Ilyana cavó más profundo. Su corazón tropezó cuando el pánico crudo se apoderó de él. El sudor le recubría la frente mientras recogía la ropa y comenzaba a lanzarla salvajemente para encontrar su poción. Nadie sabía de ella, ni siquiera Theodir. Había mantenido eso en secreto durante tantos años. Sus manos pasaban más a fondo a través de todos sus vestidos y joyas, pero no podía encontrar la pequeña caja de terciopelo en la que la había guardado. El pánico se salió de control mientras su respiración se volvía entrecortada. ¿Dónde fue a parar la caja?
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