Volando por el cielo llegué a la casa de Lavander Brown. Descendí frente al patio de una gran casa, no exactamente una mansión, pero tampoco una choza. Esta vez no entraría por la chimenea, una vez fue suficiente para aprender la lección, mejor déjeselo a los profesionales.
Una vez baje a la entrada del patio delantero, use una campana que tenía como timbre y poco después de hacerlo pude ver como una señora abrió la puerta de la casa para ver quien llamaba.
"¿Si?" Dijo, algo sorprendida por mi aspecto y la gran bolsa colgada en mis hombros.
"¿Esta Lavander Brown aquí?"
"¿De parte de quien?"
"Red Weasley, un compañero de Hogwarts, vengo a traerle su regalo de navidad"
"Espera, ya la llamo, pase" me dijo la Sra. Brown, parece que Lavender le hablo de mí, ya que luego de decirle mi nombre su actitud cambio.
Pase hacia la puerta y me quede esperando allí hasta que pude ver como Lavander salía de la casa con un conejo en sus manos, sorprendida de verme. Así también la acompañaron sus padres, y por la puerta abierta podía ver a sus abuelos, creo yo.
"Red, ¿qué haces aquí?"
"Te traigo un regalo de navidad" dije buscando en mi saco lo que pareció una gran enciclopedia envuelta en papel de regalo "Feliz navidad"
"Pero yo no puedo darte nada, ya envié tu regalo y llegará mañana" Dijo Lavender algo apenada.
"No tienes que preocuparte, es solo yo y mis ganas de dar regalos por adelantado vestido de Santa" Dije mientras Lavander tomo mi regalo.
"Gracias Red" dijo, pero se sorprendió al ver lo pesado del regalo.
"¿Quieres quedarte a cenar?" Preguntaron los señores Brown.
"No esta bien, únicamente vine a darle su regalo a Lavender, es hora de partir a ver a Parvati y Padma. Adiós JOJOJO" Salí volando en mi escoba luego de despedirme.
A los Brown les pareció divertido la forma en que entregue los regalos y no se molestaron mucho. La familia entró a la casa y, bajo la insistencia de sus abuelos y su propia curiosidad, Lavender abrió el regalo que en su momento pensó que era un libro, algo que sería más apropiado para Hermione, pero no se iba a quejar si así lo era.
Al quitar el papel de regalo, todos en la familia pudieron ver que se trataba de un gran libro, bastante grande, de los que te cuesta cargar en tus manos, pero no un libro cualquiera. En un extremo de la portada habia un caballero con una armadura brillante roja y en el otro habia una muchacha que parecía estar llamándolo, el título era "El caballero maldito, la hija del destino y el amor inmortal".
Lavander se sorprendió y noto que dentro del libro, en la primera página, habia una nota que decía "Me inspire un poco en ti para escribir esto, espero lo disfrutes, con amor Red". Los ancianos se rieron un poco, ya que conocían la fascinación de su nieta por las novelas románticas, por lo que creyeron que era un buen regalo.
Lavander empezó a leerlo para ver que tal era el regalo de su amigo, ya de por sí le encanto que fuera algo escrito inspirado en ella. Sin darse cuenta, Lavander se perdió en el libro sin saber que ya llego la hora de la cena y solo por eso se detuvo, la niña quedo cautivada por la historia y la protagonista femenina que se parecía tanto a ella. Hoy iba a ser una noche de insomnio gracias a este regalo.
...
'Cuando pasen las fiestas debería registrar los derechos de autor de ese libro, sé que lo creé con base en muchas historias románticas del futuro, pero como todavía no se han escrito aquí no debería haber ningún problema' Fue lo que pensaba mientras me acercaba a la casa de la familia Patil.
La casa Patil ciertamente tenía algo de la arquitectura india en ella, esos tipos arcos no eran una costumbre británica por lo que sabía. Una vez llegue a la entrada, toque la puerta y rápidamente la abrió un hombre que claramente venía de la india.
"¿Padma y Parvati? Traigo sus regalos de navidad" le dije al Señor Patil.
Él pareció algo sorprendido pero no dudo en llamar a sus hijas, ambas terminaron saliendo poco después y a diferencia de Hogwarts donde levaban las túnicas de magos, aquí parecían llevar ropas más tradicionales.
"¡Red!"
"Red..."
"Hola chicas, sus regalos" les entregué a ambas una pequeña caja, una de color naranja y otra aguamarina, lo hice así para no confundirme.
"Gracias, nosotros ya te enviamos tu regalo" Respondió Parvati.
"Gracias, los veré mañana entonces, me tengo que ir, feliz navidad" dije montándome en mi escoba.
Ellas parecían querer hablar un poco más, pero todavía me quedaban bastantes casas por visitar. Las niñas entraron y sus padres les preguntaron quien era el barrigón pelirrojo, ellas les explicaron quien era y que a ellas también les sorprendió mi aumento de peso temporal.
Ambas abrieron sus regalos y notaron que ambas recibieron una pulsera muy hermosa con una gran piedra preciosa incrustada en el medio y otras más pequeñas de distintos colores a su alrededor. La única diferencia entre ambas era que la de Parvati tenía un gran piedra de color naranja y la de Padma era una gran piedra color Azul.
A las niñas les encanto y los padres parecían algo sorprendidos pero no dijeron nada, solo algunos halagos a sus niñas
...
La siguiente casa que visité era la de Penélope y cuando me vio no paró de reír, ella me invito a pasar y acepte. Sus padres se sorprendieron al verme con mi traje de Santa, pero Penélope les explico que era un amigo de la escuela.
Le entregué su regalo, que era una caja musical que tenía dos bailarines parecidos a nosotros arriba y que podía tocar las dos canciones que bailamos anteriormente. A ella le gusto, pero también se emocionó un poco de más, ya que me pareció ver sus ojos un poco vidriosos.
Me fui después de tomar algo y dejé a Penélope, que tuvo que explicarle a sus padres que en el mundo mágico no existe Santa, que solo a su amigo le gusta hacer toda una obra con casi todo.
...
Casa de Cho, lo mismo que anteriormente, conocí a los padres de Cho, tome algo, di mi reglo y partí.
El regalo de cho fue una pequeña esfera que si se colocaba contra una escoba voladora, esta se absorberá tiñéndola de color celeste y aparecerían tornados tallados en ella, así como abría un remolino de viento cubriendo la cola. Todo aclarado en una carta.
...
Siguiente casa... Parkinson. Fue algo difícil, pero la encontré, muchas de estas casas o mejor dicho, mansiones, tenían encantamientos protectores muy fuertes y perversos, por lo que no me arriesgue a ir de frente.
Cuando llegue me quede lejos y llame a la casa desde la reja del patio. Pronto apareció un elfo doméstico del otro lado de la reja.
"¿Qué desea? Señor" Dijo el viejo elfo que parecía una especie de mayordomo.
"Busco a la señorita Parkinson, vengo a entregarle un presente de navidad" le señalé al elfo mi saco lleno de regalos.
"Espere un momento" dijo el elfo antes de desaparecer.
Poco tiempo después el elfo volvió a aparecer frente a la reja y vi como Pansy salía de la casa corriendo, pero redujo drásticamente la velocidad al notar que era yo, supongo que el color de mi cabello y barba me delataron. También vi como desde la puerta una señora elegantemente vestida miraba a su hija desde la distancia.
"¿Qué haces tú aquí?" Preguntó Pansy con enojo.
"Te traje un regalo" le dije mientras le daba el paquete al elfo doméstico, el cual desapareció y apareció a un lado de Pansy, entregándoselo luego de hacer unas comprobaciones.
"¡Yo no quiero nada tuyo!" Grito tirando la caja al suelo, peor cuando lo hizo esta se abrió y dejo caer el contenido. Pansy abrió mucho los ojos y se agachó a suelo para recoger una varita que tenía talladas varias líneas blancas brillantes, así como varios unicornios" ¿Esto...?" Dijo algo impactada.
"La otra vez en la sala común mencionaste que tu abuela tenía una varita con unicornios tallados en ella y que siempre quisiste una igual" le dije, habia pedido al comerciante la varita más adecuada para Pansy, además del tallado mágico que ahora tiene.
"¿C-Como sabes e-so?..." Tartamudeo casi sollozando.
"Puede que no lo parezca, pero si te presto atención, además de que me encargué de hablar con todas tú amigas para saber cuál era el mejor regalo que podía darte"
"¡Yo no quiero nada tuyo!¡Vete!" Pansy lloro tirando la varita a un lado.
"Adiós Pansy... Feliz navidad" dije antes de irme volando en mi escoba.
Pansy siguió llorando, arrodillada en el frío suelo, detestando las emociones que tenía dentro de ella, estaba confundida y aterrada. El señor y la señora Parkinson se acercaron a su hija y mientras que el señor Parkinson recogía la varita del suelo, la madre de Pansy le hablo a su hija.
"¿Qué sucede Pansy? ¿Quién era ese? ¿Qué derecho tiene a hacerte llorar?" Pregunto su madre con preocupación pero también dureza.
"Es... es un tonto que no quiere dejarme en paz" Pansy trato de limpiar las lágrimas, pero estas no se detenían.
"¿De qué familia proviene? ¿Cómo es que puede hacer que alguien de la familia Parkinson llore de rodillas?" Su madre le reprocho, aunque en parte también estaba preocupada por el estado de su hija, pero sus palabras no eran las mejores para expresarlo.
"Es... es... Weasley..." Pansy respondió a su madre.
"¡¿QUÉ?! ¡¿Desde cuándo un Weasley tiene el poder de hacerte arrodillar?!" Su madre se quejó furiosa, pensó que podría ser alguien de quien tener cuidado, por lo que no dijo nada cuando aún estaba aquí, pero ahora estaba enojada y decepcionada con su hija.
"Yo no... él..." la hija trato de explicar a la madre, pero esta no estaba por escuchar ninguna de las escusas, estaba por regañarla severamente y posiblemente castigarla por su debilidad y la cara que le estaba dando a su familia, pero antes de que eso sucediera el Señor Parkinson habló.
"Esta... es una buena varita" comentó con la varita de unicornios en sus manos.
"Que cosa buena pueden regalar los Weasley, con suerte pueden pagar una misera cena para esta navidad" se quejó la Señora Parkinson.
"La calidad de esta varita es mejor que la mía" Menciono el Padre de Pansy con una mirada muy compleja y con la sorpresa de las dos mujeres al escucharlo.
"¿Qué?" Exclamo la señora Parkinson acercándose a su esposo y observando la varita en sus manos.
La varita ante sus ojos si era algo muy lujoso... la vitalidad y delicadeza de la madera era incluso mayor que el de las varitas de los dos padres de Pansy y por lo que sentían, el núcleo tenía un poder muy puro, además de los tallados tan delicados que desprendían esa sensación de belleza natural.
"¿Cómo es posible que un Weasley tenga una varita como esta en sus manos?" Dijo la señora Parkinson, sorprendida.
"Pansy ¿qué sabes sobre ese niño?" Ordenó su padre.
"Yo... no sé mucho" no quería aclarar que en cierto sentido se conocieron 'muy profundamente' "Él es distinto a todos los demás Weasley, es un Slytherin..."
"¿Desde cuándo hay un Weasley en Slytherin?" Preguntó sorprendida la señora Parkinson.
"¡Silencio!" La cayó su esposo "Prosigue"
"Él es... muy hábil, siempre consigue lo que quiere y va por toda la escuela como si fuera su casa, nunca pierde... Daphne dijo..."
"¿La niña Greengrass?"
"Sí... ella dijo que es alguien a quien sería difícil quitarle algo, que dentro de Hogwarts e incluso fuera podría ser una de las personas más difíciles de tratar y que con el tiempo solo empeorara, que no debería enfrentarme a él" Pansy recordó lo que le dijo su amiga y en este momento sintió que tenía mucha razón, si la hubiera escuchado desde un principio tal vez no estaría en esta situación.
"...hmm... ¿Qué le enviaste como regalo de navidad?" Preguntó su padre.
"¡No le envíe nada! ¡¿Por qué debería enviarle algo?! ¡No somos nada!" Pansy exclamo alterada.
"¿Y por qué vino a traerte un regalo entonces?" Preguntó su madre ahora sin saber bien como juzgar la situación.
"No lo sé... Tal vez solo para molestarme"
"Te encargarás de buscar un buen regalo para enviárselo mañana o cuando vuelvas a Hogwarts"
"Pero papa..."
"¿Amor...?"
Madre e hija Parkinson cuestionaron simultáneamente, pero bajo razones diferentes.
"No dejaremos que nuestra familia sea considerada ingrata, aun si quemas el regalo de ese Weasley, este tiene un gran valor y debemos retribuirlo. No dejaremos que la reputación de nuestra familia sea manchada solo por algo como esto. Busca un regalo caro para compensarlo y luego puedes cortar toda relación con él sí quieres" Dijo el padre Parkinson tirando la varita sobre la caja y volviendo a su casa.
Pansy, aun sollozando un poco, recogió la caja con la varita, algo molesta, pero no desobedecería las órdenes de su padre.
...
Mi próximo objetivo fue la casa Davis, en comparación con la casa Parkinson no era muy grande, pero si elegante. Cuando llame a la puerta fui recibido rápidamente por Tracey que se sorprendió al verme.
"Red, ¿Qué haces aquí?"
"Navidad" dije, ya me estaba casando de explicar siempre lo mismo, así que solo puse mi saco en el suelo y saque una bicicleta con un moño de desde dentro.
"¿Qué es esto?" Pregunto algo emocionada.
"Una bicicleta, comentaste que tus padres no te dejaron volar mucho, así que te la traje. Es un invento Muggle, pero te entretendrás además de que entrenaras tus piernas"
"Es genial... pero no sé si mis padres me dejaran conservarla" Estiro su mano pero la retrajo algo deprimida.
"Nada más diles que es una forma de gastar energías, úsala en tu patio. Puede que te caigas algunas veces, pero no te preocupes, aprenderás... aquí hay un folleto con instrucciones que te hice, además de esta caja de bombones, en caso de que tus padres te la quiten y te quedes sin regalos"
"Gracias" dijo emocionada, quería probarlo en este instante y casi no se contuvo.
Me despedí rápidamente de ella y pude ver como corría a su casa para mostrarle a sus padres lo que le habían regalado.
...
Casa Bulstrode... fui recibido por el señor Bulstrode, de quien pude ver de donde Millicent heredo su mandíbula dominante. Él no estaba exactamente de acuerdo en que venga a darle a su hija un regalo, tal vez por como es considerada mi familia, aun así Millicent salió al escucharme discutir con su padre, y a pesar de la negativa de su padre, recibió felizmente mi regalo.
Ella lo abrió allí mismo a petición del señor Bulstrode, supongo que para cuestionarme o tirármelo en la cara si no era de su agrado. Cuando Milli vio que era una bella tiara se emocionó y sonrojo, parecía encantada con ella y se la quedo viendo por un rato.
Su padre la tomo de sus manos para observarla y luego de comprobar que eran genuinas piedras preciosas, así como metales reales, se la devolvió a su hija con unas simples palabras "cumple lo mínimo". Millicent quedo encantada y se la puso inmediatamente.
Yo tome mi escoba y volé mientras le grite desde lo alto "Sigue tan bella como siempre mi princesa JOJOJO", a lo que ella se sonrojó y entro corriendo a la casa luego de verme partir, con el enojo y posibles cuestionamientos de su padre sobre sus relaciones con Weasley.
...
Casa Greengrass, era bastante grande, así como la de Parkinson. En ella también fui recibido por un elfo doméstico y pronto vino a mi Daphne, que a pesar de estar sorprendida de mi llegada no lo demostró.
"Feliz navidad Weasley" me saludo respetuosamente.
"Feliz navidad" dije sacando dos regalos de mi saco "Este regalo es para ti, y como sé que tienes una hermana menor este es para ella"
"Gracias, el tuyo te llegará mañana" ella los tomo sin dificultades o resistencia.
"Nos vemos en Hogwarts" La saludé y partí.
Ella entró a dentro y le dio su respectivo regalo a su hermana. El regalo de Daphne era un anillo lleno de esmeraldas y el regalo de Astoria eran unos zapatos de cristal con varios hechizos para que sean cómodos de usar.
...
La siguiente fue la casa Abbott, donde fui recibido alegremente por la familia de Hannah. Entre a su casa a beber algo y le di su regalo en un pequeño paquete.
Hannah estuvo feliz de que viniera a visitarla y la señora Abbott me ofreció unos bocadillos y me preguntó que hacia fuera de casa a esta hora, así como me preguntó si quería quedarme a pasar la noche aquí. Yo solo pude empezar a explicar un poco sobre mi travesía navideña y rechazar su oferta.
Hannah abrió su regalo y vio que eran un par de ligas para el cabello que parecían tener unas pequeñas enredaderas con varias hojas en ellas, también le aclare que dependiendo la estación cambiarían, secándose o floreciendo. A ella le encantaron y me dio un fuerte abrazo y cuando estuve a punto de irme me pidió que le mandara saludos a Susan de su parte si es que iba para allá.
...
Hannah no se equivocó, Susan Bones era mi próximo objetivo...