Las formas de los Dos Dioses Rebeldes se transformaron en partículas de luz, disolviendo su existencia física y espiritual en estos puntos indistintos de luz.
Las partículas de luz volaron detrás de Caen, siendo absorbidas por una de las gemas en la espada de Caen.
—¿Mandaste a todos lejos? —preguntó Caen a uno de los Miembros del Alto Consejo.
—Lo hicimos. Pero, ¿realmente teníamos que enviarlos lejos? ¿No sería mejor que nosotros nos fuéramos y atrajéramos a los enemigos a otro lugar en su lugar? —respondieron.
Los Miembros del Alto Consejo no entendían la razón detrás de la decisión de Caen. Todo estaba listo. Todos estaban preparados y motivados para la Guerra.
Los Niños y los aldeanos ordinarios fueron enviados al sótano subterráneo para esconderse, pero en el último momento, Caen cambió de opinión.
Caen ordenó a todos escoltar a los jóvenes dioses y a los Aldeanos a una ubicación distante en el Mundo del Sur, lo más lejos posible.
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