Trabajando horas extras

Aunque era sábado por la mañana, Amy entró a su oficina con un semblante disgustado mientras se unía a cuatro de sus colegas que ya estaban reunidos allí y la esperaban. 

—¿Por qué tenían que seguir llamándome? —preguntó Amy molesta mientras los miraba. Los demás seguían vestidos con la ropa que llevaban el día anterior, a diferencia de ella que estaba vestida con pantalones cortos de tenis, una camiseta polo holgada y un par de zapatillas. 

Al ver los vasos de poliestireno vacíos de café en sus escritorios, estaba claro que habían dormido en la oficina y habían trabajado durante la noche. ¿Se lo merecían?

—Lo sentimos, ¿ok? Todos somos un equipo y necesitamos tu ayuda para hacer esto, por favor —uno de los hombres suplicó. 

—No veo por qué están haciendo todo esto cuando ya concluyeron que ella era culpable. Estaba en camino a algún lugar cuando me llamaron —dijo Amy impacientemente.