Lucy no dijo nada mientras se subía al asiento trasero del coche. Necesitaba establecer límites entre ellos si iban a trabajar juntos. Él era su conductor en el trabajo y su vecino en casa. Le había pedido que olvidara lo que había sucedido entre ellos, y ella también necesitaba olvidarlo. Si realmente no hubiera sido su aventura de una noche, le habría parecido divertido que su guapo vecino de al lado fuera su conductor y se habrían llevado bastante bien como amigos, pero ahora no podía evitar ser muy precavida con él.
Por otro lado, Tom no dijo nada mientras conducía el coche. Sabía que ella estaba siendo cautelosa por lo que creía que había sucedido entre ellos y no podía echarle la culpa. Simplemente no le gustaba que ella no pareciera creer que le debía una disculpa por hacerlo esperar sin avisarle antes. Y tampoco le gustaba que ella siguiera intentando pedirle que renunciara en cada pequeña oportunidad que tenía.
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