Antes de que Jace pudiera escuchar la explicación de Caña acerca de lo que iba a hacer con respecto al asunto con Ethan, alguien los interrumpió.
Jace no necesitó volverse para saber quién era, porque su aroma fue lo primero que lo golpeó. Cerró los ojos, tratando de contener su enojo.
Al principio, el Beta no le dio mucha importancia, pero no tardó en sentirse frustrado y ahora estaba tan enojado por la interrupción.
—Podrías al menos llamar a la puerta —dijo Jace cuando Aria pasó junto a él—, pero la mujer solo le lanzó una mirada y caminó hacia Caña con indiferencia.
Estaban dentro de la sala de estudio, aunque no había un guardia frente a la puerta, Aria debía saber que Caña estaba adentro. Si no es ella, ¿quién más podría entrar en la sala de estudio, un lugar donde el Alfa sostendría reuniones importantes, sin permiso, o incluso sin llamar a la puerta?
—Hay algo importante… —Aria estaba a punto de hablar con Caña, pero el Alfa la miró fríamente.
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