¡Tu hijo!

—¿Qué hija? ¿Tienes una hija? —preguntó la reina quedando ligeramente sorprendida al escuchar esto.

—Me refería a que la señorita Shen de la familia Shen solo está en sus veinte años ahora y podría ser incluso mi hija. ¡Estás armando un escándalo por nada! —Jing Zhen, que pensaba que estaba hablando con el Viejo Maestro Bai, se ahogó por un momento antes de decir enojado.

—He conocido a la señorita Shen antes. Me gusta mucho, y ha dado a luz a tres hijos en el mismo embarazo. Ella es muy bendecida. Nuestra familia real ahora está disminuyendo en números, y necesitamos tener más hijos para impulsar nuestra popularidad. —dijo la reina sonriendo.

—Como la que causó el decrecimiento en la familia real, ¿cómo tienes el descaro de decir eso? —Jing Zhen se burló al oír esto.

—Bueno, has estado ausente por más de veinte años. ¿Cuándo vas a volver a casa? —la reina preguntó.

Sin embargo, fue muy amable con él.

—No voy a volver a esa casa. —dijo firmemente Jing Zhen.