-Señor, realmente… -dijo Anabel.
-Solo haz lo que te ha dicho. Anabel, trátala como a mi esposa. -dijo Álvaro. El tono de Álvaro era un poco pesado.
-Señor, ¿Quién es ella? Incluso si quieres volver a casarte, no puedes tirar todas las pertenencias de Samara, ¿verdad? -pregunto Anabel.
Álvaro se amaso las sienes y suspiro diciendo:
-Empaca sus cosas y ponlas en el almacén.
-Señor… -Anabel todavía insistió, ella no podía aguantar que Álvaro hiciera tal concesión.
¿Desde cuándo Álvaro, que siempre había sido tan orgulloso, se rendia a una mujer? Incluso su exmujer, Samara que tanto lo amaba, no pudo romperlo. ¿Cómo Catalina pudo lograr hacerlo? Los ojos de Anabel estaban rojos y obviamente le dolía el corazón.
Los sentimientos de Álvaro por Anabel eran diferentes a los de la señora Lorena. Después de que Lorena dio a luz, su marido falleció y ella tenia que dirigir el Grupo Ayala. En aquel entonces, Lorena estaba ocupada con el funcionamiento de la compañía y las intrigas de los viejos accionistas, por lo que no podía cuidar a Álvaro. Álvaro no reconoció a su madre durante mucho tiempo. Solo recordaba que Anabel lo acompañaba todos los días para consolarlo y cuidarlo. Mas tarde, Lorena estabilizo la compañía, por lo que tenia tiempo para cuidar a su hijo. Sin embargo, descubrió que su hijo no estaba cerca de ella, solo de Anabel. Lorena estaba bastante enfadada por esto e incluso quería expulsar a Anabel.
Mas tarde, Álvaro suplico para que Anabel se quedara. Sin embargo, cuando Lorena descubrió que Anabel era sincera con Álvaro, se sintió aliviada de dejarle seguir cuidando de su hijo. Mirando a esta mujer que tenia un significado especial para él, Álvaro dijo en voz baja:
-Anabel, se lo que estoy haciendo. Sabes mejor que nadie lo buena que era Samara para mi en ese entonces, pero no se. Desperdicié tantos años y la perdí. Ahora que por fin he conocido a Catalina, quiero pasar con ella el resto de mi vida. No quiero arrepentirme mas de eso. ¿Me entiendes? ¡Es la única mujer que he reconocido en mi vida! ¡Ella también es la nuera de la familia Ayala!
El cuerpo de Anabel tembló ligeramente. Rara vez escuchaba a Álvaro decir tales palabras, pero como lo hizo, significaba que el estatus de Catalina en la familia Ayala estaba confirmado. Aunque sentía que las acciones de Álvaro eran injustas para Samara, Anabel suspiro y se retiro. Luego ella arreglo que la gente empezara a decorar la habitación de acuerdo con las instrucciones de Samara.
Lo que ella quería era molestar a Álvaro. Ella no creía que un hombre que había estado acostumbrado a la habitación original durante ocho años estaría de acuerdo en dejarla cambiar su estilo. Sin embargo, lo que ella no esperaba era que Álvaro realmente estuviera de acuerdo.
Al ver a Anabel guiar a los sirvientes trabajando y quitando todas las cosas que ella había tirado, Samara se sintió incomoda. Originalmente, tenia la intención de molestar a los demás, pero ahora que vio el color rojo brillante de la habitación, era como una autentica sala de boda, así que se sentía incomoda.
-Ahora me arrepiento. Encontré este color muy llamativo. Vamos a cambiarlo. No importa a que color, siempre y cuando no sea rojo brillante. -dijo Samara. Ella sabía que su requisito era especialmente molesto, pero no le importaba.
Anabel estaba casi enfadada con las palabras de Samara. Los sirvientes habían arreglado la habitación de acuerdo con sus instrucciones y ella iba a cambiarla otra vez. Justo cuando Anabel estaba a punto de perder los estribos, Álvaro entro.
-Mientras sea algo que te guste, incluso si tengo que coger las estrellas del cielo para ti, estoy dispuesto. -dijo el hombre.
Samara de repente sintió que tenia la piel de gallina. Incluso sospechaba que Álvaro había cambiado su alma. De lo contrario, ¿Por qué un hombre tan frio diría palabras tan dulces? Ella dijo:
-Señor Álvaro, ¿alguien le ha dicho que es muy cursi?
-No, eres la primera. -dijo Álvaro.
Álvaro sonrió suavemente, su sonrisa era como el cálido son en un iceberg, calentando rápidamente su corazón. Samara se giró rápidamente y susurro:
-Solo quiero ver como va a ser si cambia el estilo.
-De acuerdo, como tu quieras. -contesto Álvaro.
El buen temperamento de Álvaro hizo que la gente lo reordenara. Aunque era diferente de antes, era principalmente de estilo simple. Después del jaleo, Samara tuvo hambre y pregunto:
-Tengo hambre, ¿Cuándo vamos a comer?
Al escuchar su pregunta, Anabel se sintió enfadada de nuevo, pero debido a Álvaro, no tuvo más remedio que susurrar:
-Voy a preparar la cena ahora.
-Recuerda, no me gusta la comida picante, acida, dulce y salada.
Al escuchar lo que dijo Samara, Anabel casi se vuelve loca. Ni siquiera sabia como preparar tal cosa.
- ¡Señor, no puedo preparar la cena! -dijo Anabel rindiéndose directamente.
Álvaro entendió que Samara se sentía incomoda debido a Eduardo. Estaba causando problemas deliberadamente. Se quito el abrigo y dijo:
-Lo hare yo mismo.
Lo que dijo sorprendió a las dos mujeres.
-Señor, ¿Cómo puede ser esto? La preparare yo. -Anabel se adelantó rápidamente para arrebatarle el trabajo en la cocina, pero Samara se recuperó rápidamente.
-Álvaro, ¿se puede comer lo que preparas? ¿Necesito comprar un seguro por adelantado? -pregunto Samara.
Anabel la miro con rabia. Sin embargo, Álvaro sonrió y dijo:
-Cómpralo, no me importa. -con eso, fue directamente a la cocina.
Los ojos de Anabel estaban llenos de dolor.
-Señor, lo hare yo. -Anabel le siguió.
Samara miro pensativamente a las figuras que se iban, bajo por las escaleras saltando con una pierna, se apoyo en el pasamanos de las escaleras y observo que Álvaro estaba preparando la comida en la cocina.
Siempre había pensado que este hombre era el señor supremo del mundo de los negocios y no iba a hacer nada en casa. Ahora que lo veía trabajando en la cocina como un amo de casa, Samara se sintió confusa.
Ella lo pensó mucho. Antes, ella podría ser feliz solo con una sonrisa de Álvaro. Con el fin de proteger su estómago, no importa cuán tarde fuera, ella prepararía una comida para él. Nunca pensó que un día, este hombre prepararía comida para ella.
Abandono sus ridículos pensamientos. Justo en ese momento su teléfono sonó y la llamada hizo que Álvaro la mirara. Samara cogió el móvil y se sentó, respondiendo la llamada directamente.
-Dígame.
- ¿Señorita Catalina? -Una voz maliciosa vino de la llamada.
Samara sintió que esta voz era algo familiar, pero no pudo recordarlo en el momento.
- ¿Quién eres? -pregunto ella.
-Soy Víctor, estuvimos en el mismo vuelo a casa. Y en Estados Unidos le hice un favor. -las palabras de Víctor le hicieron recordar al instante.
- ¡Eres tú! No me has ayudado mucho. En realidad, es que mi ropa estaba sucia cuando estaba en el restaurante y me ayudaste a comprar un conjunto de ropa nueva. Pero recuerdo que ya te devolví el dinero. -dijo Samara.
-Señorita Catalina, me duele tanto oírla decir eso. Al menos deberíamos cenar juntos, ¿no? -contesto Víctor.
Lo que dijo Víctor hizo a Samara reírse inmediatamente. Mirando su sonrisa feliz, Álvaro se puso un poco descontento, subconscientemente apago el fuego y salió. Sin embargo, Samara no sabía nada y sonrió diciendo:
-Vale, vale, eres guapo y lo que digas es correcto.
- ¡Claro que sí! ¡Todo el mundo lo reconoce! -dijo Víctor.
Samara sonrió y dijo:
- ¿Para qué me estas buscando? ¿podría ser que te paso lo mismo en el restaurante y necesitas mi ayuda? Un hombre guapo como tú no debería dejar que una mujer le derrame café, ¿verdad?
-Catalina, no digas esas cosas, me vas a poner triste. -aunque Víctor dijo eso, su voz era agradable y podía decir que realmente no le importaba.
Para ser honestos, conocer a Víctor fue una coincidencia. Sin embargo, este hombre era bastante hablador. Algunas de sus teorías y opiniones hicieron que los demás lo miraran con nuevos ojos. Aparte de ser un poco juguetón y romántico, Samara lo aprecio.
Siendo amiga de un hombre así, Samara no sintió presión. Además, estaba destinada a marcar la diferencia en el mundo de los negocios. Poder conocer a algunos jefes también era una oportunidad para ella. Samara ajusto su postura sentada para sentirse más cómoda. Luego sonrió y dijo:
-Víctor, ¿Qué era exactamente lo que ibas a decir? ¿podría ser que solo estas llamando para charlas conmigo?
- ¿Y si digo que sí? -Víctor respondió maliciosamente.
Samara sacudió la cabeza y dijo:
-Deberías saber que ahora estoy enferma. Necesito descansar.
-Solo has estado de vuelta por unos días, sin embargo, estas enferma. Ni siquiera sabes lo triste que estaba cuando me entere de que trabajas para el Grupo Ayala. Además, Catalina, también tenemos una amistad. ¿Por qué te involucraste con Álvaro? -dijo Víctor.
- ¡No tengo nada con el! -Samara inconscientemente quería deshacerse de Álvaro.
La expresión de Álvaro inmediatamente se puso fría. El conocía a Víctor. Recientemente se filtró la información de la compañía. Sucedió que Victo rabia aprovechado la oportunidad para robarle un gran trato. Ahora, Samara estaba haciendo todo lo posible para separase de el frente a Víctor.
Álvaro miro a Samara con una expresión complicada. Si todo esto fuera cierto, ¿Cómo trataría a la mujer que tenía frente a el?