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Capitulo 26: Recuerdos fragmentados(Especial de 100 PS)

Nota del autor:

Hola a todos, lamento la demora, como dije en el capitulo anterior, prometí traer el especial de 100 piedras de poder, así que lo prometido es deuda. 

Aqui les dejo el capitulo especial en forma de fragmentos de recuerdos que habla del pasado de Maxwell Ferris, uno mas claro que el otro, como sea, espero que disfruten de este capitulo especial de 5000 palabras, me esforcé mucho para sacar este capitulo :V pero si se preguntan por la continuación de la historia principal, no se preocupen que pasado mañana o mañana traigo el siguiente capitulo, o quien sabe, mas rato publique el otro capitulo.

Espero con ansias sus piedras de poder, comentarios y reseñas, porque ya quiero ver la valoracion que obtengo por parte de WebNovel.

Gracias a:

@Claudia_Rodriguez_9408 

@DaoistlNLKZ2 

@Daoist1zHlI3 

@David_Matus 

@kev1n_777 

@Tomas_Serrano 

@Daoist872cwW

@Maru_Bonilla

@Lorena_Alvis

Gracias a todos por su apoyo.

-Lidenskap

X

[...Recuerdo recuperado del anfitrión…iniciando fragmento de recuerdo…]

Redgrave, EEUU, 8 de Junio de 2022(Pasado)

En una trinchera improvisada en la ciudad de Redgrave, la ciudad de neón y el vicio, ahora devastada por criaturas demoníacas, un escuadrón de militares se encontraban en unas calles cerradas, resistiendo desesperadamente la oleada aparentemente interminable de demonios. Las ametralladoras crujían, pero la munición escaseaba. Su objetivo: ganar tiempo para que los refugiados en la tienda detrás de ellos escaparan.

Los demonios avanzaban, implacables. Algunos soldados vacilaban, sus ojos reflejando el terror. Pero el comandante los reprendió con voz ronca: "¡No abandonen sus puestos! Si ceden, todos moriremos".

La gente detrás de los dos militares estaban desesperados, buscando salidas por todo el establecimiento, buscando una salida trasera frenéticamente pero no encontraban nada hasta que una niña dio un grito de alegría al haber encontrado una puerta bloqueado por estantes y otros muebles, los adultos cercanos no pudieron dar un suspiro de alivio y con gran determinación los adultos jóvenes y más fuertes comenzaron a mover los pesados muebles con gran determinación para salir de este infierno pero a medida que lo hacían los disparos comenzaban a disminuir y los gritos desgarradores provoca tensión y aprensión en los adultos que estaban quitando los obstáculos de la puerta.

Con gran esfuerzo los adultos lograron quitar de su camino el obstáculo que bloqueaba la puerta que los llevaría a su salvación, un señor con ropas empresariales empapado de sudor al ver la puerta libre empujo a la niña que en primer lugar encontró la salvación del grupo, algunos ancianos se preocuparon por la niña y fueron a levantarla, los adultos que quitaron los obstáculos al ver esto quisieron replicar pero fueron sorprendidos por la fuerza del asalariado que los hecho a un lado para abrir la puerta.

Los demás del grupo al ver las acciones del asalariado se enfurecieron y quisieron reprenderlo pero chillido inhumano detrás de ellos callo cualquier queja, algunos imitaron el ejemplo del asalariado y empujaron a las personas que estaban estorbando en su camino, ocasionando una estampida que provocó lesiones para los niños como ancianos del grupo, algunos adultos que quitaron los obstáculos de la puerta vacilaron al ver cómo las criaturas demoníacas ya había liquidado la resistencia de los militares y siguieron el ejemplo de los demás escaparon despavoridos hacia la salida.

Algunos de ellos al ver las acciones del resto se enfurecieron por tal acto cruel y vil hacia los desamparados e inmediatamente fueron a atender a los ancianos y niños junto a algunos civiles que no siguieron el ejemplo de los demás que se fueron despavoridos hacia la salida trasera. aun cuando sabían que estas acciones los conducirán hacia su muerte pero no les importo con tal de ayudar al prójimo. 

Pero en eso gritos horrorizados llegaron a oídos de todos los que aún se quedaron en la tienda, mecánicamente uno de ellos volvió su mirada hacia la puerta trasera y vio con horror como una gigante mantis religiosa hecha de carne y algo que se asimila a un exoesqueleto insectoide con rostro humano en lo que debería ser su frente, en sus mandíbulas se encontraba el cadáver del asalariado que empezó la embestida, siendo drenado de su sangre hasta quedar esquelético, sus ojos habían sido absorbidos con deleite por la monstruosa criatura que soltó un chillido amenazador al ver a la gente dentro de la tienda.

La niña, que había descubierto una salida que parecía poder liberarlos de la pesadilla, al final resultó que los conducía de regreso al mismo infierno del que desesperadamente intentaban escapar.

El grupo retrocedió con miedo impresos en sus rostros, algunos niños sollozaban en silencio en busca de consuelo en los adultos y ancianos que los cubrían de la vista de los demonios, otros simplemente lloraban fuertemente por el miedo que sentían y llamaban a sus padres, algunos adultos que resultaron ser sus padres fueron a calmarlos o al menos intentarlo pero otros simplemente miraron impotentes al ver que el resto de niños que clamaban por sus padres no vendrían, ellos ya habían muerto o simplemente los habían abandonado a su suerte.

En eso escuchan el sonido de cristales rompiéndose detrás de ellos, algunos voltean y miran con desesperanza como los demonios que deberían estar siendo retenidos por los militares, avanzar con deleite y hambre ante ellos. Esto dejaba en claro una cosa: Los militares habían muerto.

La niña que veía horrorizada todo este escenario no pudo soportar ver esto, sentía tanta frustración, tanta ira e impotencia que parecía que se asfixiaba.

Ella era débil y no podía hacer nada ante los demonios que avanzaban con pasos mesurados, disfrutando de las expresiones del grupo de civiles desesperados y temerosos. 

Pero a pesar de esta situación en la que la niña se encontraba, el miedo y horror en ella comenzaban a cambiar poco a poco, el odio e la ira comenzaban a brotar a niveles desorbitantes, emociones tan fuertes que una niña de su edad no debería sentir. Ella sentía un gran odio por los demonios que se llevaron a sus padres e ira hacia sí misma al no poder hacer nada por sus progenitores ni por la gente buena a su alrededor, que aun ante esta situación, ellos se interponen en el camino de los demonios hacia ella.

Tanto era su odio e ira que no pudo evitar soltar un grito. La gente alrededor de la niña no pudieron evitar retroceder ante su grito pero su mirada, era casi enloquecida, los adultos temieron que algo malo le haya pasado a la niña.

Los demonios que estaban ansiosos por devorar a los humanos se sintieron desconcertados por el grito que había soltado la niña, un grito que no transmitía el miedo que los demonios esperaban tan ansiosamente de la cría humana ante ellos, no, era uno de odio hacia ellos. 

Los demonios sintiéndose desafiados y burlados por la niña humana de no más de 9 años, soltaron un chirrido estridente en conjunto que hizo sangrar los oídos del grupo restante de civiles del que comenzaron a caer poco a poco en la inconsciencia y algunos pocos solo pudieron gritar de dolor ante tal estridente e inhumano grito.

Pero la niña aun con la sangre que emanaba de sus oídos y sus piernas temblorosas, agarró un cuchillo de cocina tirado y una taza que luego tiró a uno de los demonios, callando a los demonios, un acto de osadía que fue respondido con la embestida de la grotesca mantis religiosa que había devorado al asalariado anteriormente.

Ante tal vista de su inminente muerte, la niña reafirmó su agarre del cuchillo en su manita e intentó apuñalar al demonio al correr hacia la criatura, aunque hiciera poco o nada para lastimar al demonio con el cuchillo, ella estaría satisfecha si le causaba algo de dolor a cambio de su corta vida.

Fue ahí que un gran estruendo llenó toda la tienda, como si un relámpago cayera cerca de ellos.

Una mancha roja atravesó las puertas de la tienda e hizo estallar a la mantis religiosa en plena embestida, sin poder saber que lo mató y cuando.

La niña que corría en dirección al demonio se quedó en shock al ver que el demonio insectoide fue reducido a una nube sangrienta frente a sus ojos.

Ella parpadeó unos segundos y miró la causa de tal evento, al igual que todos los civiles presentes y demonios que rodeaban al grupo.

Un joven de cabellera blanca con unos hermosos ojos azules mirando divertido a la niña con un cuchillo, su gabardina roja que ondeaba por el viento que entraba por los huecos y ventanas rotas, su sonrisa jocosa y exasperante aliviaron la tensión de los niños pero trajo cautela y desconfianza a los adultos y ancianos.

—Vaya, vaya, mira que encontramos aquí. Pepe el grillo y su banda de matones, intimidando a una niña, vaya que los demonios de hoy en dia si que cayeron tan bajo.— Hablo pretenciosamente mientras miraba a los demonios que comenzaron a rodearlo pero el solo resopló divertido por las acciones de las criaturas demoníacas, pero en eso su mirada nuevamente cayó en la niña frente a él

—Dime mocosa, estos tontos te estaban molestando? Si es así, déjame encargarme de ellos por ti.— Su actitud despreocupada del joven de gabardina roja desconcertaba a la niña, dejándola confundida por lo casual que era mientras señalaba a los demonios detrás de él con un pulgar, como si las cosas que mataron a sus padres no fueran criaturas del averno sino, solo simples matones a los que el peliblanco podría encargarse fácilmente, pero aun asi, ella solo pudo asentir tontamente sin saber que decir, a lo que el joven de cabello blanco solo le dio unas palmaditas en la cabeza.

Con todo dicho y hecho, el joven de cabello blanco desenfundo una gran claymore plateada con el mango con el peculiar diseño de un cráneo humano a cada lado con costillas rodeandola. 

Pequeños relámpagos comenzaron a crepitar alrededor de la hoja mientras el joven sacaba una hermosa pistola tan blanca como el marfil desde unas pistoleras dentro de su gabardina roja como la sangre, la niña pudo vislumbrar otra pistola identica enfundada en las pistoleras, un gemelo de color opuesto, de un color negro que recuerda al ebano.

Mirando con humor a los demonios insectoides, el joven peli blanco con gran emoción y una mirada depredadora dejó una frase que resonó en la tienda, indicando el comienzo de una masacre.

—Let's Rock Baby.—

[...Recuerdo corrompido…cerrando fragmento…]

[...fragmento cerrado…buscando recuerdos…fragmento encontrado…]

[...Comenzando recuerdo del anfitrión…abriendo fragmento…]

Afueras de Redgrave, EEUU, 23 de Marzo de 1991(Pasado)

—Oye Vermon, que crees que haga papá cuando no está en casa.—

Debajo de la sombra de un árbol se encontraban dos niños idénticos, mismos rasgos faciales, ropa, mismo cabello plateado y ojos celestes, pero lo único que los diferenciaba era el peinado de ambos, mientras uno tenía el cabello ordenado y arreglado hacia atrás, el otro tenía su cabello desordenado que caía sobre casi sobre sus hombros. Ambos niños descansaban debajo de la gran sombra de un imponente árbol en el que ofrecía la hermosa vista de una mansión con hermosos jardines en el que se apreciaba a una hermosa mujer rubia cuidando de las flores en el jardín. 

El gemelo que tenía el cabello desordenado y disperso jugueteaba con una espada de madera mientras le preguntaba a su gemelo sobre su padre pero el hermano no respondió mientras seguía leyendo un libro con una cubierta negra algo desgastada, pero lo que hacía curioso el libro era la marca en la cubierta delantera del libro, "V".

—Vamos, Vermon, acaso no estás interesado en lo que hace papá?—

Nuevamente el gemelo con la espada le preguntó pero no obtuvo respuesta alguna de su hermano Vermon, al parecer ignorándolo a favor de su libro, a lo que él dio un ligero vistazo al libro en manos de su gemelo.

—Oye, eso es poesía? ¿Es interesante? si es asi ¿Me lo prestas?—

Lanzando un rafaga de preguntas a Vermon que hizo que él apretara ligeramente su libro en frustración, pero se contuvo de replicar a favor de seguir concentrándose en su lectura. Hasta que el gemelo con cabello desordenado se puso encima de su visión, interrumpiendo su preciada lectura.

—Que quieres Edmond.— Irritado por su intromisión, Vermon replicó molesto con el ceño fruncido.

Edmond al ver que por fin su hermano mayor por fin le prestaba atención, le volvió a preguntar sobre su padre, si tenía curiosidad sobre lo que hacía él mientras no estaba en casa, a lo que Vermon le dio una respuesta simple, sencilla y concisa que hasta un burro entendería.

—No.—

Con eso dicho, Vermon volvió a su lectura.

A lo que el hermano menor solo frunció molesto por la respuesta y se alejó, dejando en paz al hermano mayor…hasta que volvió corriendo y dio una patada en la cara a Vermon.

Esto por supuesto, no le causa ninguna gracia a Vermon, a diferencia de Edmond que se reía efusivamente, muy divertido por la expresión de su hermano mayor.

—¡ESTAS MUERTO IDIOTA!— Bramo furioso Vermon mientras dejaba a un lado su libro de poesía y tomaba la espada de madera que su hermano menor había dejado a un lado.

Ambos hermanos corretearon por la colina donde se encontraba el gran árbol, cuando alguien llegó a ellos.

—¿A qué juegan?— Una tierna voz campante que detuvo a ambos hermanos gemelos resonó con curiosidad y alegría.

Dichos hermanos la miraron por unos segundos antes de soltar sus respuestas.

—Estamos jugando a golpear a Vermon, Ann.— Edmond respondió con alegría burbujeante a la par que la niña.

—No estamos jugando.— En contraste con su hermano gemelo, Vermon respondió con irritación y molestia mientras apretaba el mango de la espada de madera mientras miraba con intensidad a Edmond.

La persona en cuestión que interrumpió a ambo hermano compartía los mismos rasgos que los hermanos gemelos, no sería muy descabellado también confundirla como un tercer hermano gemelo debido a su parecido, mismo cabello plateado y ojos azules pero afortunadamente sus rasgos más definitorios eran su vestimenta con falda y su largo cabello que caía hasta su espalda.

—¿En serio? Entonces yo también me uno!— Exclamó alegremente la niña, alzó los brazos de alegría para luego darle una patada en el trasero a Vermon.

Esto sin duda dejó sorprendidos a ambos hermanos pero el silencio fue roto por la risa burbujeante de Edmond y la niña, Ann.

Por supuesto, esto trajo consigo la ira del hermano mayor.

—Edmond, Annabeth, ustedes, par de tontos! Me las pagaran.— Rechino los dientes con furia hacia ambos.

Los tres hermanos corretearon y jugaron hasta que el sol comenzó a ocultarse.

Pero que sin que ninguno de los tres se diera cuenta, la sombra del gran árbol comenzó a agitarse hasta que de ella emergió una masa amorfa con tres puntos rojos en posición piramidal, siendo que estos puntos parecieran ser usados como ojos al centrarse en los niños corriendo a casa mientras jugaban y correteaban unos a otros.

—...Sparda…— Un susurro que el viento se llevó y que la noche recordó.

Cuando el sol se ocultó y los hermanos entraron a la mansión, fueron regañados por su madre al verlos todos magullados y sucios, pero aun así ella les revolvió el cabello a los tres con una sonrisa cansada.

—Vayan a bañarse para cenar, apresurense antes de que Edmond les gane.— Dijo divertido la madre mientras observaba como Vermon y Annabeth gemían frustrados mientras Edmond acelera el paso al oír como sus intenciones fueron revelados por su madre.

El tiempo pasó, los tres hermanos se bañaron y comieron tranquilamente pero Vermon preguntó por su padre, porque aun no llegaba, a lo que su madre, Eva, solo le sonrió mientras le decía que su padre no podría venir hoy por temas de trabajo.

—Mamá, en qué trabaja papá?— Una pregunta inocente, una pregunta que sorprendió no solo a Eva, si no Edmond al ver al siempre indiferente y desinteresado Vermon preguntar, el hermano menor había pensado que Vermon no le interesa saber de ello y por eso lo ignoraba cuando le preguntaba sobre ello, pero jamás imaginó que esas preguntas que aparentemente iban dirigidas a una pared realmente comenzaron a sembrar la semilla de la curiosidad.

—Que cosas preguntas Vermon, papá trabaja en cosas de papas, no es así mamá?— Respondió burlonamente la menor de las tres, Annabeth.

Pero Eva se quedó en silencio durante unos segundos, dudando hasta que decidió responder la duda de Vermon, o al menos una parte de la verdad.

—Vermon, en lo que trabaja papá es algo…familiar. Un negocio familiar que lo mantiene muy ocupado, por eso, habrá momentos en los que papá no podrá venir a casa.— Suavemente explicó la situación a Vermon y a su hermano y hermana menor.

La respuesta claramente no dejó satisfecho a Vermon por el ceño fruncido que tenía, pero a los demás hermanos les bastó esa explicación y siguieron comiendo.

Después de la cena, satisfechos, se dirigieron a dormir pero en eso Vermon nota algo, la falta de su libro de poesía, él lo busca por toda la casa, impidiendo que toda la familia pueda dormir al ver lo desesperado que estaba Vermon. 

Su madre, Eva, al verlo en tal estado frenético lo consoló y le dijo que ella y sus hermanos buscarían por un lado mientras él por otro, por supuesto que hubo quejas por parte de Annabeth y Edmond pero bastó con una sola mirada de Eva para socavar sus protestas. 

Vermon lo busco por todo el primer piso, dejando un desorden por donde pasaba, ansioso por encontrar su libro. Edmond al verlo se cuestionó "Que tiene ese libro de especial? Es solo un libro de poesía, que se compre otro." pero sin querer mientras buscaba el libro de Vermon, él dijo sus pensamientos en voz alta.

Esto por supuesto llegó a oídos de su hermano mayor, y enfurecido por lo que dijo su hermano menor se acercó para tomarlo de los hombros obligarlo a mirarlo, Edmond se quedo confundido por unos momentos y por consiguiente no pudo reaccionar a tiempo cuando Vermon le lanzó un puñetazo que casi le rompe la nariz.

Conmocionado por la repentina acción violenta, el menor le replicó enfurecido.

—Qué te pasa idiota?!— Exclamó confundido y molesto Edmond hacia su hermano mayor, pero lo único que consiguió fue una intensa mirada por parte de él, completamente molesto.

Harto de la actitud de su hermano mayor, Edmond le respondió con una patada en el estómago, esto en consecuencia provocó una pelea entre ambos.

En toda la conmoción provocada por la pelea de los gemelos, su madre llegó sorprendida junto a una Annabeth asustada por la brutal escena que presentaban Vermon y Edmond.

Sangre manchando las vestimenta de ambos, rasguños y moretones por toda su cara, ambos seguian peleando hasta que comenzó a escalar cuando Vermon tomó una silla cercana de la sala y la uso al romperla en la cara de Edmond, esto sin duda provocó la angustia de Eva quien gritó y exigió que ambos se detuvieran pero ambos no escucharon las palabras de su madre, siguieron una pelea que cada vez escalaba más en intensidad.

Tal fue la lucha entre ellos que sin darse cuenta llegaron afuera de la mansión, en los jardines. 

Puñetazos, patadas y arañazos.

Su intensidad era tal que ellos quedaron sumergidos en su propio mundo, esta vista horrorizó a Eva pero lo que la inquietó fue la aterradora sonrisa entre ambos hermanos, como si la sangre derramada estimulará algo muy profundo en ellos y los incitará a derramar más sangre en el lugar. 

El jardín una vez prístino y hermoso, ahora se encontraba destrozado, las flores y rosas que comenzaban a florecer fueron aplastada por la lucha de los hermanos gemelos, esto sin duda causo dolor e ira en Eva quien harta soltó un gran grito que detuvo a Vermon y a Edmond asustados por la furia que contenía, pero no fueron los únicos asustados, Annabeth también se asustó por el grito de su madre, sin poder soportar más todo los acontecimientos, ella comenzó a llorar.

Su llanto devolvió a la realidad tanto a Eva, Vermon y Edmond que estaban asustados reaccionaron por el llanto de su hermana, quisieron acercarse pero se detuvieron cuando su madre llegó frente a su hermanita pequeña y comenzó a consolarla, en sus brazos ella sollozaba pidiendo que dejaran que todos dejaran de pelear, esas palabras provocaron culpa en ambos hermanos al ver el estado de Annabeth pero eso no quedó ahí, su madre Eva los miro con reproche y decepción. 

Incapaces de decir algo en su defensa por la mirada de su madre, ambos se callaron.

—Edmond ve adentro, en cuanto a ti Vermon…arregla el desastre que hiciste en el jardín.— Declaró la matriarca de la familia, esto por supuesto dejó en shock a Vermon.

El shock no duró mucho cuando Vermon protestó furioso al ver como su hermano menor, Edmond, salió libre de castigo. 

—¡¿Por qué?! Él empezó todo! Porque yo debo asumir toda la responsabilidad mamá?! — Exclamó furioso e indignado el hermano mayor, sin entender porque él carga la culpa mientras su hermano menor sale impune, cuando era claro para él quien había empezado toda la pelea.

—Vermon, no importa quien empezo la pelea, debes entender que eres el hermano mayor y tienes responsabilidades que- — Comenzó a regañar a Vermon con paciencia sin dejar que la ira nubla su juicio, a pesar de estar enojada con ambos hermanos por haber destruido el jardín de flores no impidió que ella hablara con calma con su hijo quien claramente estaba alterado, pero mientras Eva lo regañaba, ella fue interrumpida.

—Y POR SER EL HERMANO MAYOR TENGO QUE HACERME CARGO DE SUS ESTUPIDECES?!— Bramo enojado, esto sin duda no le gusto a Eva por el comportamiento de su primogénito, faltando el respeto al gritarle a su madre.

 

—¡VERMON!— Sin querer ella también gritó furiosa a su hijo.

Este grito hizo estremecer a Vermon como a Annabeth quien estaba en brazos de Eva, el gemelo mayor se asustó por el grito de su madre pero pronto ese miedo rápidamente se convirtió en odio e ira. 

—V-Vermon, yo, yo no quise- —Eva al darse cuenta de su error quiso disculparse pero no pudo continuar.

—TE ODIO! ¡LOS ODIO A TODOS!— Gritó a todo pulmón mientras tenía los ojos cerrados.

Hubo silencio en todo el lugar, Edmond que estaba dentro de la mansión se orillo por una esquina, observando en shock por la declaración de su hermano mayor. Annabeth también estaba sorprendida como también triste, mirando a Vermont a través de los brazos de su madre, como si no pudiera relacionarlo con el hermano mayor cariñoso, tranquilo y sereno que conocía, nunca lo había visto tan furioso en su corta vida.

Pero a quien mas le afecto la declaración de Vermon fue a Eva.

Ella tenía una expresión dolida por las palabras de su querido hijo, sus brazos temblaron ligeramente, cosa que noto Annabeth…y también Vermon.

Abrumado por el arrepentimiento y la culpa por las fuertes palabras que dijo, Vermon se fue corriendo hacia las afueras de la mansión.

—VERMON!— Grito Edmond al ver a su hermano alejándose de su hogar.

El hermano menor salió corriendo de la mansión pero fue detenido por el grito de hermana pequeña.

—Edmond, no te vayas!!— El grito angustioso de Annabeth ceso cualquier intención por darle un golpe a su tonto hermano por decir tales palabras, para Edmond no le importaría que su hermano lo odiara pero que también odiara a su madre y hermana, el no le dejaría siquiera albergar esas emociones a ellas, el con gusto acepta todo el odio de su hermano. 

Pero al ver a su madre que se veía tan vulnerable, dudo realmente en ir a por su hermano, con pasos mesurados se acercó a su querida madre.

Al estar cerca, Edmond vio claramente las lágrimas de su madre, él apretó con fuerza sus puños, jurando golpear con todas sus fuerzas a su tonto hermano por hacerla llorar. 

Annabeth en brazos de Eva la abrazo fuertemente, intentando consolarla, aliviar su dolor con su presencia y la de Edmond.

Edmond lleno de ira y determinación renovada, da un paso atrás y comienza a dirigirse donde se fue su hermano para traerlo de regreso y obligarlo a disculparse, pero un susurro de Eva le impidió seguir avanzando.

—Yo iré.— Con voz temblorosa detuvo a su hijo, ella se levantó con ayuda de su hija Annabeth.

Con pasos decididos se dirigía en busca de Vermon pero en eso ella noto algo extraño en el jardín, las sombras de los alrededores comenzaron a agitarse hasta que de ellos comenzaron a emerger criaturas esqueléticas con mantos oscuros que los cubrían, armados con hoces, ellos comenzaron a avanzar lentamente hacia Eva y sus hijos.

Edmond y Annabeth se asustaron por la presencia aterradora de las criaturas que comenzaron a rodearlos y antes de darse cuenta fueron cargados por su madre quien entró rápidamente hacia la mansión pero una de esas criaturas esqueléticas los interceptó con gran velocidad.

Dicha criatura lanzó un corte letal dirigido hacia los niños en brazos de Eva pero ella intercedió el corte, lastimándose, ella reprimió un grito por el dolor, pero aun con la herida en su espalda ella reanudó su carrera ante la mirada divertida de la criatura esquelética, adentrándose más hacia la mansión y con ello las criaturas también comenzaron a adentrarse.

Mientras corría hacia una habitación Eva se percató de la aparición de una de esas criaturas y se lanzó a un lado, cerca de la habitación, ella entró dejando a los niños en el suelo con delicadeza pero rápidamente cerró inmediatamente la puerta cuando una de esas criaturas estaba a punto de llegar.

La criatura chocó con la puerta, Eva escuchó claramente como esas criaturas golpeaban la puerta y cuando ella comenzaba a calmarse algo dentro de ella gritó peligro y se apartó inmediatamente.

Fue ahí que vio claramente como hoja de la hoz atravesaba la puerta, especificamente donde su cabeza estaba apoyada hace unos instantes pero las sorpresas no terminaron ahí, ya que inmediatamente después, garabatos tallados en el marco de la puerta comenzaron a iluminarse y un campo emergió para cubrir la puerta, la cuchilla clavada en la puerta cayó al suelo, Eva vio como un extremo de la hoja estaba al rojo vivo, indicando que había sido cortado por la barrera y el chillido inhumano cesó poco después de escucharlo al otro lado de la puerta, demostrando un gran poder repelente para esas criaturas.

Aliviada, Eva comenzó a revisar a sus hijos en busca de posibles heridas pero sin encontrar nada a excepción de algunos moretones y heridas en Edmond que comenzaban a sanar rápidamente, pero ellos estaban asustados por los continuos gritos y chillidos de las criaturas fuera de la habitación. 

Pero Edmond aun con miedo le preguntó temblorosamente a su madre.

—M-Mamá qué son esas cosas?— 

Eva vio cómo su hijo temblaba y apenas podía hablar debido al miedo, ella dudó en decir que eran pero la mirada desesperada de Edmond como de su hija pequeña Annabeth quien también le pedía que eran con su mirada, cedió.

—Demonios.— Declaró con solemnidad hacia sus hijos.

Esto sorprendió a sus hijos pero pronto ese asombro en sus rostros fue reemplazado por una expresión de alarma cuando vieron lo que surgía detrás de su madre.

Eva confundida miró detrás de ella y comprendió al instante el cambio abrupto de sus hijos, llamas comenzaban a consumir la puerta y esta empezaba expandirse hacia los alrededores con rapidez, pero lo que la alarmaba más era como las llamas comenzaban a devorar y destruir las runas inscritas en el marco de la puerta, en consecuencia fue testigo de cómo la barrera que mantenía a los demonios a raya, comenzaba desvanecerse.

Sin más demora, Eva tomó a Edmond y a Annabeth, ella comenzó a buscar desesperadamente a los alrededores de la habitación en busca de un lugar seguro donde ocultar a sus hijos, hasta que encontró un armario.

Rápidamente lo abrió y los dejó dentro de dicho armario.

Mirando angustiosamente y con temor, ella tragó y soportó el dolor que sentía dentro al ver a sus hijos tan asustados pero incapaz de consolarlos ahora, tomando fuerza los miro a cada uno de ellos, grabando en su alma los rostros de sus hijos.

—Tienen que esconderse aquí, Edmond, Annabeth, no importa que pase no debes salir.— Un crujido de la puerta resonó, las llamas ya estaban por devorar por completo las runas y los demonios soltaban risas estridentes. Eva comenzaba a asustarse pero mantenía a raya ese miedo por los hijos que la miraban.

—Tengo que ir por Vermon, te prometo que regresaré.— Ella al ver la renuencia de sus hijos, los tomó por las mejillas con mucho cariño y dio una gran sonrisa para tranquilizarlos, pero esta se veía forzada y empañada por las lágrimas que querían salir de sus ojos, ella estaba asustada y muy aterrada. 

—Sé que esto es difícil pero escúchenme, sean unas personas valientes, ¿Si?— Sus labios temblaron por unos momentos, dudando de sus palabras hasta que el fuego que ya se había propagado por toda la habitación provocó que unas vigas de la habitación se derrumbaran cerca de Eva, como si el estruendo por la caída de la viga intentara recordarle que no tenía tiempo para más dudas.

—Si no regreso, deben huir por su cuenta, solos.— Ella retiró sus manos de las mejillas de Edmond y Annabeth, ellos intentaron alcanzar a su madre pero el miedo aún los mantenía paralizado.

—Deberán cambiar sus nombres, olviden su pasado y empiecen una nueva vida.— Eva tomó las puertas del armario, sosteniéndolo con fuerza, indicando un gran dolor por las palabras que estaba diciendo, lo que ella insinuaba con las instrucciones que les estaba pidiendo que cumplieran sus hijos. 

Ella inconscientemente quiso alcanzar las manos de sus hijos pero su mano vacilante lo cerró en un puño, con gran fuerza, y comenzó a cerrar las puertas del armario.

—Como alguien más. Un nuevo comienzo.— Se despidió con una sonrisa quebradiza, sus lágrimas ahora fluían por su rostro, las puertas del armario se cerraron.

A través de las rejillas del armario, Edmond y Annabeth vieron a su madre dirigirse a la puerta en llamas, la barrera había colapsado y las risas como los chillidos habían cesado en algún punto, ella al notar esto derribó la puerta con un golpe de hombro que logró romper la puerta ya frágil por el fuego, ella en ningún momento vaciló en sus pasos para adentrarse en las llamas, en busca de Vermon.

—Vermon? Donde estas Vermon- — Los hermanos, Edmond y Annabeth escucharon los gritos de su madre, aun cuando ya no podían verla por el humo y fuego, sus gritos en busca de Vermon siguieron hasta que poco después, Edmond abrazando fuertemente a Annabeth, escucharon el desgarrador grito de su madre, Eva.

[...Recuerdo finalizado…cerrando fragmento…]

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