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El fin del dilema

Orion hizo retirar a los esclavos cercanos con un gesto de mano, al tiempo que le ordenaba a Jonsa a seguir manteniendo una dedicada supervisión.

--Cuida tus garras, cachorro, la sangre que corre por tu cuerpo es sagrada. --Aconsejó Alir al verlo retirarse.

Jonsa se limitó a sonreír con frialdad, guardando la grave respuesta para sus adentros, así como la seña obscena.

La asesina se acercó al ver el asentimiento de cabeza, semi-arrodillándose para evitar el ceño fruncido de su señor. Se quitó la capucha, liberando a la luz sus hermosos pómulos, resaltados con un color rojizo, y unos maravillosos ojos cafés.

--Señor Barlok. --Dijo Denis con sumo respeto.

--Habla.

--Sí, señor Barlok --Respondió, inspirando con profundidad para obtener valor, muy necesario cuando el destino la colocaba frente a su soberano--. Para informar a mi señor, el territorio circundante al lugar donde está aconteciendo la prueba de resistencia ha sido limpiada de sors. Nos hemos asegurado después de quemar los nueve nidos que ninguno de esos bichos quedará vivo, pero nuestro capitán Anda prefiere cerciorarse que nada ocurra mientras la prueba sigue transcurriendo, por ello me ordenó venir ante usted, señor Barlok, para informarle lo que está sucediendo. --Terminó, recuperando su semi-infantil expresión.

--Que siga encargándose. Retírate.

--Sí, señor Barlok. --Dijo con respeto, haciendo una discreta reverencia, para volver a desaparecer de la vista de todos, siendo Orion y Mujina los únicos capaces de seguir con su mirada sus rápidos movimientos.

Observó el cielo gris repleto de nubes cargadas de enojo, una posible consecuencia de sus malas decisiones, o un mensaje de los Dioses, no lo sabía, y no tenía interés por averiguarlo.

--Faltan veintiocho lunas. --Dijo, con el dilema plasmado en su rostro.

∆∆∆

Volteaba, se deslizaba hacia arriba, acomodaba la cabecera, inspiraba, se volvía de un lado a otro, bostezaba, abría los ojos, con la esperanza de encontrar la respuesta a su insomnio, uno de los peores males del nuevo mundo, pues no recordaba haberlo sufrido dentro del laberinto.

--Mi corazón pide muerte --Se susurró en su idioma--, devastación, pero sé que son ideas equivocadas... Maldita sea...

Abrió la interfaz en busca de la distracción, obteniéndola al tocar una las notificaciones parpadeantes.

*Hechizo nivel: aleatorio desbloqueado*

Esperó un segundo antes de ver brillar una pequeña pantalla con la información de la nueva adquisición mágica.

•|Jaula ósea|•

- Nivel: Inusual.

- Alteración: Ninguna.

- Tipo: Protector, ofensivo.

- Escuela: Convocación.

- Velocidad de lanzamiento: Media (variable).

- Descripción: Hechizo encontrado en un santuario destinado a Yimas, rey supremo de los muertos, en un papiro a punto de la extinción. Se desconoce al autor.

Tan pronto como la información apareció, también lo hicieron las palabras a ocupar para la efectiva conjuración, consiguiendo de forma inmediata la naturalidad con la forma y energía del hechizo.

*Hechizo nivel: aleatorio desbloqueado*

•|Marca explosiva|•

- Nivel: Único.

- Alteración: Mutado.

- Tipo: Ofensivo, masivo.

- Escuela: Destrucción.

- Velocidad de lanzamiento: Largo (Variable).

- Restricciones: Ya conjurado el hechizo se debe tocar al objetivo con la palma de cualquier mano.

- Descripción: Arna <La Asesina de Niños> estudió el hechizo: "Caricia de fuego" y "Vida o Muerte" por casi cien años antes de conseguir crear su obra maestra "Marca explosiva", hechizo que sería reconocido después de su ejecución por Ekroe Sert <El Mata Abominaciones> como no acto para estudio, por lo que fue guardado en una de las bibliotecas de la Luz Blanca.

Se repitió el proceso de naturalidad, y de forma instantánea sintió el muy sutil cambio en su aura mágica, que de forma involuntaria aparecía con una explosiva alteración al momento de liberarla. Sonrió, pero terminó por contenerla, en un intento por descubrir que tanto podía controlar su caótica energía.

--Esas malditas cosas la mantenían oculta, y me mataron muchas veces por ello. Imitaré la estrategia. --Inspiró profundo, haciendo desaparecer hasta la más ínfima huella energética de su cuerpo.

Volvió a acomodar su cabecera de plumas, levantando un poco el torso para así obtener una mejor postura. Respiró profundo, observando por un fugaz momento la curiosa sombra de la esquina, solo para volver a su interfaz un segundo más tarde.

[La espada del justo]: El punto medio no existe, o se gana o la muerte.

-Invoca a la entidad: La Dama Vendada por tres minutos.

-Puedes convocar la energía de tu invocación para ayudarte en batalla (el poder depende de tu fuerza corpórea y mental).

×Costo: 1000 puntos de prestigio×

*Se necesita subir de nivel la habilidad para descubrir las otras ventajas*

[Dominante]: La obediencia a base del miedo, no es obediencia, es supervivencia.

-Provoca una descarga energética en tu enemigo, y provoca su inestabilidad momentánea.

-Transforma tu energía en un poderoso ataque mental.

-Los hechizos mentales, o de interferencia disminuyen su efectividad en un 50% al entrar en contacto con tu energía.

×Costo: 500 puntos de prestigio×

*Se necesita subir de nivel la habilidad para descubrir las otras ventajas*

[Encantador]: Vive, crea, destruye...

-Usa tus conocimientos mágicos para encantar tus prendas, armas, objetos o armaduras.

-Tu control mágico se duplica.

×Costo: 800 puntos de prestigio×

*Se necesita subir de nivel la habilidad para descubrir las otras ventajas*

--La Dama Vendada --Dijo con una sonrisa inquieta--, sí, te recuerdo, me mataste más de cien veces --Su mueca se potenció--, Je, que irónico que ahora puedas ser mi invocación.

Minimizó su interfaz, la alegría por tener a su antiguo enemigo como herramienta le devolvió el buen ánimo.

--Lo entiendo ahora --Dijo después de un largo intervalo de tiempo--, solo tú tienes la decisión... A mí no me corresponde decidir sobre su vida o muerte. --Cerró ambos ojos, cayendo profundamente dormido a los pocos segundos de encontrar la respuesta que buscaba.

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