—¡Las tres bestias sagradas son en realidad gatos! —Finley se golpeó el pecho con orgullo, tratando de tranquilizar a Ainsley. No sabía que, una vez que lo dijo, Ainsley casi lo lanza lejos del árbol.
—¿Un gato? ¿Un maldito gato? ¿Acaso mi boca es un pico de cuervo?
Ainsley no podía creer lo que escuchaba. Miraba a Finley con ojos llenos de duda.
—¿Cath? ¿Ish ith tlue? (¿Es cierto?) —Ainsley ladeó la cabeza mientras lanzaba una mirada fulminante a Finley. Si Fin decía que era solo una broma, ¡lo abofetearía hasta la muerte!
Contrario a sus expectativas, Finley asintió con solemnidad.
—Es cierto. No estoy mintiendo. Solo pregunta a tus 7 grandes ancianos. Te dirán lo mismo. De todos modos, puedes conocerlos en cualquier momento si los ancianos lo aprueban —continuó Finley con su explicación.
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