Los exámenes habían llegado y se notaba no solo en las aulas, sino también en las salas comunes.
Sabía que, al estar en Slytherin, sería discriminado, pero parece que la presión psicológica fomenta los comportamientos ofensivos. Claro, nadie se atrevía a enfrentarme directamente; tenía un leal grupo de chicas y adolescentes que me cubrían las espaldas si algún alumno intentaba algo en mi contra. Me gané el aprecio de muchas, no solo con la creación de la guarida y el nido, sino también con las clases que di. Puede que en Slytherin predomine el elitismo, pero no se puede decir que no exista la lealtad aquí también.
Muchos aquí ya ni siquiera se fijaban en mi apellido. De hecho, creo que ni siquiera me consideraban un Weasley. Había quienes decían que yo era el Weasley que mi familia pudo ser si no se hubieran alejado de las tradiciones. Fue algo curioso; las chicas a quienes ayudé corrieron la voz y las de años superiores saltaron en mi defensa cuando algún chico se me oponía, aunque no me refiero de forma física. Algo que reconocer de Slytherin es que tienen una lengua venenosa.
Solo había unos pocos que seguían oponiéndose abiertamente a mí; Draco sería uno, por ejemplo, pero había aprendido la lección cuando Tracy, Pansy y Millicent lo inundaron de palabrotas que puede que yo les haya enseñado o no. En fin, como algunos otros, solo atacaban desde las sombras con comentarios medianamente inteligentes. Los ignoré la mayor parte del tiempo debido a lo ocupado que estaba, recordando los inicios de este año cuando devolvía los insultos... no sé si sentirme nostálgico o avergonzado por ello.
En fin, si ignoramos eso, el resto es demasiado simple. Teníamos exámenes, pero nada fuera del otro mundo. Hasta diría que en las distintas clases que tenemos, pocas son las que ponen algo verdaderamente desafiante. Bueno, quizás es por mi capacidad y mi experiencia adulta que no noto la complejidad que pueden tener estos exámenes para los niños.
Materia tras materia, examen tras examen. Fue levemente divertido volver a esta época de estrés pero sin tener el estrés. Creo que, además de mí, la única que estaba igual de calmada era Gemma. Gemma ya había dejado de lado su estudio por lo que sintió que era inútil preocuparse... pero teníamos una forma de que no le vaya tan mal.
Mis habilidades tienen muchos usos, y [Mensaje] era útil para hacer trampas en los exámenes escritos. Gemma solo tenía que enviarme la pregunta y yo y mi grupo de clones, encerrados en la sala de los menesteres, rodeados de libros, la buscaríamos por ella si es que ella misma no la sabía. Sí, trampas, pero no podía dejar que mi querido saco de esperma fracasara así.
En cuanto a las materias prácticas, bueno, eso estuvo más difícil de ayudarla, y lo único que pude hacer fue darle toda la comida con los efectos que creí que le servirían para que las comiera antes del examen.
El tema de mis clones era un problema para los profesores, en realidad. No sabían si yo podía usarlos para hacer trampas, así que durante mis exámenes me pidieron que trajera a todos los clones al aula para asegurarse. Ellos mismos no creían mucho en este método, pero creo que igual no les importaba tanto. Yo era un alumno muy capaz, demasiado para algunos quizás. Mi habilidad no era algo que cuestionar y los profesores lo sabían; había tenido más logros en mi primer año que muchos otros alumnos a lo largo de su vida en Hogwarts, por lo que tampoco se pusieron muy difíciles conmigo.
A excepción de mí y de Gemma, los demás estaban pasando del estrés común de estos exámenes, pero aun con eso, los profesores notaron las anomalías. Este año hubo una mejora general dentro del grupo estudiantil femenino, en especial de los años menores. Fue algo particularmente notable y no pudieron ignorarlo, pues aunque no es raro ver algunos buenos desempeños, cuando se acumulan de tal manera en tantas áreas distintas, es momento de hacer preguntas.
Las chicas en general respondieron con la verdad, pues no era un secreto; la respuesta era yo. Los profesores se enteraron de mis clases y contribuciones al estudio, a tal punto que más de uno se tomó su tiempo para llamarme de forma particular y preguntarme qué esperaba de mi futuro, si estaba interesado en la docencia y esas cosas. Incluso recibí la invitación de ser asistente de cátedra para darme experiencia y dar base a mi camino como profesor... Yo respondí con un rotundo no. Ninguna escuela pagaría lo suficiente como para que me volviera profesor. Ya sufrí estos días, y aunque me gusta enseñar y ayudar, no me gusta que ocupe todo mi horario, por lo que rechacé sus deseos con cordialidad. Soy la clase de profesor que va una vez a la semana.
Muchos profesores se decepcionaron y siguieron insistiendo; tenían grandes expectativas sobre mí, bueno, más que antes. A pesar de eso, también había profesores que ni siquiera se molestaron en mirarme una segunda vez, mejor dicho, un solo profesor. Por alguna razón, Snape no ha dejado de mirarme mal últimamente. Da la sensación de que de un momento a otro recuerda algo y me mira con intenciones asesinas. Ni que me hubiera follado a su madre... a no, espera...
En fin, todo terminó luego de varios exámenes, con Historia de la Magia siendo el último. Ahora solo quedaba una semana hasta saber los resultados.
...
Ahora mismo estaba sentado en mi cama, con Gemma también acostada en ella, dándome una mamada. Ella estaba concentrada en lo suyo mientras yo lo disfrutaba y meditaba las acciones de mis clones en las diferentes áreas.
Uno de ellos era Tenebrius que, junto a Tonks, quien más o menos me perdonó, se encontraban negociando la compra de una propiedad entre el Callejón Diagon y el Callejón Knockturn. Andromeda también estaba con nosotros; la invitamos para sacarla de casa, pues se había aislado un poco del mundo exterior últimamente. Además, es posible que su opinión nos sea útil en esto.
Estaba algo curiosa de que quisiéramos comprar este lugar, pues no tenía la estructura de una casa, sino más bien una gran tienda. Bueno, para un mago eso no era un problema muy grande, pero aun así le pareció raro, por lo menos hasta que le explicamos que esta no sería la compra de una vivienda, sino el futuro lugar de nuestro negocio, nuestro emprendimiento.
Andromeda se sorprendió de ello pues no sabía mucho de nuestros planes al respecto, pero también lo aceptó fácilmente luego de recordar nuestra situación. Sabía que al acabar con los asesinos de su esposo había arruinado mi reputación y los logros que había obtenido, había perdido hasta mi Orden de Merlín; sería imposible para mí o su hija volver a ser aurores, y tendríamos que buscar otra fuente de ingresos. Se sintió terriblemente mal por eso; ella no me culpaba por lo que pasó, pero sí se sintió culpable de las consecuencias provocadas por lograr vengar la muerte de su esposo.
Se puso sentimental e incluso ofreció pagar ella por el lugar como regalo de bodas, seguramente usando los ahorros que tenía. Le rechacé rápidamente, impidiéndole sacar el más mínimo Knut, repitiéndole que tenía suficiente dinero para esto y mantener a nuestra familia, ella incluida. Andromeda sabía que tenía cierta riqueza, pues siempre vio un poco de ella, pero nunca supo de dónde provenía, por lo que creía que era una herencia familiar. Me vio firme y desistió de querer pagar por el lugar, pero dijo que sería una buena suegra y ayudaría de la forma que pudiera, en especial dejando que Tonks pueda trabajar libremente sin tener que pensar en sus futuros hijos... ella se encargaría de cuidarlos. En realidad, vimos que era una especie de indirecta; puede que la soledad haya fomentado su deseo de ser abuela. Tonks tuvo que avergonzarse y llegar a mi lado para golpearme un poco y desquitarse por algo que sabía que no era mi culpa, pero que de todas formas me culparía.
Hablando del dinero, también estaba administrando mis ingresos. La Sala de los Menesteres estaba vacía, sí, vendí todo lo que tenía, lo que fue un buen ingreso, pero ahora esa fuente de ingreso se agotó y no podría sacar más de allí. En cierto modo, sabía que era algo temporal y que solo funcionaría al principio; la venta de artículos perdidos daba ingresos, pero nunca fueron muy altos.
Mis otras fuentes de ingresos eran los hombres lobo, pero tampoco eran una fuente estable, en especial en este momento. Sí, los ingresos eran constantes, pero no siempre había presas que cazar. Lupin y su gente tenían que investigar lugares donde encontrar presas, asegurarse de no causar problemas, ir allí y casi limpiar el lugar, para luego comenzar otra vez. Hubo periodos donde apenas conseguían alguna que otra criatura, pero otros donde cazaban a montones y llenaban mis bolsillos.
Los hombres lobo se sentían muy bien con ese trabajo; tenían un buen pago, podían trabajar discretamente sin que los señalaran y podían pagar las pociones matalobos que antes eran un problema. Muchos estaban agradecidos y trabajaban armoniosamente, pero también aparecieron algunas malas hierbas. Lupin me informó de que habían pasado algunas cosas; algunos de los licántropos no estaban satisfechos con el trato, sabían del mercader y creyeron que la parte que les daba era muy poca cuando no hacía nada. Tenían planes de dejar de trabajar para mí y comenzar su propio negocio con el mercader, sin saber que era imposible. Remus se opuso, era leal con quienes le ayudaban y yo tampoco los trataba mal, no los obligaba a nada, por lo que, después de no lograr convencerlos, echó a esa escoria del grupo.
Luego de ser expulsados, siguieron con la idea de robar el negocio, pero pronto se dieron cuenta de que no podían. Aunque sabían dónde iba Lupin a vender la mercancía, nunca encontraron al mercader. Incluso siguieron a Lupin varias veces, pero aún fueron incapaces de hacer contacto con el mercader, por lo que intentaron volver al negocio, pero ya no fue posible; ya nadie confiaba en ellos.
Al final, terminó con esos idiotas atacando a Lupin y desencadenando una batalla. Desgraciadamente, Lupin solía ir solo a las entregas y estuvo en desventaja, pero aún era un gran mago que sabía defenderse. Remus terminó mal herido, pero aun así logró ahuyentar a los licántropos rebeldes por el momento. Cuando esto se reveló, muchos estaban enfadados, incluidos Tonks y yo. Mandamos a Lupin a San Mungo a recuperarse mientras dejamos las operaciones a su segundo al mando, un hombre de casi 50 años, barbudo y de gran contextura.
Había quienes sabían de los canallas en el grupo, por lo que teníamos información sobre la situación. Había posibilidad de que esos licántropos rebeldes volvieran a causar problemas, pudieran unirse a Fenrir Greyback y atacarnos nuevamente. Incluso sospeché que revelarían las operaciones de nuestro grupo de licántropos al ministerio, cosa que tratamos de evitar, por lo que cambiaron un poco las cosas. Ordené que el grupo ya no podía actuar individualmente, ni siquiera para las reuniones con el mercader, cosa que nos enseñó la situación de Lupin. También cambiarían sus áreas de trabajo; trabajar aquí ya no era seguro por las razones anteriores. Quizás moverse a otro país no sería mala idea; de todas formas, pocos licántropos estaban tan sujetos a este lugar debido a su condición y si podían seguir viviendo tan bien como ahora, pocos se resistirían al cambio.
Así tenía otra fuente de ingresos reducida en cierta medida, lo que dejaba la propia producción del [Feudo] como ingreso seguro. Las granjas producían sin problemas de forma constante y sin repercusiones, por lo que eran confiables, tanto que tuve que meditar si debía gastar mis fondos actuales en construir más o guardarlo para emergencias. También consideré intentar retomar mi trato con los centauros en esta época; sería bueno, pues con el mercader, cuanto más vendes de un mismo producto, menos te darán. Por lo menos así tendría más variedad para la venta.
Disfrutando de la mamada de Gemma, me puse a pensar que debía intentar concentrarme en fuentes de altos ingresos, ya no cosas como la de la sala de los menesteres. Andra podría reabrir su burdel; es una buena atracción para los nobles si sabes hacerlo bien y también una buena fuente de información. También podría negociar con los duendes, pero es peligroso si llamo su atención... quizás mi idea de establecer un circuito de compraventa entre el mercader y los negocios del mundo no sea tan mala; me quedaría con los beneficios de ese intercambio, pero requeriría mucha gente de confianza... quizás Eileen... Andromeda...?
Seguí pensando así hasta que algo ocurrió, y no, no es que me corriera, era otra cosa; era Hermione que me buscaba o por lo menos a uno de mis clones.