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Capitulo 2

Capitulo 2.

Londres. 1 año atrás.

Por la ventana de mi cuarto observe la llegaba de una camioneta negra de ella bajo el señor Garnet, tenia tanto tiempo sin verlo, desde mi lugar no podía observarlo bien, solo que lucía un conjunto de ropa relajado, hablaba por teléfono mientras gesticulaba y solo puede sonreír, estaba igual, al parecer los años no pasaban por el.

Mis padres me habían mandado 6 meses a Nueva York, seis meses en donde trate de olvidarme que era Katherine Mosses y aparentar ser una chica de 17 años con los mismos intereses y preocupaciones que las demás, pero tuve que volver, debía seguir la escuela y ya no podía mandar los trabajos por correo, aparte mi padre me comento que debía de hacer todo lo posible por conquistar al Sr. Garnet debía de enamorarlo a como diera lugar, yo no creía que esa fuera una tarea fácil, cuando el cada día que pasaba se mostraba más enamorado de su esposa.

La puerta de la habitación se abrió revelando a Chay la cual me lanzo una sonrisa, la verdad es que en estos meses que estuve en Nueva York me acorde mucho de mi madre, la verdad nunca más supe de ella, es como si hubiera olvidado completamente de mí, no solo abandono a mi padre, también me abandono a mí, era una mala mujer, una madre de verdad nunca abandonaría a su hija, sabía que ella y mi padre tenían muchos problemas pero podía separarse de él y seguir tenía do una relación conmigo pero al parecer para ella eso fue imposible.

-Amir ha venido hablar algo con tu padre- se sienta en mi cama- algo de trabajo, no sé muy bien… tu padre quiere que bajes en unos cinco minutos y entres como si no supieras que él está aquí.

-¿Tú crees que yo logre hacerlo?- ella sabe a lo que me refiero sin que se lo explique, Chay hace creer a los demás que es tonta pero en realidad es una persona con la cual debes de tener cuidado.

-Eres hermosa Katherine si lo harás- muerdo mi labio nerviosa.

-Taylor también es hermosa, mucho más que yo quizás, es una mujer, experimentada, y lo más importante el la ama, en cambio a mi me ve como la tonta prima de su hijo, como una niña- resopló quizás era hora de dejar toda esta tontaris hasta aquí.

-¿Te estás arrepintiendo? Sabes que a tu papa le molestara mucho- niego de manera rápida mientras me pongo las sandalias.

-No… solo estoy nerviosa.

Acomode mi cabello y pinte mis labios, salí de la habitación dejando a Chay sola en mi cama, baje las escaleras y el nerviosismo creció en mi, estaba bien vestida pero la verdad es que siempre lo estaba, Chay siempre decía que un esposo quiere a su esposa siempre impecable, que a los hombres no le gustan las mujeres feas y mal arregladas, así que hasta cuándo dormía estaba bien arreglada.

Abrí la puerta del estudio de papa sin tocar, y hice una cara de asombro fingido cuando el Sr. Garnet me vio enarcando una ceja, papa sin que él lo notara sonrió, y yo le di una pequeña sonrisa inocente al que sería mi futuro esposo, si todo saldría bien, si me enfocaba yo podía conseguir cualquier cosa que me propusiera.

:Lo siento mucho, yo pensé que mi padre estaba solo- dije de manera rápida y el señor Garnet solo me sonrió, pero no con coquetería como lo hubiera deseado, si no como si hubiese estado haciendo una travesura y él me había cogido con las manos en la masa.

-Tranquila Katherine, tenía tiempo sin verte.

-Si pase 6 meses en Nueva York- le menciono y me sonríe y me ve de arriba abajo, como si notará los cambios en mi cuerpo y que ahora no Lucia como una niña si no como toda una mujer.

-Espero la hayas pasado muy bien.

El Sr. Garnet era un hombre imponente, tan sensual, tan bello, pero era un hombre no un niño que caería en mis trampas de seducción de manera rápida, tenía que esforzarme al 100% para conquistarlo, mi padre veía todo serio, se que el solo desea que me convierta en la próxima señora Garnet y que rompa el matrimonio de Taylor y Amir, pero yo aun no sé el motivo y la verdad me da miedo preguntar, temo que mi padre se moleste conmigo, sabía que cuando fuera el momento oportuno el me contaría el porque de todas las cosas, solo tenía que ser paciente y obediente.

-Si, aunque no me gustan mucho los americanos en general no estuvo nada, mal, tome clases de español y francés, y bueno la comida no estuvo tan mal- el se ríe y yo solo sonrió con timidez, como si se me hubiese pasado la lengua al hablar, quería que cuando saliera de esta casa sonriera al recordar nuestra conversación.

-Taylor ama América, fue a la universidad allá por un tiempo… Deberías de ir a ver a Amid estoy seguro que estará encantado con tu regreso- porque tenía que hablar de ella en todo momento? Había arruinado todo y tuve que ocultar mi molestia.

-Claro que lo hare Sr. Garnet, si me lo permiten me retirare, y disculpen mi interrupción- dije de manera sumisa y el alzo una ceja, como si no pudiera creer que yo tuviera una actitud así cuando hace segundos estaba hablando sin parar.

-Está bien, y tranquila Katherine no fue nada.

Salgo de la oficina de mi padre y suelto un suspiro, por lo menos se que Amir Garnet me ha repasado varias veces, la verdad es que mientras estuve en América también me puse unos implantes mamarios, mis senos antes no estaban mal pero mama convenció de alguna manera a papa, aun me siento un poco incomoda con ellos, y aunque el cirujano y mi madre dicen que se ven muy natural yo siento que todos saben que llevo plástico en mis senos y la verdad no me gusta, quería ser una belleza natural, pero ahora tenía plástico en mi cuerpo.

Camino a la salida de la casa en donde se encuentra mi chofer arregostado de la camioneta mientras ve algo en su celular y ríe, alzo una ceja y él se pone serio de una y se para recto, por dentro me rio de su actitud, la verdad es que me divierto mucho tratando de ser una perra, pero es lo que se espera de mi que sea una persona imponente, sería la heredera de todo el imperio Mosses así que todos debían de respetarnos.

-Necesito que me lleves a la mansión Garnet- le digo y me abre la puerta trasera de manera inmediata, sin que yo se lo pida ya que ese es su trabajo, para algo le pagaban y muy bien.

-Como ordene señorita Mosses.

El trayecto se me hizo corto mientras veía por la ventana, mi chofer no estaba nada mal, tenía unos 20 años, sabía que estaba en la universidad nocturna, no sabía que estudiaba, era rubio, alto y musculoso, y siempre me trataba lo más respetuoso que se podía, sin duda se merecía un aumento por su buena labor, pero no lo admitiría en voz alta.

-¿crees que soy linda Abel?- el me ve por unos segundos y luego vuelve su vista a la carretera, no entendía porque me vio como si nunca antes lo hubiera hecho.

-Es una señorita encantadora- responde educado y ruedo los ojos, no quería ser una señorita encantadora.

-¿pero soy linda? Ósea ¿crees que un hombre mayor se pueda enamorar de mi?- veo como traga saliva y luego asiente, comos i no pudiera creer que yo le estuviera preguntando estás cosas a él.

:Si señorita, usted es muy bella cualquiera seria afortunado de tenerla.

Me quedo en silencio el resto del viaje cuando abre mi puerta en la mansión Garnet, solo puedo soltar un suspiro, esta será mi próxima casa, no es tan grande como la mía, pero sé que es bella, cómoda y una de las más caras de Londres, la puerta se abre y Amid sale corro y ambos nos fundimos en un abrazo, lo había extrañado tanto, era mi otra mitad, amaba a mi primo.

Aunque había hablado todos los días con él lo había extrañado, solté un par de lagrimas, Dios me sentía tan perra yo iba a destruir su familia y estaba segura que eso no me lo perdonaría, tenía que aprovechar todo el tiempo que estuviéramos juntos, y luego cuando lograra mi misión tratar por todos los medios que me perdonara, sabía que al principio le dolería, pero tenía que perdonarme éramos familia.

-Kathe ¿Por qué lloras?- limpia mis lagrimas y yo beso su mejilla.

-Porque te he extrañado muchísimo- el me sonríe y me guía dentro de la casa.

En la sala están sus hermanas, ellas nunca me han querido, ninguna, es como si sospecharan que yo iba a destruir su mundo, Amber fue la primera en verme y aunque estaba muy chiquita hizo mala cara, luego fueron las gemelas las cuales rodaron los ojos y por ultimo Adhara, la cual solo me vio de arriba abajo, como si me estuviera analizando, estás niñas eran igual que su madre.

-Hola niñas- las salude pero ninguna me sonrió ni me devolvieron el saludo.

-Pensé que ya no ibas a volver más nunca- dijo Adhara y eso fue justo a mi corazón, está bien que no les cayera bien pero tampoco para que lo demostrarán de manera tan abierta.

Amid me guio escaleras arriba a su cuarto, pero yo aun no podía sacarme el desprecio de esas niñas, si ahora me odiaban, no me imagino cómo estarán cuando logre mi cometido y fuera su madrastra.

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