Iris se sorprendió con su gesto, pero no negó lo feliz que estaba de estar cerca de él. Podía oler su aroma, como si la envolviera y miró su perfil lateral, mientras él leía seriamente. Su cicatriz en la cara, no lucía tan temible como la primera vez que lo vio.
Probablemente, debido a la cicatriz en su rostro y también a cuán frío y recogido era, lo que hacía que la gente pensara dos veces antes de querer acercarse a él. Pero, en realidad, también trabajaba en beneficio de Caña, ya que no quería que nadie se acercara a él imprudentemente.
Al final, embriagada por la vista de su compañero, Iris se quedó dormida y Caña pudo darse cuenta de cuando ella se adentró más en su sueño cuando su respiración se volvió uniforme. Luego usó su mano derecha para sostener su cabeza en su lugar, para que no cayera cuando el carruaje se tambaleaba debido al camino accidentado.
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