Después de esperar un rato, John comenzó a mostrar cierta impaciencia.
Al girar su mano, apareció un objeto que se parecía a un diente de bestia roto.
Era el Diente de Fias que la Casa de Subastas Viento Matinal le había obsequiado anteriormente.
—Fias, en este punto, ¿realmente necesito activar esta cosa para que abras los ojos? —preguntó John, su voz serena.
Mientras hablaba, sostenía el diente.
El dragón sumergido en el magma finalmente comenzó a moverse, sus ojos cerrados temblaron ligeramente antes de abrirse de golpe.
Las pupilas verticales doradas, como dos grandes faroles, brillaban intensamente en el magma carmesí.
—Humano, ¿por qué tienes este diente en tu posesión? —resonó una voz profunda en las profundidades del magma.
La voz sonaba cansada, pero llevaba un fuerte matiz de edad.
John se rió de esto, replicando, —Siempre tiene que ver el ataúd antes de derramar una lágrima, ¿eh? Estás claramente despierto, ¿por qué seguir con este acto de dormir?
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