Desbloqueado un pervertido

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Mo Qiang no quería aplastar el espíritu de este pequeño sapo, pero pensó que era mejor que él aprendiera sus propias capacidades. Tenía suerte de haberse encontrado con ella, si hubiera sido alguien más lo habrían castigado por hablar demasiado.

Echó un vistazo al pequeño sapo que infló su pecho y se dio dos golpecitos en el pecho inflado antes de girar sobre sus pequeños pies y luego caminar hacia el océano. Viéndolo tomar pasos más pequeños que una aguja, Mo Qiang sintió una mueca en sus labios; sin duda, era su culpa esperar demasiado de él.

—¡Croaky! —Justo cuando se perdía en sus pensamientos y sus ojos vagaban, escuchó al pequeño sapo croar, lo que la hizo girar la cabeza para mirarlo.

—¿Eh? ¿Me estás diciendo que preste atención a ti? —Mo Qiang preguntó con un parpadeo de sus ojos y para su sorpresa, el sapo asintió con toda la seriedad en su pequeña cara mientras decía:

—Croaky, croak, croak.