¿Era porque ella era estúpida?
¿Era tan estúpida que incluso los cielos querían castigarla?
—Mónica —Rubí también estaba impactado por la reacción de Mónica, y apresuradamente la jaló hacia atrás—. Mónica, no te asustes. No pasará nada. Tu padre estará bien.
Las lágrimas de Mónica rodaban por sus mejillas.
Hizo todo lo posible para controlar sus emociones y reprimirlas. Sin embargo, se sentía horrible.
Pronto, unos médicos con batas blancas aparecieron en el pasillo. Todos eran un poco mayores.
Un médico se acercó y dijo a Rubí y Mónica con gran culpa:
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