—¿De qué estás hablando? —preguntó Nial mientras su sonrisa flaqueaba.
—El niño en la foto es Killian, el hijo de Maline y mío. Falleció hace 22 años, solo unos días antes de que Maline te encontrara... —respondió Miles. Su voz temblaba y se iba apagando a medida que hablaba.
Pero Nial podía escucharlo todo.
—Estaba enfermo y no podíamos costear la medicina para tratarlo. Solo espero que no haya sufrido tanto como mi maravillosa esposa. Maline estaba tan atormentada por la pérdida de su hijo que a menudo iba a los parques donde siempre jugaban. Se quedaba allí durante varios días sin comer ni beber nada, y tampoco dormía...
Los labios de Nial se contrajeron y no fue capaz de forzar una sonrisa en su rostro.
¿Es eso real?
Aunque no quería saber lo que su padre estaba a punto de decir, Nial podía adivinarlo. No obstante, su expresión se transformó en una mueca aún peor cuando las mismas palabras que no quería escuchar de la boca de su padre llegaron a sus oídos.
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