Anastasia inclinó su cabeza con un ceño fruncido—. ¿Qué les pasó a los cuadros? —Sintió de nuevo esa extraña premonición.
Íleo se sentó a su lado y la ayudó a acomodarse sobre las almohadas. Estaba pálida y tan frágil que su corazón dolía—. Después de que te desmayaste, los teletransporté al cuarto de Iona. Se suponía que estuvieran amontonados en un rincón, pero estaban alineados en una pared. Las criadas ahora tienen miedo de entrar a la habitación porque oyen ruidos extraños y siseos que emanan de los cuadros. Madre ha lanzado hechizos alrededor de la habitación por el momento y nadie tiene permitido entrar.
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