Elisa sostuvo la mano de Ian mientras caminaban por el camino del Infierno. El Infierno era inesperadamente silencioso, más pacífico de lo esperado. En algún lugar de su corazón, había esperado que la muerte y los humanos castigados estuvieran expuestos a lo largo del camino. Salvo por el peligroso acantilado, el interminable río de fuego y los demonios de aspecto aterrador, eran bastante calmados.
—¿Es siempre tan pacífico el Infierno? —preguntó Elisa con curiosidad a Ian al ver a algunos demonios mirándolos antes de apartar la vista en cuanto se dieron cuenta de que al lado de ella estaba un demonio de alto rango.
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