía tenía algo pendiente con él, no tendría sentido que lo llamara si no se tratara sobre eso.

—¿Quiere verte? —preguntó Rhys, apareciéndose detrás de su hermano.

«¿Ya lo sabe? Cierto, él puede leer mentes», pensó Vlas.

—Sí, pero estoy un poco nervioso, no sé cómo actuará —respondió, con honestidad.

Verdaderamente tenía miedo, no sabía cómo iba a actuar Kora y sentía que iba a suceder algo parecido a lo que sucedió cuando se lo contó a Zenda. Pero no podía esperar nada más que odio, o enojo de su parte, y lo iba a aceptar, actuara como ella actuara, porque el dolor ya lo tenía, no le iba a afectar seguir acumulando sensaciones así... Después de todo, se trataba de Kora, sólo de ella podía ser capaz de aceptar algo así.

—Iré contigo —indicó Rhys.

—¿Seguro? Sabes que no es necesario.

—Si lo es... Ahora que tienes el sello eres un objetivo, y tampoco sabes cómo usarlo, por lo que si sucede algo contigo puede que todo se salga de control, será mejor que esté cerca, tú sabes, para prevenir... No tienes que preocuparte por mi presencia, no interferiré en tu reunión con ella, sólo vigilaré de lejos... ¿Está bien? 

—Si, claro... Tienes razón, pero vamos rápido, Kora me dijo que en media hora esté ahí.

—Bien, vamos.

 

Unos minutos después…

 

Remia, Crystel, Bahía de la Libertad - 4 de Julio - Año 525

 

 Gracias a la teletransportación de Rhys el viaje a la playa no duró mucho más que algunos segundos. Todavía faltaba tiempo para que Kora llegara, por lo que Vlas y Rhys decidieron caminar hasta el rompeolas y sentarse en uno de los bancos que daba hacia la bahía.

—¿Qué tal lo vas llevando? —preguntó Rhys, rompiendo el silencio.

—Desde lo sucedido luego del funeral he estado mejor, no he dormido mucho, me desvelé mirando alguna de las fotos que tenía con ella y leyendo un poco, hasta compuse una melodía inspirada en ella —respondió Vlas, se sintió capaz de tomárselo con gracia, por eso rio un poco.

—Ya veo... ¿Sigues con el piano?

—No, lo dejé hace años, de hecho nunca fue algo con lo que pretendía seguir toda mi vida, he probado muchas cosas sólo porque parecían ser interesantes, pero no significa que todas se hayan vuelto mi pasión, aunque todavía no dejo de lado las ciencias y el baloncesto.

—¿Y el patinaje?

—El año pasado tuve una caída, luego de eso fui alejándome de él, pero eso no quita que algún día pueda volver a subirme a una patineta... Son hobbies, Rhys, soy muy bueno en muchas cosas, y eso no es algo normal, estoy bastante orgulloso de ser un prodigio, pero mi verdadera vocación siempre serán mis seres queridos, y creo que luego de lo sucedido con Zenda voy a dejar muchas cosas atrás que me harán recordar a ella, como una forma de protección, al menos hasta que su recuerdo ya no me afecte tanto... Aunque estoy seguro de que nunca la podré superar en su totalidad.

—Te entiendo, yo dejé muchas cosas de lado luego de haberme ido de Remia, y no las he retomado desde entonces, pero eso no quita que nunca significaron algo para mí, la vida se trata de etapas, y siempre intento guardar lo mejor de cada una de ellas, ahora estoy en mi etapa de ser una persona más enfocada en lo que realmente debe, también mi seres queridos son lo más importante de mi vida, y debo protegerlos, por eso tomé este camino.

—¿Tú crees que está bien que no haya podido llorar desde el funeral?

—No lo sé, todos toman el duelo de una manera distinta, yo nunca fui una persona que llorara demasiado, un par de lágrimas cada tanto no hacen mal a nadie, pero lo que si hace mal es reprimir sentimientos... Si quieres llorar, hazlo, será mejor que creer que estás bien e ignorar lo que sientes, tienes tiempo de sobra para comenzar a encontrarte a ti mismo, y comprender tus sentimientos.

Rhys le dio una ligera mirada, su hermano se encontraba mirando al frente, asintiendo con una sonrisa.

—Gracias por preocuparte, Rhys, pero estoy bien, también agradezco que estés aquí conmigo, todo este proceso es distinto si me siento acompañado —respondió Vlas, recordando las palabras que Leah le había dicho esa mañana—. Por cierto, ¿Dónde está Lara? No la he visto en todo el día.

—Oh, ella ya volvió a Fons, ha pasado tiempo y quería encargarse de su empresa, Leah también debía volver al colegio, y bueno... Tenemos una vida allá, estas cuatro semanas fueron como una pequeñas vacaciones, pero ahora todo tiene que volver a la normalidad

—Claro... ¿Sabes? Estoy muy agradecido con ella, nunca nadie me había ayudado tanto sin esperar nada a cambio desde Zenda, y sé que no fue sólo porque soy tu hermano, sé que realmente ella es así, y que está en su personalidad ser tan empática.

—Si, así es... Lara ha pasado mucho en su vida, y ella no sabe lo mucho que ayuda a los demás... En consecuencia a algunos errores cometidos en su pasado se había encerrado en una burbuja donde creía que no era nada buena su presencia en la vida de los demás, creyó que no nos merecía, tuvo una etapa donde ni ella misma sabía que quería... Salió adelante haciendo esto, demostrando que ella en realidad es todo lo contrario a lo que creía, no es ella la que no nos merece, somos nosotros los que no la merecemos... Esa mujer es una ángel, a mí también me ayudó mucho, más allá de ser mi esposa, mi compañera de vida y la persona que amo con todo mi alma, más allá de muchas cosas... Creo ella posee un don especial, tú sabes, como alguien realmente capaz de iluminar la vida de los demás, ella es luz.

—Vaya, sabía que algún día dejarías salir todo lo que piensas de Lara por encima de lo que amas de ella como tu esposa.

—Por más de que sea mi esposa sigue siendo un ser humano, y como ser humano es demasiado autentica, es de admirar el hecho de que sea capaz de encargarse de tantas cosas y de todas formas llegar a casa con una sonrisa al final de cada día... Conozco la ansiedad y el estrés que causa el peso de las expectativas, sé lo que significa tener que mantener todo bajo control porque de ti depende la vida de muchas personas, por eso cuando ella se siente agobiada, o cansada, estoy ahí, porque yo también me he sentido así y ella nunca me dejó de lado... Y estoy demasiado feliz de ser la persona que ella eligió para esto, junto con mis defectos y virtudes, junto con mis problemas, con mis traumas, con mis promesas rotas y por cumplir, junto con mi deber, junto con mi sueño... Junto con todo lo que conlleva ser Rhys Windsor... Ella me aceptó igual, ¿Cómo no podría amarla con mi vida?

—Así que todo eso... Yo estoy seguro de que alguna vez me sentí así al lado de Zenda, nuestra vida ha sido complicada, Rhys, pero hemos encontrado personas que nos han aceptado como somos... Por eso me dolió tanto la muerte de Zenda, y por eso no estoy totalmente seguro de poder superarla, o de que si esta etapa de salir adelante sea fácil de llevar o dure poco tiempo... No estoy seguro de nada, sólo de que no quiero seguir mi camino en soledad, porque ella tenía razón, y porque creo que, a pesar de todo, merezco ser feliz... ¿No crees?

—Claro que sí, Vlas, tú más que nadie... —dijo Rhys, tomando el hombro de su hermano, y desviando su mirada levemente hacia la calle, fue ahí cuando notó como a lo lejos se acercaba una persona caminando, la pudo distinguir fácilmente, creyó que ya se había vuelto a Fons—. Ey, ahí viene alguien que quizás te caiga muy bien. —Señaló a Mya quien ya estaba a pocos metros de ellos. 

—Al fin te encontré, hasta le envié un mensaje a Lara preguntando por ti, me dijo que apenas había subido al avión de regreso a Fons, y que tú te habías quedado aquí —manifestó, Mya acercándose a los hermanos. Rhys la miró y sonrió.

—¿Acaso no tienes mi número? ¿Por qué no sólo me llamaste a mí?

—Porque lo hice, pero no contestabas... Me decía que era una línea desactivada o algo por el estilo.

—Cierto... —dijo, golpeando su frente—. Había olvidado que cambié de número, olvidé de avisarte a ti y a los chicos.

—Vaya, siempre tan misterioso tú, ¿No? —preguntó Mya, riendo—. Bueno, pero no importa, ya te encontré —añadió, quitándole importancia.

—Si, por cierto, ¿Para qué me necesitabas? —preguntó Rhys, con curiosidad.

—Decidí volver a Fons, así que vine a preguntarte si no necesitabas mi ayuda o que me quedara un poco más de tiempo aquí.

—Oh, eso... No lo creo, puedes irte tranquila, no habrá más problemas desde ahora —aseguró Rhys.

—¿Tú crees que ese tal Cole no volverá a atacarnos?

—No, no lo hará, tenlo por seguro. —La decidida sonrisa de Rhys confirmó la situación.

—Oh, cierto, me enteré que le diste una paliza, se lo merecía después de lo que le hizo a Lara, y a tu hermano —manifestó Mya, emocionada.

—No fue una paliza, de hecho ni siquiera use el Scire, tampoco lo llegué a golpear, solamente fue un pequeño aviso —aclaró Rhys, con un poco de modestia.

—¿Eh? ¿Peleaste con Cole? —preguntó Vlas, mirando a su hermano sorprendido.

—Si, me olvidé de decírtelo, fue el mismo día que el séptimo impacto, fue lo último que se me ocurrió luego de todo lo sucedido —respondió Rhys, volviéndose hacia su hermano.

—Ah, claro... Emm, de igual manera, tengo una pregunta más, ¿Quién es ella? —preguntó Vlas, señalando a Mya.

—Yo soy Mya, ¿No me recuer...? Ah, no, cierto, tú estabas noqueado —respondió la chica, esbozando una sonrisa.

—¿Noqueado? —preguntó Vlas, confundido.

—Así es, fue luego de que Cole te atacara, como tú estabas dormido no sabes quién es Mya, pero ella si sabe quién eres tú —respondió Rhys señalando a uno, luego al otro.

—Mya Draghi, mucho gusto, Vlas Windsor —saludó Mya, estirando su mano.

—Mucho gusto también... Mya —respondió Vlas, tomando su mano sin quitarle la mirada de encima.

Ella era muy hermosa, tenía el cabello color negro azulado, este llegaba hasta sus hombros y estaba entre medio del rizado y el ondulado, unos penetrantes e intensos ojos grises, y una brillante sonrisa. Su forma de vestir era bastante curiosa, llevaba pantalones ajustados de cuero negro, botas de tubo cortas, color negro también, Vlas no podía darse cuenta pero quizás también eran de cuero, y una chaqueta del mismo material, que hacía juego con todo lo anterior, parece que realmente le gustaba el negro, y obviamente el cuero, hasta parecía motociclista. Ella era alta, quizás unos ciento setenta centímetros. Su postura era de alguien demasiado despreocupado, y su forma de hablar denotaba tanto seguridad como confianza, ella era atractiva en todos los sentidos, había anonadado a Vlas.

—Ey, me enteré de lo que sucedió entre tú y Dean... ¿Cuándo es el casamiento? —bromeó Rhys.

—¿Qué dices tonto? Fue algo un poco extraño, todavía nos debemos esa charla —respondió Mya, tornándose un poco ruborizada.

—¿En serio nunca te diste cuenta de lo que él sentía? Y siendo tan perspicaz como eres Mya, realmente me sorprende viniendo de ti.

—Fue un poco de distracción, ¿Si? A veces cuando no quieres que eso pase intentas ignorarlo, fue inconsciente, pero supongo que me lo veía venir... Por cierto, ¿Tú lo sabías, no es así?

—Obviamente, lo sé todo... No quisiera que todo esto termine en que se separen, tienen una bonita amistad, deberían intentar arreglarlo, ¿No crees?

—No nos vamos a separar, llegamos a una solución entre los dos, nos vamos a tomar un tiempo para poder pensar las cosas con claridad, y luego de que ambos tengamos nuestras respuestas podremos seguir adelante... Creo que es necesario.

—Lo es... Bien, Mya... ¿Nos vemos en Fons?

—Claro, espero verlos a ambos de nuevo... Seguramente pronto necesites mi ayuda, ¿Cierto, Rhys Windsor? —preguntó ella, con una arrogante sonrisa. De ahí su confianza también.

—Probablemente, así que no descuides tu entrenamiento y práctica tu energía —recomendó Rhys, guiñándole un ojo.

—No creo que sea necesario pero lo haré para darte el gusto —respondió Mya, entre risas—. Me iré... Nos vemos luego —saludó una última vez, mientras se alejaba del lugar. Dejando su mano en alto antes de perderse entre las personas que pasaban por la acera.

—Es linda, ¿Cierto? —preguntó Rhys, dirigiendo su mirada a Vlas.

Él se había quedado con la suya colgada mirando como Mya se alejaba.

—¿Eh? ¿De qué estás hablando? —preguntó Vlas, volviendo en sí.

—Estuviste todo el tiempo mirándola como un tonto, deberías ser más disimulado —respondió Rhys, riendo ante la actitud de su hermano.

—Cierto, es que... No sé qué me sucedió, pero me cautivó su figura, Mya es muy hermosa —dijo Vlas, bajando la mirada, su rostro se había sonrojado.

—Lo sé, todos en el grupo piensan lo mismo, pero que no sólo su apariencia te sorprenda, aunque la veas así, ella es la más fuerte de todos —contó Rhys.

Vlas no pudo evitar llevarse una ligera sorpresa. Aunque se lo esperaba.

—Si, se nota, aunque no me di cuenta fácilmente, sí que tiene rasgos de ser bastante fuerte, además de que se demuestra segura de sus habilidades. —Advirtió Vlas.

—También lo es... Ella tuvo una vida muy difícil, vivió en la calle mucho tiempo y tuvo que ver lo peor que el mundo le ofrecía, aun así, se hizo fuerte sola y pudo salir de ese lugar tan horrible, eso la llevo a ser más independiente y segura de sí misma, pero aunque por fuera parezca una chica dura, ella es muy empática y se preocupa por los demás más de lo que demuestra.

—Eso veo, ¿Y ella es la única del grupo aparte de ti y Lara?

—No, todavía faltan Kit y Dean, los restantes... A veces se nos une Leah, pero a Lara no le gusta tanto que ella se involucre mucho en esto, prefiere que se concentre en sus estudios.

—Claro, es entendible de su parte... Pero, ¿Todos ellos son mayores que yo, cierto?

—Si, Mya por ejemplo tiene veintiún años, Kit creo que veinte y Dean tiene dieciocho, cuando los conocí a todos eran adolescentes.

—Claro... ¿Y tú crees que pueda llegar a llevarme bien con todos ellos? 

—Sí, claro que sí... Ellos saben muchas cosas de ti que les he contado, y además de eso, eres mi hermano, probablemente te den una cálida bienvenida, si quieres intentarlo deberás empezar pronto.

—Puedo intentarlo, necesito conocer nuevas personas y relacionarme con ellos, eso me ayudará a seguir adelante, creo que necesito a los demás a mi lado, no puedo quedarme solo... Ya te lo dije.

—No lo harás, yo me encargaré de que no te sientas así, hay muchas personas que estarán felices de apoyarte, Mya es una de ellas, creo que Leah fu muy clara con eso también el tiempo que estuvo aquí... Pero primero debes conocerlas bien, no quiero que te sientas incómodo cuando el momento llegue.

—Gracias hermano, decidí cargar con mis decisiones y promesas hasta que todo esto acabe, necesito terminar algo antes de por fin decidir qué haré con mi vida, se lo prometí a Zenda, y si no quiero estar atado a mi pasado por siempre debo cumplir mi cometido.

—Eso suena extraordinario, y te tengo una propuesta más... ¿Recuerdas lo que te conté aquella vez en el ascensor? Creo que dejé en claro lo que estoy persiguiendo, mi camino, y hay algo que deseo con mucho anhelo, y es que mi hermano esté a mi lado... Por lo que te pregunto, ¿Me ayudarías en mi sueño, Vlas?

—Esperaba que me lo preguntaras, Rhys... Lo haré, debo emprender un viaje para encontrar la manera de vivir por mí, y aunque a veces sufra, no lastimar a los que quiero, y la mejor forma hacerlo es a tu lado, desde que volviste no me he sentido solo, y has estado para mí en todo momento, no me quiero alejar de ti, te necesito más que nunca... Y si tu sueño es que todos nosotros seamos felices, más feliz estaré yo al saber que pude contribuir en él.

—Eso se oye demasiado bien viniendo de ti, yo te prometo que estaré contigo en ese viaje, para lo que necesites, no te dejaré solo, haré lo que sea por ti, hermano.

—¿Ves? Por eso te necesito, porque eres mucho más que mi hermano, estos momentos son los que quiero atesorar por siempre... Pero ahora debo ir a cerrar mi última cuenta, para poder irnos a buscar ese futuro que ambos queremos, y que haremos lo imposible para conseguir.

—Claro que sí, hermano —respondió Rhys poniéndose de pie, Vlas hizo lo propio—. Ve, aquí te espero... Vlas Windsor —añadió, con una sonrisa inmensa en su rostro.

—Gracias... Rhys Windsor.

 

Minutos después...

 

 «¿Dónde estará Kora?», pensó Vlas, notando que no había rastro de nadie en la playa.

Procedió a sentarse en la arena y mirar al mar esperando que Kora llegase. Esa escena le hizo recordar a cuando le contó todo a Zenda, también el mismo día de su primer beso juntos, y cuando entendieron que desde ese momento jamás se separarían de nuevo. La extrañaba demasiado, sólo pensar en ella hacía latir su corazón con rapidez. Pero debía ser fuerte, se lo había prometido.

—Llegaste temprano —dijo Kora, sentándose a su lado.

—No, tú llegaste tarde —respondió Vlas, esbozando una sonrisa.

—Volviste a ser tú —manifestó Kora, girando su rostro y mirándolo a los ojos.

—¿Yo? Nunca dejé de serlo —declaró Vlas.

—Así es... Nunca dejaste de serlo... Lo confirmé estos días, Vlas... Porque ya lo sé todo, Zenda lo escribió en la carta... Al principio no lo quise creer, pero luego de investigar un poco encontré algunas historias parecidas, y cuando comencé a recordar noté que eran muchas coincidencias, el libro del que hablaste luego de la primera caída en Ajax fue la primera cosa que se me vino a la cabeza, no podía creerlo... No, no fue eso, en realidad no quería creerlo, sonaba a una historia de fantasía, amo la fantasía, la historia, y muchas cosas más, pero dime, ¿Como podía creer que mi hermana había muerto a causa de una decisión tuya por un mandamiento de un dios y del destino? Pensaba que estaba loca, y que lo que estaba leyendo eran solo ideas mías, pero no, eran reales, y lo siento mucho por desconfiar de ti, lo siento por culparte de cosas de las cuales no tenías control, lo siento por tratarte así, creo que nunca comprenderé el infierno por el cual tuviste que pasar para tomar esa decisión... Todavía no he aceptado que ella haya sido quien entregó su vida, pero conociendo a Zenda hasta lo más mínimo en su alma, sé que te fue difícil convencerla y hacerla entender que tú no querías que así sucediera, pero así siempre fue Zenda, así de terca y empática, por más contradictorio que suene, y lo dejó muy en claro en la carta, por lo que quizás esté un poco aliviada por saber que se fue tal y como vino al mundo... Feliz.

Ese discurso de Kora parecía ser un inmenso desahogo, que dirigió hacia Vlas. Porque él era el único que podría entenderla en ese momento.

Él sabía que Kora había sufrido demasiado los últimos cuatro días. La muerte de su hermana, apreciar el dolor de sus padres, la actitud de su mejor amigo, ver un panorama desolador, y hacerlo todo sola... Pero en ese momento parecía firme y consciente de lo que decía. Vlas admiró su valentía, admiró su fortaleza... Él no habría podido recuperarse de algo así en años. O quizás, como le dijo a su hermano... Nunca lo haría.

—Me iré —soltó Vlas, para luego dejar un pequeño silencio en el aire.

—¿Eh? —preguntó Kora, su mirada se tornó confundida, junto con su rostro—. ¿Dijiste que te irás o escuché mal? —agregó, acercándose más a él.

—Lo acabo de decidir, hace un rato, ya se lo hice saber a mi hermano.... Me iré a con él, a Fons, a otro lugar, lejos de aquí... En cualquier momento muchas personas comenzarán a buscarme para intentar matarme culpa de mi Scire, así se llama el poder que recibí... Rhys me contó que todo el gobierno está detrás de un sucio plan que ocupa a los poseedores del Scire, Rhys todavía no sabe de qué se trata, pero me dijo que pretendía protegerme de ello, y quizás entrenarme para poder hacerme más fuerte y poder protegerme a mí, y las personas que aprecio, como tú —respondió Vlas, dejando a Kora sin palabras.

Ella comenzó a negar levemente con su cabeza.

—¿Es una broma, cierto? ¿Matarte? Esto no puede estar pasando, Vlas, por Sun —se rehusó ella, tomando su cabeza entre sus manos, todavía sin poder creerlo.

—Sé que no entiendes nada de lo que ha estado pasando, pero tampoco quiero que lo sepas, Kora... Detrás de todo esto hay algo malo, muy malo, y no quiero que te involucres, ya perdí a Zenda, no quiero perderte a ti por estar cerca de mí, decidí que lo mejor será alejarme hasta que sea lo suficientemente fuerte para que quienes me rodean no corran peligro a mi lado, espero lo entiendas.

A medida que su explicación avanzaba, Vlas sintió como ese nudo en su garganta comenzaba a intensificarse más. No quería alejarse de Kora, pero le había prometido a Zenda protegerla, y se había prometido a sí mismo no romper ninguna promesa jamás, y sabía que si estaba cerca de ella tan solo la haría sufrir, y la iba a lastimar mucho más de lo que ya lo había hecho. No podía, ni quería volver a hacerlo. No existía otra opción más que irse, por el bien de ambos.

—Vlas... —Kora se lanzó hacia él, le dio un fuerte abrazo, y comenzó a llorar entre sus brazos— ¿Por qué todo lo que tengo lo termino perdiendo? Eres lo último que me queda, no puedes irte y dejarme sola en este lugar, por favor quédate conmigo... Por favor —rogó ella, en un profundo llanto, y sin soltarlo.

—Lo siento, Kora, pero aunque no lo creas, lo hago por tu bien, no puedo seguir siendo la misma persona que fui, lo hice por Zenda, perdí lo que más amaba en este mundo y no quiero hacerlo de nuevo... Escucha: «Si pudiste abrirte más a los demás sola, podrás salir adelante de cualquier caída... Recuérdalo, tú eres Kora Allen, mi mejor hermana mayor, la mejor ajedrecista de la historia... Lo tienes todo para triunfar en lo que sea que te propongas, confía en ti, cariño, y hazlo por ti también, eres única, no cambies jamás» —respondió Vlas, citando las palabras de Zenda en la carta que le había dejado a su hermana.

Al escuchar esto, Kora quedó quieta con su rostro escondido entre los brazos de Vlas por unos minutos. Esa frase otra vez había entrado en su mente.

—No sabía que habías leído la carta —dijo separándose de él, y limpiándose sus lágrimas con un pañuelo que sacó de su bolsillo.

—Ella me la leyó, quería saber qué opinaba, pero no pude decir nada, todos sus sentimientos estaban plasmados en ella, ¿Qué podría haber dicho yo que ya estaba vacío por dentro al saber que la iba a perder? ¿Qué podría haber dicho yo sabiendo que lo que ella sentía por ti jamás lo podré comprender? —preguntó Vlas, dirigiendo su mirada hacia el océano.

Las olas golpeaban con fuerza la arena. El atardecer comenzaba a dejarse ver, dejando en claro que la tarde caía, y la noche se acercaba.

—«Eres única, no cambies jamás», esas palabras me siguen dando escalofríos... Tengo mucho miedo de no poder seguir adelante, nunca me di cuenta de lo dependiente que era de Zenda, me hubiera gustado poder disfrutarla más, ella sí que realmente era única — respondió, haciendo lo mismo que Vlas. Sintió una última lagrima correr por su mejilla. Pero la limpió, y no lloró más.

—Ella todavía vive en ti, eran las dos partes de una sola, tenían una conexión especial, una conexión especial que ahora es más fuerte que nunca... Ahora es toda tuya, ella logró ver lo mejor de cada persona, también lo hizo en ti, y no sólo eso, sino que se fijó en ti más que en todos, y tenía razón, tú puedes lograr lo que te propongas; «No cambies jamás», y estoy seguro de que lograrás ser feliz. —Vlas se puso de pie.

Tomó un último suspiro, y limpiando la arena de sus pantalones comenzó a caminar de regreso a donde su hermano.

—¡¿Volverás?! —gritó Kora, apreciando como Vlas se alejaba, dejándola atrás.

—Si me esperas lo haré —respondió Vlas, siguiendo su camino, sin darse vuelta.

—Te esperaré hasta el fin del mundo si es necesario... No me voy a olvidar de ti jamás, Vlas Windsor —manifestó Kora, con determinación.

Esto ultimó dibujó una sonrisa en el rostro de Vlas.

—Entonces espérame, ten por seguro que volveré por ti... Kora Allen —fueron las últimas palabras de parte de Vlas que llegaron a Kora, antes de que se perdiera de su vista al momento exacto de que la tarde se acabó, dejando paso a esa separación que se resolvería en el futuro, con un incierto reencuentro... Que todavía se encontraba muy lejos.

 

KORA

 

 Lo había perdido, nunca imaginé que en un lapso tan corto de tiempo perdería lo que me hacía despertarme cada mañana, el motor de mi vida, y las personas que pensé que estarían conmigo hasta el fin de mis días... Lo más importante que alguna vez llegué a tener.

Zenda era la parte de mí que no podía estar unida a mi cuerpo, aquello que odiaba pero no podía dejar de amar al mismo tiempo, aquello que me hacía ser lo que era, aunque siendo algo externo a mí, aquello que me daba vida, siendo ella misma... Mi todo.

Vlas era mi antítesis, todo lo contrario a lo que quería ser, pero a la vez lo que necesitaba para balancear mi vida, un pequeño descanso a mi mente, un poco de humor, un poco de cariño, un poco de todo, con él no solo conocí el valor de una amistad, sino también que me conocí más a mí misma, y el valor de lo que yo significaba para los demás.

Jamás se lo quise decir a ninguno de los dos, ya que no demostraba emociones más que la felicidad de amar los momentos que pasábamos juntos, porque siempre tuve el miedo de perderlos y me intentaba convencer a mí misma de que no lo haría, evitando la melancolía o la tristeza, ellos me la quitaban con solo un abrazo. Pero los amaba, los amaba más que a nada en el mundo. Y al verlos irse, al no tenerlos conmigo, entendí que hice mal en sólo quererlos a ellos, jugaba ajedrez sólo para evitar pensar en mi futuro, me daba miedo enfrentarme sola al mundo que veía, luego de irme de Basil y alejarme de todo lo que genuinamente quería, solo me aferre a Zenda, y al estar ella aferrada a Vlas, termine haciendo lo mismo.

No iba a permitir atascarme en eso, quizás ya no tenía una razón para seguir adelante, pero no perdería mis ganas de vivir, encontraría una nueva, ya que perder algo era la mejor forma para empezar a buscarlo otra vez. Quería volver a verlo, y para eso debía dejar de estar atada a ellos, seguir adelante y aprender a valerme por mí misma. Planeaba dejar un poco de lado lo que me hacía ser Kora, cambiar de aires, pero sin dejar de ser yo misma, no comenzaría todo desde cero, pero haría lo posible para demostrar que las palabras de mi hermana eran ciertas, y que yo era capaz de ser lo que quisiera.

Quizás nunca tuve una esencia única, ella estuvo siempre ahí, pero no importaba, porque lo que si tenía era tiempo para crear una y exprimirla al máximo, ya que luego de lo sucedido con Zenda lo entendí... La vida era efímera, haberla perdido me dio una gran lección: No debía atarme al pasado, este se iría junto conmigo algún día, y no quedaría nada más que arrepentimientos. Solo importaba mi presente, y lo que quería ser, porque la vida se vivía a cada momento... Por eso, solo viviría con una pregunta en mi mente: ¿Qué quiero ser? Y buscaría una respuesta, quizás por la eternidad, pero jamás daría marcha atrás. Desde este día daría un paso hacia adelante, y seguiría sin mirar hacia atrás, porque Zenda caminaría conmigo. Lo había perdido todo sin poder hacer nada, y eso no volvería a pasar.

—Espérame en lo alto, Zenda, yo también te mostraré mi sueño hecho realidad.

 

VLAS

 

 Esa era mi última cuenta cerrada en Remia. Había aceptado mi dolor y vivir por siempre con la carga de la muerte de Zenda. Nunca olvidaría eso, pero tampoco me podía aferrar al pasado, sufrí lo suficiente como para comenzar a apenas entenderme a mí mismo y darme cuenta de que no debía ni podía hacer feliz a todos, solamente a aquellos a quienes más quería y apreciaba, y le había dejado a Kora ese último momento que esperaba atesorar en una instancia de mi vida, que ya había llegado a su final.

Sólo me quedaba partir, y hacerle frente a mis propios fantasmas y demonios internos que fui cosechando con el paso de los años en los que Zenda me alejaba de esos sentimientos. Iba a ser un largo y complicado camino, porque iba a comenzar otra vez desde cero, aprender, a prueba y error, lo que quería para mi vida. Pude entender que por más que lo deseara, las cosas no siempre saldrían bien, y sólo debía seguir hacia adelante sin mirar atrás.

Zenda no volvería, eso lo tenía bien en claro, lo único que me quedaba de ese recuerdo era Kora, y me había prometido a mí y a ella no lastimarla ni dejarla caer sola, esa era la razón por la que debía irme, debía irme a vivir por mí, o al menos comprender lo que significaba esa frase, que se había vuelto mi lema de vida. Debía irme, para sanar, para seguir adelante, y para algún día volver a verla, siendo una persona nueva, demostrando que por más que el mundo nos intente destruir, podremos salir adelante... A pesar de todo.

 —Porque así es la vida... Así siempre será.

 

Parte I: El Scire – Fin.

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