Ian Garret es un importante hombre de negocios adicto a las mujeres. Solteras, casadas o separadas, le da igual. Cada día una distinta pasa por su cama. Un día seduce a su secretaria Emma Connor que vive una vida monótona con su novio al que conoce desde el instituto. La culpabilidad por los encuentros clandestinos con su jefe hará que Emma le confiese a su pareja la infidelidad haciendo que salga a la luz como es su novio en realidad. Ian se involucrará ayudandola mientra sigue en su círculo de sexo descontrolado ¿Cambiará por ella?¿ Soportará Emma estar cerca de él sabiendo que no es la única?
Posa una de sus manos en mi trasero, apretándome contra él. La otra la introduce por debajo de mi blusa ascendiendo de forma irrefrenable hasta mis pechos.
El deseo envuelve el despacho y a nosotros. Nuestra lenguas juegan en un baile erótico, compulsivo y de necesidad.
Desabrocha los botones de mi camisa y yo, lucho contra su cinturón tirando de la hebilla para terminar bajándoselos impacientemente.
Me coge a peso y aprovecho para rodear su cadera entre mis piernas, llamándolo, invitándolo, necesitándolo.
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Camino hasta casa con la chaqueta colgando del brazo. Tengo la esperanza de que el aire fresco se lleve el pecado de mi cara.
Me acabo de acostar con mi jefe y mi novio de toda la vida me espera en casa. Bien por ti Emma, solo eres una guarra, podría ser peor...
Se que lo que he hecho está mal pero también estoy convencidad de que volvería a hacerlo. Mi relación está muerta desde hace tiempo y creo que lo único que nos une a Toni y a mi es la hipoteca que hoy en día une a las parejas más que el matrimonio.
- Ya estoy en casa- vocifero al abrir la puerta
- Llegas tarde ¿ Por qué no has avisado?- inquiere molesto
-Lo siento cariño, hemos tenido mucho trabajo. Vengo agotada
Con estas últimas palabras tengo que desviar la mirada, no puedo mentirle y mirarle a los ojos a la vez.
Lo dejo en el salón para entrar directamente en la ducha, quiero quitarme cuanto antes el olor de su perfume, de su cuerpo... y solo con pensar en él, se que si me volviera a llamar volveria a encerrarme en su despacho.
El único problema es que conozco perfectamente la trayectoria amorosa de Ian, mi jefe, o para ser más exactos, la NO trayectoria amorosa.
Siempre despampanantes mujeres pasan a su despacho o tengo que reservar en restaurantes caros para él y sus mujeres. Rara vez le he visto repetir cita con el mismo nombre.
¡¿Qué vamos a cenar?!- grita Toni aporreando la puerta del baño
-No lo se... ya salgo
Rebusco en la nevera algo para comer que se haga rápido y no necesite mucho esfuerzo.
-¿Una tortilla?- pregunto sosteniendo un par de huevos
-Uff paso
-¿Perrito caliente?
-No tenemos de nada. Si hubieras venido antes podrías haber hecho la compra- me culpa Toni
- Lo se pero no he podido. Me voy a la cama, tu puedes cenar lo que te apetezca
Lo dejo plantado en la cocina y me meto en la cama con la ilusión de soñar con Ian y olvidarme de mi vida durante unas horas.
Despierto temprano cuando el despertador ya ha sonado dos veces y sin darme cuenta lo he apagado
-Apaga eso por dios- susurra todavía dormido
- Ya está, sigue durmiendo
Me ducho, me visto y salgo de casa para ir a trabajar. Hoy me enfrentaré a mi jefe después de haberme acostado con él. Tierra trágame y no me escupas hasta que haya pasado la vergüenza.
Me voy a comportar normal, lo saludaré con mi ya habitual "Buenos días señor Garret" y me dedicaré a trabajar. Si hoy me pide que reserve en algún sitio para dos se que volveré a casa echa polvo.
Soy enamoradiza por naturaleza. Lo que para una mujer es un simple polvo de una noche, en mi hace que piense en niños y en una casita en el campo junto con dos enormes perros...
Me siento en mi mesa. Le echo un vistazo rápido a la agenda del señor Garret, pongo en orden las reuniones del día y entra por la puerta
-Buenos días Emma- saluda con cara seria. Como siempre.
- Buenos días señor Garret -parafraseo lo que ya tenía pensado sin levantar la vista de la agenda.
Anoche nos tocábamos como si nos conociéramos desde siempre, con complicidad e intimidad y hoy nos saludamos tan formal que parece una broma.
-Por cierto Emma, necesitaría que hoy te quedaras otra vez si puedes...
¿Quiere repetir?¿Conmigo? Al momento me siento culpable. No por acostarme con mi jefe ni por engañar a mi novio, sino por no dudar ni un segundo.
-Claro