Tengo que enseñarle una lección

—Pequeña Xue, hemos llegado a tu casa. —dijo Xiao Tian.

Lin Xing Xue volvió en sí tras escuchar sus palabras. —¿Ah? ¡Oh!

Entonces Lin Xing Xue salió del coche y entró inmediatamente a su casa sin decir una sola palabra a Xiao Tian.

Xiao Tian no la culpó cuando ella se olvidó completamente de él porque sabía que tenía la mente hecha un lío en ese momento.

Entonces Xiao Tian salió del coche y entró a su casa también. Cuando estaba en la sala de estar, Xiao Tian vio a Lin Xing Xue sentada en el sofá mientras sostenía la foto de su hija y la miraba.

Xiao Tian se dirigió inmediatamente a la cocina porque quería preparar la comida para ella. Tras un breve momento, Xiao Tian regresó a la sala de estar con una porción de comida saludable y agua en sus manos.

Después de poner la comida y el agua en la mesa, Xiao Tian encendió la televisión, esperando que pudiera reducir la tristeza en su corazón.

—Pequeña Xue, come primero —dijo Xiao Tian mientras intentaba alimentarla con la comida.