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Marea de monstruos: Luchando una vez más

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Después de correr durante bastante tiempo, Valyr finalmente llegó a donde ahora se encontraba la sección este, jadeando por un poco de aire una vez que reconoció a un par de personas conocidas en su campo de visión.

Mientras recuperaba el aliento, Mist se acercó a él, lo que hizo que Valyr se volviera hacia ella antes de darle un rápido pulgar hacia arriba.

Asintiendo en respuesta, ella luego le dijo a Valyr que la siguiera, solo para que los dos se detuvieran cerca del límite de la línea defensiva de la sección este.

Soltando un ligero suspiro, Mist miró a Valyr con una expresión de alivio escrita en todo su rostro. —Para ser honesta, pensé que no llegarías a tiempo antes de la cuarta ola.

Como respuesta, Valyr observó el campo de batalla frente a ellos, notando rápidamente que solo quedaban un par de docenas de monstruos por matar antes de que comenzara la cuarta ola. Con eso en mente, no pudo evitar dejar escapar mentalmente un suspiro de alivio por haber terminado su mejora a tiempo. —Bueno, yo también pensé que no llegaría a tiempo.

Al oír eso, una ligera sonrisa apareció en el rostro de Mist por un momento, solo para desaparecer mientras miraba fijamente el campo de batalla con solemnidad. —Sé que esto puede sonar desagradable a los oídos, pero seremos nosotros los que tomaremos la iniciativa para la cuarta ola.

—¿Sólo nosotros dos otra vez? —Valyr levantó una ceja.

Mist negó con la cabeza en respuesta. —Aunque nosotros dos estaremos en movimiento de nuevo, estaremos acompañados por todos los demás que estén en el Rango 1.

Girándose para ver quién los acompañaría, Mist no pudo evitar rascarse la cabeza antes de soltar un suspiro. —Aunque, el número de personas en la aldea que tienen una clase de Rango 1 solo están en los bajos dos dígitos, alrededor de 30 o algo así. Si agregamos el hecho de que todos ellos tienen que trabajar en grupos de tres contra la ola venidera, probablemente seremos nosotros quienes hagamos la mayor diferencia otra vez.

—Es una pena que nuestras fuerzas estén tan limitadas, pero tenemos que arreglárnoslas con lo que tenemos.

Después de que Mist terminó de decir esas palabras, el silencio cubrió el entorno, lo que por alguna razón hizo sentir incómodo a Valyr. Sacando la lanza detrás de su espalda, decidió echar un vistazo y ver cómo se encontraban todos mientras también estaba atento al progreso en el campo de batalla.

En un instante, le llamó la atención que casi todos detrás de la línea defensiva tenían expresiones sombrías en sus rostros. Ya fueran aquellos en la fila para luchar contra los monstruos de la cuarta ola, o aquellos que acababan de regresar de luchar contra los monstruos de la tercera ola, todos parecían desalentados, como si hubieran aceptado algo antes de que tuviera la oportunidad de suceder.

—¿Qué pasa con el ambiente sombrío? —Curioso, Valyr decidió preguntarle a Mist a su lado.

Sorprendentemente, en respuesta a la pregunta, Mist le dio una sonrisa amarga. —Cierto. Casi olvido que es la primera vez que ayudas a la aldea contra una marea de monstruos.

—Bueno, para responder a tu pregunta, la cuarta ola es cuando las fuerzas de la aldea finalmente están tan dispersas que los monstruos inevitablemente pasan a través del campo de batalla y finalmente causan un daño considerable a la aldea. —Dejó escapar un ligero suspiro—. Aunque, realmente no tenemos nada para evitar que suceda. Los que tienen la fuerza para lidiar con la cuarta ola están en el campo de batalla, mientras que los que se quedan detrás de la línea defensiva son todos más débiles que los monstruos que irrumpen.

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—Podríamos hacer que los de la línea defensiva den todo de sí para asegurarse de que la aldea no sea golpeada, pero eso solo significaría acumular sacrificios que podrían haberse evitado en primer lugar —Myst miró a Valyr—. Después de todo, es más fácil reemplazar partes rotas de la aldea que encontrar más gente para defender la aldea.

—Aunque, eso no significa que hayamos aceptado el hecho de que estamos indefensos contra la cuarta ola y las olas que siguen. Ni un poco —mientras decía esas palabras, una tenue intención de matar emanaba de ella, desenfundando lentamente su espada—. Aún vamos a darlo todo para matar a todos los monstruos que podamos.

—Por el bien de la aldea.

Tras escuchar las palabras de Mist, Valyr no pudo evitar apretar fuertemente su lanza de madera, preguntándose si su presencia en esta aldea estaba ayudando a reducir el daño que la aldea recibía de la marea de monstruos. Después de todo, era solo una persona. Solo había tanto que podía hacer con su actual nivel de fuerza, algo de lo que se enorgullecía, pero sabía que no cambiaría mucho el destino de la aldea al final de la marea.

Justo cuando las dudas en su mente se intensificaban con respecto a su participación en la defensa contra la marea, Valyr miró a las personas detrás de él, notando que algunos de ellos lo estaban mirando. Solo con sus miradas, rápidamente sintió que estas personas habían depositado toda su confianza en que haría todo lo posible por defender la aldea de los monstruos de la cuarta ola tanto como fuera posible. Por supuesto, él no era el único receptor de este tipo de miradas. Mist, Tristán, Damián, todos los que tenían una clase de Rango 1 sentían estas miradas detrás de ellos, sintiéndose como si varias manos intangibles empujaran en su espalda, incitándolos a avanzar.

Dándose cuenta de esto, Valyr miró su lanza de madera mejorada antes de cambiar su mirada al campo de batalla. Concentrando su atención en la próxima ola de monstruos con la que él y los demás lucharían, tomó una respiración profunda antes de dejar escapar un ligero suspiro, una intención de matar emanando gradualmente a su alrededor.

...

—¡Hombres! Ya que la cuarta ola está a punto de sobrevenirnos, ¡es hora de que hagamos los preparativos adecuados! —como el número de monstruos en el campo de batalla ahora era menos de diez, Mist, así como los líderes de las otras dos secciones, decidieron prepararse para la ola venidera, sabiendo que el objetivo de su próxima lucha era reducir tanto como fuera posible el daño que recibiera la aldea—. ¡Todos aquellos que estén cerca y en el límite del Rango 0, ustedes formarán la primera línea de defensa de esta sección! Agrúpense de a cuatro y ataquen a cualquier monstruo que pase por la línea defensiva!

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—Sin embargo, no sean tontos como para sacrificar su vida por solo un monstruo. Si sienten que no están a la altura para enfrentarlo, dejen que embista contra las murallas de la aldea antes de atacarlo por la espalda —la voz de Mist era firme, lo que hizo que todos los que la escucharon prestaran atención a sus órdenes—. Aquellos que no estén incluidos en la primera línea de defensa, ¡admiro su valentía por seguir aquí! Ustedes formarán la segunda línea de defensa. Su objetivo es ayudar a la primera línea a matar cualquier monstruo que pase lo más rápido posible.

—¿Me he dejado entender?

—¡Sí, señora! —varias voces respondieron a su pregunta al unísono, la atmósfera sombría que los rodeaba hace un momento ahora desaparecida. En su lugar, lo que la reemplazó fue un sentimiento de inmensa determinación, una determinación para asegurarse de que su aldea no sucumbiera a la tiranía de la marea de monstruos.

Asintiendo con satisfacción, Mist luego enfocó su mirada en los que la acompañarían a ella y a Valyr al campo de batalla —. En cuanto a ustedes, se agruparán de a tres contra los monstruos. Al igual que lo que dije antes, no sean tontos como para sacrificar su vida por solo un monstruo. Si saben que no pueden luchar contra él, simplemente retírense.

—¿Está claro?

—¡Sí, señora! —a diferencia de antes, solo unas pocas voces respondieron al unísono a la pregunta de Mist. Sin embargo, el sentimiento inquebrantable de antes todavía estaba presente.

Una vez que terminó de hablar, Mist echó un vistazo a Valyr, quien le devolvió el gesto asintiendo en respuesta. Al ver eso, ella tomó una respiración profunda antes de mirar a los demás, asintiéndoles antes de empezar a dirigirse al campo de batalla. Naturalmente, los demás siguieron su ejemplo, acompañándola mientras todos ellos miraban a los monstruos a los que se enfrentarían, sabiendo que tenían que darlo más allá de todo su esfuerzo.

—¡Adelante!

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