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Capítulo 77: Última batalla

—El Breeder está en los pisos superiores, lo hemos detenido por ahora, pero no tardará en alcanzarnos —explicó Ivy

—Entonces será mejor que subamos y lo interceptemos antes de que pueda matar a los supervivientes. Dejen a Noah en un apartamento y muévanse.

Tarin e Ivy obedecieron a Adam y dejaron a Noah en el interior de uno de los apartamentos. Para ese momento ya había cedido al cansancio y estaba durmiendo.

—Vamos, rápido —Les dijo Adam cuando ambos salieron.

Adam estaba preocupado. La mayoría de los supervivientes estaban reunidos en los apartamentos de los pisos centrales, sobre todo en los pisos 5, 6 y 7. Además, estaban protegidos por los luchadores más novatos. Si al Breeder se le ocurría entrar en uno de los apartamentos, las consecuencias serían… Adam no quería ni pensar en ello, por lo que apuró de nuevo a Ivy y Tarin.

Ambos se miraron, preocupados. Podían subir más rápido, pero Adam les trancaba el camino debido a su lento ritmo. Tarin se dio cuenta de que Adam debía estar agotado, lo cual eran malas noticias.

Al llegar al cuarto piso, se toparon con Miriam, que acababa de salir del apartamento en donde estaba Miguel.

—¿Dónde está mi hermana? —preguntó ella a Adam.

—No lo sé, la última vez que la ví estaba en el segundo piso, defendiendo el puente.

—Voy para allá.

Pero Adam la sostuvo por la mano.

—Necesitamos tu ayuda contra el Breeder.

Miriam lo miró, pero decidió responder.

—Creo que mi hermana será más útil en ese caso. ¿Por qué no la buscamos?

—No hay tiempo Miriam, estoy tomando el riesgo de que el Breeder no comience a masacrar supervivientes mientras hablo contigo. Tenemos que movernos.

Miriam miró a Adam y suspiró.

—Lo siento Adam, pero mi prioridad es Marlen. No iré contigo.

Adam abrió la boca para protestar, pero en ese momento se escuchó un golpe fuerte. Adam fue el primero en ver al Breeder. Este había aterrizado sobre la reja exterior del pasillo y los miraba, enojado.

Ivy lanzó un orbe de oscuridad, pero el Breeder cubrió su mano con energía y lo abofeteó hacia un lado.

—Dentro del apartamento. ¡Ahora! —gritó Adam. Todos respondieron y se metieron en el apartamento, en donde Miguel dormía sobre la mesa de la sala.

El Breeder no iba a dejar que se escaparan de nuevo, por lo que saltó con todas sus fuerzas y atacó a Adam, que se había quedado de último.

Adam bloqueó el ataque con su lanzallamas, pero la fuerza del mismo lo hizo chocar contra el marco de la puerta. El Breeder le observó sorprendido, momento que aprovechó Adam para desaparecer dentro del apartamento.

Dentro, Adam aguantó el dolor que recorría todo su cuerpo. El golpe del Breeder había sido devastador, pero había logrado bloquearlo sin mucho daño.

—¡Miriam! estoy agotado, necesito que uses tu habilidad.

Miriam simplemente asintió y lo agarró por el brazo. Momentos después, Adam se sintió lleno de energía. Era una sensación embriagadora, por lo que Adam se volteó hacia la entrada y se preparó para combatir.

—Tarin, Ivy, apoyenme. Solo tenemos diez minutos hasta que colapse de cansancio, así que no conserven nada.

Mientras tanto, en el sexto piso, Alfred caminaba de un lado a otro en la sala del apartamento. Carlos estaba en el pasillo y lo observaba.

—Necesitas calmarte, la pelea no ha acabado y un zombie podría llegar aquí en cualquier momento.

Alfred miró a su padre, pero no dijo nada. Estaba cansado de quedarse atrás, quería salir y combatir en el frente. El tornado que había sucedido hace poco fue aterrador, por lo que sabía que la situación se estaba descontrolando allá afuera. Sabía que su papá no estaba de acuerdo en que luchara y subiera de nivel, pero él entendía que si no quería ser relevado a un simple vigilante de nuevo, tendría que volverse poderoso.

En ese momento escuchó una gran explosión solo unos pisos debajo de él y decidió que tenía suficiente. Tomaría al resto de su equipo y saldrían a pelear. Ya estaba harto de ser una reserva, como Adam le había ordenado.

Momentos antes, Adam invocó una granada de roca en su mano y la lanzó al exterior. El Breeder estaba a punto de entrar, pero entonces el trozo de roca rebotó en su piel y explotó antes de que pudiera hacer nada.

La explosión le aturdió y le arrancó parte de su plumaje. El Breeder acumuló la poca energía que había regenerado y la usó para golpear la pared con fuerza. El resultado fue una poderosa explosión que hizo temblar todo.

Adam esperaba que algo así sucediera, por lo que había ordenado a todos que se alejaran. Miriam se cargó a la espalda a Miguel y retrocedió con los demás hacia el pasillo. Ella continuó su camino y dejó a Miguel en uno de los cuartos. Los demás se prepararon para el combate. Cuando la explosión ocurrió, Adam se acercó al agujero y sin pensarlo disparó una carga completa de su lanzallamas.

El Breeder recibió todo el fuego de frente y por primera vez entró en pánico. Un dolor de ese nivel era algo que nunca había experimentado. Intentó usar su energía para contrarrestar las llamas, pero acababa de usarla para derribar la pared y tendría que esperar un momento para poder usarla de nuevo.

El dolor era insoportable, pero, para desgracia de Adam y los demás, el daño que estaba recibiendo el zombie era mucho menos de lo que esperaban. El plumaje estaba casi arruinado, pero seguía aislando el cuerpo del Breeder de las llamas. Luna cargó hacia adelante y trató de golpear todo lo que estuviera en su camino.

Adam no le temía a sus propias llamas, pero sí esquivó con cuidado cada golpe, uno tras otro. Por suerte, Ivy no tardó en intervenir. Cegó de nuevo al Breeder y continuó atacándole con un orbe de oscuridad tras otro. Tarin también lanzó sus carámbanos, los cuales eran mucho más poderosos que antes.

El Breeder retrocedió ante los numerosos ataques. Adam se alejó de él un poco y disparó con su pistola de clavos.

A medida que el tiempo pasaba, el Breeder se sentía cada vez más y más enojado. Además, se dio cuenta de que tenía suficiente energía para hacer lo que deseaba y se preparó para un contraataque.

De su cuerpo se desprendió una ráfaga de aire presurizado que causó que todo el fuego que lo cubría fuera esparcido por la habitación, en una tormenta sin precedentes. Adam intentó controlar el fuego, pero antes de poder hacerlo, el Breeder apareció frente a él.

Adam recibió un violento golpe en la cabeza que lo envió a volar y le dejó aturdido. Momento en el que Tarin decidió que era hora de una ventisca.

Su hechizo volvió a juntarse con el aire caliente y creó un torbellino en el interior del apartamento. Todo se hizo añicos bajo ese poder destructivo. Cuando terminó el hechizo, el Breeder estaba en el suelo, sangrando por numerosas heridas. Baches enteros de su plumaje fueron arrancados de tajo, dejando la piel interior al descubierto y desprotegida de los elementos.

Sin embargo, Adam no estaba mucho mejor. Cayó junto al pasillo y parte de la tormenta le afectó, por lo que tenía quemaduras en la mitad de su cuerpo y lo que parecía una contusión grave.

El sonido de la explosión despertó a Miguel, que sintió el peligro inminente en el que se encontraba. Por desgracia, todavía estaba agotado, así que no podía moverse. Con la misma calma que había adquirido durante la guerra, pensó en su situación y en lo que podía hacer para ayudar. Lo primero que se le vino a la mente fue la nueva habilidad que ganó justo al quedar inconsciente por el ataque del Breeder. Sin pensarlo mucho se concentró y logró invocar una granada de mano de la nada. El militar observó el explosivo con cuidado, pues era mucho más poderoso que una granada convencional. Sin embargo, no parecía que hubiera mucho que pudiera hacer en ese momento, así que decidió esperar.

Mientras tanto, Miriam se acercó a Adam y le curó, lo que le permitió volver a la realidad a tiempo para observar a un enojado Breeder acercarse a ellos. Adam no pudo evitar sentir terror al observar cómo el Breeder ignoraba todo el daño que los hechizos de Ivy y Tarin le habían ocasionado. Miriam intentó usar su hechizo de curación para paralizarlo, pero el zombie solo se detuvo por un parpadeo antes de continuar.

Luna no estaba en buen estado, pero su mente se desconectó de una forma que solo eran capaces los zombies. No se volvió más fuerte ni sus defensas aumentaron, pero fue capaz de ignorar el dolor y cualquier daño, por lo que no se detuvo ante nada. Antes de que Adam pudiera levantarse se abalanzó sobre él. Con sus uñas atravesó su estómago. Adam intentó responder con su molesta arma, pero Luna simplemente volvió a clavar sus uñas, esta vez en su pecho.

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