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Capitulo 132- ¡El infierno en Marineford!

"No, hipo~ ¿Cómo podría ser?, no tengo una idea rebelde primer oficial, capitán" 

"Miau~ Capitán, Primer Oficial, les aseguro que no pienso en incumplir el acuerdo". 

El Conde Rojo, con una sonrisa gélida, se limitó a observar cómo estos dos se apresuraban a defenderse, revelando su inseguridad. 

No se especificaba a quién iba dirigida la advertencia, pero la reacción nerviosa de ambos era evidente. 

Mientras tanto, Crocodile y Shiryu desde el principio habían aceptado el acuerdo permanecían tranquilos. 

"Hum..." Karl dejó escapar un leve resoplido, su mirada fulminante. Sin hacer un movimiento visible, una poderosa oleada de su Haki del Conquistador se extendió, ignorando a todos los demás y golpeando directamente al Pizarro y Vasco Shot. 

El control de Karl sobre su Haki del Conquistador era tan preciso como letal. 

"Esto es solo un castigo menor. La gran batalla está cerca. ¡No me obliguen a hacer algo más drástico y acabar con ustedes antes de tiempo!", advirtió Karl, con una frialdad que les heló la sangre. 

"Sí, vicecapitán..." 

Karl no tenía paciencia con aquellos que se mostraban desleales tan rápido. 

Una muestra de autoridad era la mejor medicina para tales rebeldes. 

Lo que realmente sorprendió a Karl fue la actitud de viejo pirata. 

Las acciones del Conde Rojo y el Vicecapitan hicieron que estos dos presos se quedaran tranquilos y callados no sean que provoquen un desastre. 

Ambos tampoco tenían más pensamiento por miedo de la leyenda pirata, el Haki de Redfield podía leer sus verdaderas intenciones y decírselas al monstruo de Karl. 

Incluso los ambiciosos Crocodile y Shiryu, que solían mantener una postura más desafiante, estaban reconsiderando cualquier intento de rebelión. 

Si el Conde Rojo, un legendario pirata, se había unido a la causa de Karl y Barbanegra, ¿qué posibilidades tenían ellos de imponerse? 

"¡Zehahahahaha, ya estamos aquí!" 

Karl dejo a los dos presos y vio la imponente Puerta de la Justicia alzarse frente a ellos. 

Una voz llena de incrédula se escuchó por la estación de radio del barco: 

"¡Piratas! ¿Cómo han entrado usando la corriente Tarai?" 

"¿A quién le estás gritando?", rugió Barbanegra, agarrando el den den mushi comunicador con fuerza. 

"¡Soy uno de los Oka Shichibukai! ¡Estoy aquí para apoyarlos a ustedes, los Marines! ¿Por qué no me dejan entrar? ¡Zehahahaha!" 

La voz de Barbanegra retumbaba por el intercomunicador, dejando claro que no estaba acostumbrado a que lo cuestionaran de esta manera. 

"¿Shichibukai?" 

"Por favor, espere un momento. Debo informar al Almirate de Flota Sengoku de inmediato." 

El tono del marine cambió al darse cuenta de la importancia de la situación. Rápidamente, tomó el den den mushi y marcó el número directo de Sengoku. 

"¿Qué? ¿Barbanegra y Karl están aquí?" 

"¡Rápido, déjenlos entrar!" 

Sengoku pensó que por fin tendría un respiro desde que inicio la guerra; sin embargo, lo que no sabía era que abrir las puertas para estos piratas no traería solo apoyo, sino un mal más grande. 

"¡Finalmente están aquí!", murmuró Sengoku, mientras cortaba la comunicación. 

Desde la plataforma de ejecución, el semblante serio del almirante desapareció por un momento, reemplazado por una ligera emoción. 

 "Esto debería aliviar algo de la presión..." 

Sengoku suspiró profundamente, sintiendo que la carga de la batalla se hacía más ligera con la llegada de los nuevos refuerzos. Observó el caos que se desataba en el campo de batalla bajo sus pies. 

¡La lucha entre los Piratas de Barbablanca y los Marines esta al rojo vivo! 

Toda la bahía de Marineford se había convertido en un campo de batalla sangriento, con gritos de muerte resonando por todas partes. 

 El hielo, creado por la "ayuda" de Aokiji y Barbablanca, cubría lo que antes era agua de mar, proporcionando una plataforma sólida donde los piratas y los marines se enfrentaban ferozmente. 

Docenas de barcos piratas bajo el mando de Barbablanca ya habían atravesado las defensas exteriores y desembarcado en el hielo, enfrentándose cara a cara con los soldados de la Marine. 

En medio de todo, Aokiji y Kizaru se lanzaban "ataques implacables" desde el aire hacia Barbablanca y sus subordinados, pero los comandantes de Barbablanca chocaron y bloquearon estos ataques. 

Desde lo alto de la plataforma de ejecución, solo quedaban Sengoku, Garp y el Almirante Akainu sentado vigilando el caos bajo ellos. 

"El momento ha llegado" 

"Ahora que Barbanegra y Karl han llegado, es hora de lanzar un ataque a gran escala contra los Piratas de Barbablanca." 

"Sakazuki, ¡comencemos!" 

Al escuchar la orden de Sengoku, Akainu no dijo nada. 

Simplemente se puso de pie, observando desde lo alto a la gran multitud de piratas que llenaban la bahía, con una expresión cruel brillando en su rostro. 

"¡Corten la transmisión en vivo hacia el mundo exterior, esto es demasiado fuerte para que el mundo lo vea!" ordenó Sengoku a través del den den mushi. 

Marineford estaba a punto de mostrar su verdadero rostro cruel. 

 La "verdadera cara" de la Marine estaba por mostrarse, y era demasiado brutal para ser presenciado por el público mundial. 

En un abrir y cerrar de ojos, Akainu levantó los puños, y de ellos comenzó a derramarse magma ardiente y carmesí, cubriendo rápidamente sus brazos. 

"¡¡ Ryusei kazan!!", rugió con toda su fuerza, mientras lanzaba al cielo enormes bolas de magma que ascendían como un enjambre de meteoritos. 

Los piratas, que aún cargaban hacia la plaza, no se habían dado cuenta del peligro inminente que se cernía sobre ellos. 

Mientras tanto, los marines, siguiendo la orden de Sengoku, comenzaron a retirarse ordenadamente fuera del alcance de la bahía, dejando a los piratas expuestos. 

El cielo pronto se oscureció, cubierto por una lluvia de cenizas volcánicas, lo que finalmente despertó las sospechas de los piratas. 

 Miraron hacia arriba, con una creciente sensación de pavor. 

Cuando el primer puño gigantesco de magma apareció en su campo de visión, ¡los piratas finalmente entendieron el horror que los aguardaba, pero ya era demasiado tarde! 

"¡No…!" 

"¡¿Qué es esto?!" 

"¡Rápido, salten al mar! ¡No dejen que esto los toque!" 

"¡El mar está hirviendo! ¡Corran hacia la plaza, aquí no podemos quedarnos!" 

Marineford se había convertido en un verdadero escenario apocalíptico. 

Sengoku había dado la orden de cortar la transmisión porque sabía que el mundo no debía ver la brutalidad con la que la Marine estaba dispuesta a acabar con los piratas. 

Bajo el bombardeo implacable del Volcán Meteorito, los piratas huyeron desesperadamente hacia la plaza central, buscando evitar el ataque. 

"¡Levantad el muro circundante! ¡Encerrad a los piratas y no los dejéis llegar a la plaza!" 

De inmediato, un alto y sólido muro circundante comenzó a elevarse, aislando por completo a los piratas de la Marine y sellando su escape. 

Este muro no solo los atrapaba, sino que también estaba equipado con innumerables cañones apuntando directamente a los piratas, listos para exterminarlos. 

"Zehahahahaha, ¡la estrategia de la Marina realmente me está ensenando!" 

"¿Quién dijo que no? El Almirante de Flota Sengoku, conocido como El General Estratega, ha creado el verdadero Infierno Carmesí para los Piratas de Barbablanca...", respondió otra voz sarcástica, llenando el aire con una tensa expectativa. 

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