—Trinidad
Estábamos caminando de regreso al coche en la universidad charlando y riendo. Habíamos aparcado en la parte trasera hoje como siempre, no me importaba caminar y significaba no pelear por un espacio con los humanos cerca del edificio. Estábamos casi en el coche cuando sentí que alguien corría directamente hacia nosotros.
—Luna —gritó Vicente—, agarrándome por la cintura y girando, y moviéndome fuera del camino. Nos pusimos a correr hacia los edificios que acabábamos de dejar. Fue justo ahora que empecé a prestar atención, éramos las únicas personas en el área. Eso era inusual pero no imposible. La mayoría de la gente estaría en clase o asistiendo a clubes o deportes. No puedo creer que no lo notamos.
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