Un par de ojos avellana se abrieron, parpadeando somnolientos, pero segundos después, su dueña se despertó sobresaltada.
Oriana se dio cuenta de que había estado durmiendo en la biblioteca, pero su atención estaba en otra parte. Miró en dirección a la puerta, como si sintiera algo.
—¿Estuvo aquí alguien? ¿Me sorprendieron holgazaneando durante las horas de trabajo? Siento que alguien estuvo aquí hace un momento…
Por unos momentos, continuó mirando la puerta como si hubiera algo al otro lado de esa puerta. Bostezó ampliamente y estiró perezosamente sus brazos.
—Debe ser mi imaginación. Si alguien entrara en la biblioteca, sería el mayordomo o el príncipe, y me habrían despertado y castigado por dormir.
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