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—No te preocupes, el Líder de la Secta de las Nubes no está presente, así que naturalmente nadie puede recibir este regalo —dijo Simon Ingram.
A pesar de eso, Eterno no mostró intención alguna de aceptar el regalo.
—Él dijo incómodamente —Señor Simon, por favor encuentre a alguien más, yo... no me he sentido muy bien últimamente.
Simon Ingram se burló:
—¿Qué, tienes tanto miedo de un simple líder de la Secta de las Nubes? Te dije, ¡él ni siquiera está allí!
—Sé que no está, es solo que no me he sentido bien últimamente —insistió Eterno, endureciéndose.
Simon Ingram frunció el ceño ligeramente. Claramente, había subestimado el temor de Eterno hacia el Líder de la Secta de las Nubes y sobreestimado su valentía.
—Como dije, ¡no está allí! Además, incluso si estuviera, solo vas a entregar un regalo. La Secta de las Nubes es un clan importante, no tomarán medidas contra ti precipitadamente —intentó persuadir Simon Ingram.
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