—No puede estar ileso después de eso... —El cuerpo del Príncipe Hellak se cubrió de sudor frío.
Acababa de utilizar su técnica marcial más fuerte y había puesto toda su fuerza en ese golpe, lo suficientemente fuerte como para pulverizar por completo a un Maestro Divino de pico.
A pesar de eso, Yuan, quien era solo un mero Rey Espíritu, permanecía indemne después de recibir el ataque de frente.
—¿Cómo diablos se supone que debo derrotar a un monstruo como él? —El Príncipe Hellak ya no podía ver su camino hacia la victoria.
—¿Debería rendirme...? —El pensamiento de rendirse apareció de repente en su mente.
—¿Eh? ¿Acabo de... pensar en rendirme...? ¿Yo? ¿El Príncipe? ¿A un humano? —Cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer, un inmenso sentido de vergüenza se abatió sobre él como un tsunami.
Su cara se llenó de ira dirigida hacia sí mismo.
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