—El primer disparo le dio al Alfa directamente en la cara, pero el Alfa ni siquiera se inmutó. El disparo apenas le rompió la piel, y tras un par de gotas de sangre, la herida se curó completamente. Lex tuvo ganas de maldecir, pero en vez de eso, concentró su fuego en los otros lobos detrás del Alfa mientras se retiraba. Solo había retrocedido unos pasos cuando sintió su cuerpo tenso, ¡sus instintos gritándole que esquivara! Lex no dudó en lanzarse hacia un lado, pero aún así fue demasiado lento. Sintió algo golpearlo en el pecho, lanzándolo a un lado. El aire salió de su cuerpo, y vomitó por todo el suelo tan pronto como aterrizó. Sin embargo, no dejó que eso lo detuviera, ya que metió la mano en su mochila y sacó su última granada aturdidora. Presionó el botón y comenzó a correr - o a tambalearse - lejos de los lobos.
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