—No es necesario. ¿Recuerdas los cristales de maná que dejé en la sala de té y la promesa que le hice a tu hermana? —Preguntó Lith.
Kamila asintió, pero sus palabras no la tranquilizaron. Lith estaba demasiado serio, claramente estaba escondiéndole algo.
—Cumplí mi palabra. Usé la matriz para saber cuándo ella estaba en peligro y desaté un hechizo que reflejaba en Fallmug todo lo que él le hizo a Zinya. No le hizo daño ni a un solo cabello de ella.
—Eso es... una gran noticia. Si todo está bien, ¿entonces por qué esa cara larga? —Ella preguntó.
—Kami, lo que hice es un crimen. Un abuso flagrante de poder que empeora por el hecho de que lo dejé vivo. Ahora, te estoy confesando mi crimen y confiándote el conocimiento sobre un hechizo secreto mío al mismo tiempo.
—¿Entiendes lo serio que es esto? —Sus palabras borraron la sonrisa de su cara.
—Entiendo. —Dijo ella después de un momento de vacilación.
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