Caña sabía que era la voz del príncipe heredero, porque habían tenido una disputa antes cuando intentó propasarse con Leane. Nunca olvidaría esa asquerosa voz.
No fue una sorpresa verlo en este tipo de lugar, ya que se ajustaba perfectamente a su gusto mientras que el anciano a su lado era su asesor. Corry Maleen. Había sido su asesor durante tanto tiempo como Caña podía recordar.
—¿Puedes leer su conversación? —preguntó de nuevo después de que Iris se paró a su lado.
Iris miró el cubículo que Caña señaló, entrecerró los ojos y los observó cuidadosamente, afortunadamente, sus caras estaban de frente a ella, por lo que no fue difícil para ella leer sus labios.
—… esto es demasiado. Tienes que dejar de pujar. No tendremos suficiente dinero para comprarlo —Iris repitió lo que decía el anciano, mientras lo veía regañar al hombre a su lado.
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