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Capítulo 4: La culpa hecha un karma

Comúnmente cuando es sábado, uno llega a sentir todo el peso que se había acumulado en toda la semana. En ese punto ese peso va decayendo en cuanto pasa toda la etapa de la mañana, pero en cambio a Uzumaki no le llegaba ese sentimiento.

A pesar de que habían pasado solo las horas de la mañana, no dejaba de sentir todo ese peso acumulado, pero no exactamente por la semana que pasó, sino por los últimos dos días que había pasado. En específico fue más el encontrar a la chica misteriosa que tenía en su apartamento ahora.

No tenía ni idea de quién era o de donde provenía. Su información no podía sacarla ni siquiera de ella, ya que tenía problemas de amnesia. Era un callejón sin salida.

Lo único que podía hacer ahora no era más que solo ayudarle de poco a poco en recuperar su memoria. El único problema que tenía con eso es no saber que hacer. Lo único que podía hacer ayer fue solo mostrarle algunos lugares de la ciudad, pero nada más.

Ahora mismo estaba en un servicio público telefónico en la calle, esperando la llamada que le sea contestada. Una que otra vez posaba sus ojos sobre la chica, la cuál estaba sentada en una banca de un parque.

Ella le saludó a lo lejos, parecía estar de buen humor el día de hoy. Uzumaki a veces la tomaba por una chica despreocupada y poco interesada en las cosas que fueran a estar involucradas con ella. Suponía que tal vez disfrutaba del momento.

El tiempo de contemplar a la chica sentada a lo lejos terminó en cuanto oyó la voz de la persona que estaba contestando su llamada del otro lado.

—¿Boruto?

—H-Hola madre, me da mucho gusto en oír tu bonita voz 'ttebasa.

—...

—¿Hola?

—¿Qué hiciste?

—¿Y-Yo? —espetó ante la declaración de su madre, mientras trataba de conservar un poco la calma—. N-No he hecho nada. Estoy muy bien y todo está muy bien.

—Si todo está muy bien, entonces no habría razón para llamarme, ¿no?

—N-No tiene nada que ver con lo otro...

—Además, ¿no estás siendo amable?

—¿No siempre lo he sido?

—Mas de lo normal, Boruto. Recurda que soy tu madre, por lo que te conozco muy bien, mejor que cualquiera aquí y allá.

Eso ya dejó un evidente fracaso en dar una impresión positiva hacia su madre. No había forma de seguir con su falsa inocencia, y más cuando esto lo estba haciendo a través de una llamada telefonica.

En primer lugar, nunca pensaba en hacer esto para solucionar una parte de sus problemas, pero necesitaba zafarse de esto de una vez, y no pensaba en otro modo más que, decírselo a su madre directamente.

—Si, tienes razón... —admitió a duras penas y con pena, mirando de reojo a la chica que estaba sentada a lo lejos—. A decir verdad, me preguntaba si podías en ayudarme con algo que solo tú puedes 'ttebasa.

—¿Involucra algo serio?

—Podría decirse que sí... —se rió entre la conversación, mientras se rascaba la cabeza apenado—. Más específico... Dinero.

—¡¿Ya no tienes nada?!

—¡Fue para una emergencia!

Uzumaki confesó con mucha más prisa, antes de que volviera a salir de la boca de su madre sermones que serían imposibles de contrarrestar.

No tuvo de otra que gastar lo que le quedaba en su billetera, tomando en cuanta que la luz estaba ausente y no tuvo más remedio que comprar de afuera.

—¡Me vi la obligación de usar mucho!... Lo tuve que usar para invitar a alguien.

—¡¿Ya conseguiste novia?!

—¡No, eso no! —contestó molesto con la cara enrojecida—. Es una chica, si. Pero tenía que ayudarla por un problema que tenía, y que involucraba heridas... Ahora estoy sobre la mirada de la farmacia, así que...

—Huh... Realmente no dejas de ser el mismo Boruto, ¿no?

—¿Perdón?

—Siempre te gusta ser el héroe, o creerte que lo eres... Nunca dejas de meterte en problemas solo por eso... Por esa misma razón nunca dejaste de desear querer que tu Don se manifestara.

—...

—Bueno, supongo que no se puede evitar que seas así... Siempre quisiste ser como tu padre, ¿no?

Boruto miraba el suelo, pensando en las palabras de su madre mientras aflojaba un poco su mano donde sostenía el teléfono de la cabina. Por un momento, la mano iba a recuperar su dureza para luego colgar.

Algo en él había vuelto a querer irse para atrás y tomar sus propias formas de hacer las cosas y solucionar todo.

No, ahora mismo no quería dejar que su lado orgulloso tomara el control. Siempre echaba para atrás la ayuda de las personas, ya que preferiría en solucionarlas por si mismo. Pero..., ¿tenía derecho de pensar en eso?

Uzumaki Boruto había estado ayer apunto de dejar que alguien más se las arreglara para ayudar a la chica que tenía a lo lejos esperándolo. Tal vez una parte suya aún iba dudando de si era capaz de hacer buenas hazañas.

Se preguntaba si dudaba de su capacidad por la falta de su Don. ¿Será acaso que si lo tuviera, realmente ayudaría a solucionar el problema de Sumire? Decir y pensar era tan sencillo, pero aún no sabía si podía lograrlo. Ni siquiera tenía un Don para ayudarla.

No tuvo de otra que pedirle ayuda en esto a su progenitora. Si había alguien que tenía un gran corazón bueno, era su madre.

—¿Me puedes ayudar? —preguntó tratando de desviar un poco el tema que se estaba enfocando por su madre.

Hubo un pequeño silencio tras el otro lado de la llamada. Nada fuera de lo normal se podía sentir, pero cuando paso unos cuantos segundos, se escuchó un suspiro. Estaba más que claro que pertenecía a su madre.

—Deja termino de hacer algunas cosas. Ya luego te mando una cantidad de lo que puedas ocupar.

—¿E-Estás segura?

—Eres mi hijo, y lo único que puedo hacer ahora es confiar en tí y en tu juicio. No te voy a juzgar si gastas las cosas para ayudar a alguien, pero trata de ser más cuidadoso en gastarlo.

—Si, está bien. Lo comprendo.

No pensó mucho en como iban a salir las cosas si su madre no iba a aceptar su ayuda, ya que normalmente ella era muy estricta con respecto a ser más responsable.

Todo se debía a por lo anterior mencionado que ella hizo. No estaba muy seguro en como debía de sentirse directamente, pero estaba más que de acuerdo que no estaba del todo cómodo con ello.

Al poco tiempo después, Uzumaki había conseguido intercambiar un par de palabras más con su madre, tratándose de como o por dónde recibiría el dinero.

Afortunadamente, no recibió más que solo los buenos deseos de ella.

Deseaba pasarle el teléfono a su hermana menor para hablar con él, pero había tocado un pésimo momento en haber llamado, ya que ella no se había encontrado en casa. Ella había salido con sus amigas, lo que le causó un poco de gracia al Uzumaki.

No había sentimiento más profundo y poco significativo que estar desdichado al no poder hablar con su hermana. No es como si acabara el mundo por no hacerlo, pero tenía unas ganas de hacerlo, ya que ella siempre se molestaba de mandarle un mensaje casi todos los días.

Realmente apestaba un poco su suéter, y estaba seguro que la de su hermana también apestaba. Por muchas cosas eran polos opuestos, pero en ocasiones como está los dos eran iguales. Lo disfrutaban de igual manera cuando vivían juntos.

En el poco tiempo después, Boruto ya había terminado sus asuntos con su madre, no demorando mucho en colgar el teléfono en la cabina y volviendo hacia donde se encontraba la chica pelivioleta.

—¿Qué tal te fue? —preguntó interesada en la respuesta del chico.

Había sonado muy entrometida para Boruto, pero tampoco para tanto como para tomarlo como una molestia.

—Todo a salido bien. Me dijo que luego me llegará el dinero por medio de efectivo.

—Oh, eso es bueno, ¿no?

—Si, supongo —lo debatió un poco, pero no sé quejó mucho, ya que no le convenció de ese modo—. De todas formas, ¿por qué no nos vamos ya?

—¿Tan pronto? Pensé que iríamos a alguna parte diferente ha ayer.

—Lo siento, pero por si no sabías. En donde estudio nos dan algo que nos hacen perder el tiempo cuando estamos en fin de semana.

—¿Algo? —se quedó un rato pensando con un dedo en la barbilla de forma inocente y despistada—. ¿Les dan regalos?

—Podría considerarse regalos, si el Sensei que los dió fuera malo, pero no.

—¿...?

—Tarea.

***

Los fines de semana en casa llegan a ser una santa bendición para los creyentes en la religión —ya sea para la palabra u otra cosa en particular—, esto era por las extensas horas de descanso que puede tener algún alumno de alto prestigio, si, algo prestigio como muchos los hace llamar.

Según había recordado Boruto, en muchas de las escuelas más reconocidas de esta gran ciudad academia, la mayoría de éstas tienen grandes niveles de aprendizaje, el cual da muchos días libres para ellos, ya que casi no necesitan mucho de irse con tareas para dos días de descanso que supone un fin de semana. La vida les facilita todo con tener un Don para cualquiera en esas escuelas.

La desdicha de no tener algo como eso en esta ciudad era algo que no le gustaba en particular, por eso la parte en la que debe de hacer tareas por sus Sensei no le era muy problemático.

Las tareas le ayudaba a distraerse de mucho de lo que ocurría allá afuera.

Cuando pensaba en eso, Uzumaki no estaba atento a el cambio que había sufrido ahora que lo recordaba; faltó un día a clases y de una manera tan lamentable, su suerte fue afectada hasta convertirse en la situación en la que se encontraba.

—Cuanta mala suerte... ¿En serio mi Sensei está molesta por haber faltado solo un día a clases?

No contó con el enojo de Senju Tsunade por no haber ido ayer a clases, dándole a él más trabajo que hacer.

Cuando pensaba que había solucionado el problema con el asunto del dinero, el cual se pudo gracias a su madre, pero había llegado otro más que ocupó su lugar.

—¿Entonces te quedarás el resto del día allí sentado haciendo tarea? —preguntó la chica con tristeza.

—Si, por supuesto —sin apartar la vista de su escritura en la libreta—. Nosotros no tenemos mucho de que hacer más que, hacer lo que nos ponen para aprobar.

—¿Se te complica solucionarlo?

—Algunas veces si, pero la mayoría de las veces son fáciles —contestó mientras se detenía un momento por miedo al pequeño rastro de la mano para un calambre—. Yo ya he tenido algunos años de estudio en casa luego de los 8 años, así que estoy un poco más avanzado 'ttebasa.

—Mmh... Supongo que eso es lo que hizo que entraras a Ciudad Academia, ¿no?

—Si, así es —el ritmo de su escritura se fue disminuyendo de poco a poco hasta estar mirando la libreta—. «¿Por qué lo que dijo ahora me hizo parecer algo menor que casi todos en esta ciudad?»

Había tenido un pequeño problema con su autoestima, pero Uzumaki no caería muy rápido. Ese es su forma de pensar mientras hacia lo que debía hacer, y siguió con lo que estaba escribiendo.

Sumire ya estaba más que asombrada por la concentración del Uzumaki en sus deberes escolares, por lo que decidió en observarlo por un periodo de tiempo.

Por el paso de las horas hubo silencio en la habitación, y después pasó a haber ruido por la televisión que se concentró más en ver la chica. No es que haya sido demasiado aburrido ver al joven Uzumaki haciendo lo de siempre, pero quería saber más de las cosas por medio de la televisión.

Quería creer que alguna pista de quien era estaría en algunas de los programas o en uno de los tanto canales. Lamentablemente no hubo nada que pueda reconocer.

Boruto la miró de reojo una que otra vez por el silencio que ella estaba dando, y él hacia lo mismo por sus tareas. Estaba contento con solo ver qué ella no diga algo que hacer que él se desconcentre, si, eso es lo que él ahora admiraba de ella, saber cuándo no debería de interrumpir algo.

En cuanto pasaron las 5 de la tarde, ya se tomó un respiró para tener la suficiente energía para continuar con lo siguiente, pero sabía que si tomaba mucho tiempo en descansar, sería muy probable de que fuera tomar más de lo que no debería hasta el punto de no hacer nada.

—«Bueno, supongo que tomarme unos diez minutos.» —se mentalizó mirando de reojo el reloj.

No había mucha diferencia en cuanto había visto por última vez la hora. Solo pasaron unos 23 minutos, pero verlo de más solo sentiría el tiempo un poco más lento.

Ya había pasado tiempo desde que no oyó algo por parte de Sumire, sin embargo, en cuanto pensaba en verla para ver como se encontraba, ella de inmediato se paró de la cama mientras tenía una mirada un poco cansada y perdida.

—¿Sucede algo, Sumire-san?

—Este... Boruto-kun, ¿puedo salir? —le miró con duda hacia los ojos.

—¿Sucede algo? —preguntó—. ¿Es que te interesó comprar algo de la televisión?

—N-No, nada de eso. Solo... Me gustaría dar un paseo, eso es todo. Creo que tal vez me refresque la memoria. —dijo.

—Bueno, no tengo problema, pero no sé si tú lo puedas tener 'ttebasa.

Tenía sus dudas. Mentiría si dijera que dejar que esté caminando tranquilamente por las calles sería buena idea, ya que no estaba muy seguro que vaya a estar la persona que la había hecho esa herida cuando la encontró.

Además, ella tenía amnesia. Una chica con dicho problema caminando sola en la calle no es algo de lo que hay que dejar a la ligera.

No obstante, también esto debía de ser algo de lo cual debía de aprovechar, tanto él como ella. Si hay algo de lo que deberían de tomar en cuenta los dos, es que ella tiene que hacer cosas por cuenta propia. No le gustaría que Sumire fuera dependiendo de él todo el tiempo.

—No te preocupes. Ya me familiarice con la ruta para llegar aquí —comentó Sumire con una sonrisa orgullosa—. Trataré de irme por los lugares que haya gente.

Le miró con una sonrisa. Boruto la miró por unos momentos, y aunque en ese rostro notó algo raro, no quería en desconfiar en las palabras de la chica. Si decía que iba a ser cuidadosa, entonces lo sería.

Se alegraba que ella estuviera tomando conciencia de los peligros que puede haber allí afuera. No obstante, esa preocupación iba y seguía estando allí.

—Espera.

Se paró del suelo, caminando para irse hacia uno de los cajones que tenía su cama por debajo. En ella sacó un pequeño objeto que fue dándoselo a Sumire en la mano.

La mirada de la chica se mostró confundida, pero también conmocionada por lo que le había dado Boruto. Aunque seguía más o menos distante al conocimiento limitado que tenía ahorita sobre las cosas, por lo que le costó saber que era lo que le dio.

—Este es un pase de visitante. Se utilizan cuando una persona del exterior viene a Ciudad Academia 'ttebasa.

—¿Y qué hago con esto? —pregunta sin quitarle los ojos a la pequeña tarjeta.

—Lo puedes usar para hablar con algún policía si tienes algún problema —comentó mirándola a los ojos—. Dáselo y me llamarán aquí, ya que en la tarjeta tiene mi número de teléfono.

—Entiendo, muchas gracias.

Hizo una pequeña reverencia hacia Boruto hasta después dar media vuelta para irse dirigiendo hacia la puerta del apartamento.

Aún tenía sus dudas, Uzumaki, pero confía en que ella pueda valerse por si misma en este momento. Tenía que hacerlo, o nunca iba a mejorar para volver a tener sus recuerdos que no tiene.

Al cierre de la puerta, el silencio volvió en el apartamento hasta quedar solo él, aunque aparte de él, el poco ruido que si había era el de la televisión que seguía encendida.

—Bueno, supongo que me iré a comer una de las paletas heladas que compré antier.

***

Ya habían tocado las 9 de la noche y ya iba después de la mitad de sus trabajos de la escuela.

Cada vez que lo pensaba, más iba siendo inflable su esperanza, pero también se le comenzaba hacer muy lento el tiempo, así que quería en concentrarse en lo que hacía con más presión.

—Realmente, definitivamente no volveré a faltar un día de clases en los fines. —dijo el Uzumaki con molestia.

Tras haber terminado uno de los tantos párrafos que había hecho tras terminar de hacer un resumen, miró curioso la televisión para saber que es lo que tenía puesto, ya que no le había cambiado nada de la última vez que se cambió.

Por supuesto, la persona quien lo había hecho era Sumire. Esa misma chica que se había ido a dar un paseo, pero aún seguía sin volver. Esto alertó un poco a Boruto hasta el punto de querer salir a buscarla.

Le había dado explicaciones exactas de lo que haría si estuviera en problemas, pero no hubo señal alguna en las próximas horas que pasaron luego de su salida, por lo que confiaba en su seguridad y que todo seguía bien.

No obstante, la preocupación seguía avivando las llamas de su pecho; esa culpa de dejarla sola mientras él seguía con sus cosas, sin embargo, él no tenía la culpa. Si ella, alguien más, u otro le juzgarán por ello él tendría sus razone.

A pesar de todo lo que puede decir, la única persona que estaría juzgándolo por no haber salido con ella para ayudarla y solo estar en casa para poner su tarea encima de la seguridad de una chica, sería él mismo.

Se había comprometido a ayudarlo y a pesar de lo molesto que era esto, él realmente iba teniendo la intención de ayudar. Aunque, no sabía si era por su sentido de justicia en dar la mano a quien lo necesite... ¿Es que acaso la culpa lo sentía por no acompañarla, o por qué estaba traicionándose a sus ideas?

Comenzó a dudar si realmente estaba dando esfuerzo por alguien que no conoce solo para ayudarla, o si fuera por él para sentirse bien consigo mismo.

¿Qué es lo que quería demostrar con ayudar a esa chica?

La conversación de su madre por teléfono le llegó a su mente. Parte de sus pensamientos de habían reflejado en las palabras que ella había mencionado, y más con respecto a su padre.

—Tonterías...

Se recostó en la mesa mientras solo suspiró cansado, mirando el celular de reojo y dando con la hora que estaba.

—Bueno, ella mencionó que iba a estar por donde haya más gente —se dijo, tratándose de buscarse solución a la ausencia de alguna señal de la chica—. Además, ella iría con la policía si algo sucede allí afuera 'ttebasa.

Repentinamente la energía que había tenido el día de hoy se había empezado a gastar de golpe. No pudo con el peso de sus párpados que solo lo obligaban a cerrarlos.

La preocupación, la culpa, la tarea, el dinero que recuperó, etc. Todo fue detonante para el desgaste del Uzumaki hasta obligarlo a cerrar completamente los ojos. Ya no tenía nada más que lo pueda hacer despertar, por lo que solo el tiempo corrió con él y su mundo de sueños.

Esa noche, Boruto había dormido con un sueño tan pesado.

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A la mañana siguiente, el sol volvió a caer cerca de su cara, mientras sus oídos solo se prestaban para la escuchada de los pájaros cantando afuera del balcón.

Su cabeza seguía recostado con sus brazos entre él y la mesa.

Su conciencia seguía atontada, parpadeando una y otra vez para acostumbrar su vista. Le era imposible en segundos levantarse, pero al momento esperar un par de segundos, si cuerpo comenzó a recuperar la fuerza que había perdido por el sueño.

Aún con los ojos soñolientos, pudo ver bien la televisión que seguía encendida, cosa que lo hizo molestarse consigo mismo por haber olvidado apagarlo. Esto daría un coste más de su pago eléctrico, pero ahora que había recibido ayer el dinero de su madre, podría en pagarlo sin problema.

Uzumaki se pudo sentir genial tras el ese breve problema que pudo resolver. Pero se seguía sin despertar del todo.

Es entonces donde siente algo de peso, un poco más de lo que él tiene —de hecho, nada de peso— por su espalda. Estaba cubierto por una cobija que le cubría toda la espalda. Razón suficiente para descubrir que no había tenido problema si habría frio en la noche.

Solo pudo deducir quien lo había puesto. No era un idiota. Lo comprendía muy bien, y más cuando notó otra presencia por el otro lado de la pequeña mesa redonda.

La reconoció en seguida. Tras ver a aquella otra presencia, sus ojos soñolientos se fueron como polvo hasta estar totalmente despierto de la impresión.

Ya era todo una sorpresa en verla allí en la mesa y dormida. Boruto apenas y podía en controlarse para no gritar del susto, ya que había entrado sin que él se habría percatado cuando estuvo dormido.

Una persona que no conocía mucho entró a su apartamento como si nada; si alguien dice algo como eso también estaría con un montón de cosas que decir al respecto, pero si se agrega la palabra chica, habría muchos más problemas.

—¿Sumire-san?

Su nombre salió de su boca, y aunque no estaba muy acostumbrado a llamarla con tanta confianza, lo hizo de todas formas, sin apartar la vista de la chica. Estaba aún con sueño, pero se despertó poco a poco hasta levantar la mirada y verlo con su rostro lleno de sorpresa y confusión.

—Buenos días, Boruto-kun. —dijo entre un susurro hacia él.

Lastimosamente solo pudo oír entre cortado su nombre y los buenos días, luego de que ella fuera dejando caer su cabeza a la mesa. Podía sentir el dolor de esa caída.

—¡Ah, ya desperté! —entró en pánico, sin mirar al Uzumaki.

—Sumire-san, soy yo —se enderezó viéndola a la cara—. ¿Cuándo llegaste?

No parecía tener la atención del Uzumaki, al menos ahorita que parece que seguía con la mirada soñolienta.

Se paró en seguida de su asiento, y prosiguió a la cafetera que tenía la cocina hasta llevar dos tazas de café. Una para él y otra para ella que estaba hablando entre murmuros sin descanso.

—¿Estás bien? —pregunta—. Toma, te traje algo de café.

—¿Qué es café?

—«¿Tampoco sabe que es?» —la miró por unos segundos—. Solo toma, es algo que te hará estar despierta 'ttebasa.

Sumire lo vio con el café y prosiguió a tomar de él, pero parece que no le gustó. Estaba algo amargo, pero al menos eso la haría estar un poco más despierta.

Normalmente para su preferencia no toma café por las mañanas. Solo se bebía un vaso de leche y desayunaba, pero cuando tenía que hacerlo, bebía café. Solo lo hacía en unos casos en las que aún tenía sueño.

Darle café a Sumire la hará despertar un poco para que no está con sueño, así tendría la energía suficiente para hablar con ella.

—¿Ya estás despierta?

—¿No lo estoy?

—Digo, si ya lo estás un poco más como para no tener sueño. —aclaró.

No recibió una contestación, pero si una señal de afirmación de parte de ella. Asintió en cuanto volvió a tomar café, que seguía sin acostumbrarse, y dudaba Boruto que se acostumbre rápido..

En cuanto se sentó, la miró de reojo, e incluso miraba que su ropa seguía siendo la misma de siempre. Su kimono hablando y detallado de líneas negras y moradas. Su pelo seguía suelto pero no perdía su belleza como siempre.

—Ahora dime... ¿Dónde estuviste?

La mirada perdida de Sumire se había ido formando a una intranquila y sería. Mantuvo su cabeza para abajo, jugando con la taza que tenía el café dentro.

—Salí cómo dije, pero creo que me tomó más de lo que pensé... —dijo.

—¿Más de lo que pensaste?

—L-Lo siento mucho, no era mi intención de querer tardar tanto —habló deprisa sin un tiempo de ponerse a pensar las cosas sin perder vergüenza—. Awawa... Esto es muy penoso...

No había mucho de que hablar por lo que veía, pero Uzumaki estaba en shock cuando la veía hablar y confesar sus errores de estar fuera mucho tiempo.

—«¿No está actuando diferente?» —pensó al mirarla detenidamente, pero sin obviar su sorpresa—. «No tenía esa personalidad tan insegura cuando la vi por última vez.»

Parecía que era otra persona. Otra que no podía saber con certeza si era la misma o no lo era. Sin embargo, definitivamente era la misma persona, lo sabía muy bien Boruto. Lo presentía, y lo sentía.

Apenas llevaban poco tiempo desde que se conocieron, pero sabía muy bien como iba la personalidad de la pelivioleta.

—¿Nadie te atacó? —quería asegurarse con lo más importante.

—No, nadie lo hizo, pero...

—¿Pero?

Se mantuvo callada por unos momentos con la cabeza baja, mirando de reojo la televisión que estaba encendida.

Esa actitud no le gustó mucho a Uzumaki, él no quería admitirlo, pero sus pensamientos fueron a parar a un escenario en el que ella y algunos tipos no le atacaron, pero si la trataron con rudeza mientras estaban en una actividad...

—«¡No, eso está mal!» —se presionó fuerte la cabeza con su mano—. «No le pasó nada a ella, ni le ocurrió eso.»

Se mantuvo fuerte y observador a cada uno de los detalles que ella tenía, pero no parece que haya nada fuera de lo normal.

No obstante, le preocupa que su cabello esté hecho un desastre. ¿Qué hizo para que su cabello estuviera así? ¿Habrá estado corriendo por allí?

Pronto pensó en la idea en que ella haya sido víctima de algún chico, llevándola a un motel dónde hicieron... eso. La idea solo le perturbaba, preocupado de que sus pensamientos lo fueran guiando hacia esa conclusión. Sin embargo, una parte suya creía que no estuvo metida en algo así, ya que no parece estar con la cara roja, o al menos desprendía un olor raro.

Nuevamente se arrepentía de pensar en esas cosas, y más hacia una desconocida que era tan inocente por su amnesia.

—¿Pasa algo, Boruto-kun? —ladeó la cabeza con inocencia.

—¡Nada de nada! Olvídalo 'ttebasa.

—...

Decidió que más tarde debería de poner a enfriar cabeza sobre ese tema, pero ya olvidando y dejando de lado todo eso, estaba seguro que algo estaba ocultando ella.

No quería presionarla o algo que pueda incomodarla mucho, pero tenía que ser más directo con ella. Se había ido sin más a caminar, y aunque pareciera que no era una chica mala, tenía sus dudas, era algo que es normal en situaciones similares como esta.

—Sumire-san... ¿Por qué tardaste?

Ella parecía lista para responder algo que no venía el caso, pero la mirada del Uzumaki era intensa y preocupada. Una mirada más que entendible para alguien que te cuida sin mucho a cambio.

Estaba cansada, lo entendía él y realmente se notaba que ella no quería de hablar de las cosas que estuvo haciendo anoche. Sabía que Sumire tenía intención de hacerlo, pero no ahora en la mañana.

—Supongo que no hay nada de malo en decirlo hoy... —suspiró.

La mirada insistente pareció haber causado gran efecto en la joven pelivioleta, y aunque se notaban sus dudas, parecía más segura de como estuvo hace unos momentos.

—Boruto-kun... —levantó la mirada con una expresión sería y tranquila—. Yo... logré recuperar mis recuerdos...

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Continuará...

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