-¿Tuviste algunos problemas?- preguntó Ottar
Viggo vio a su hermano llevando un espadón sobre su hombro derecho. Sus orejas de oso y gran estatura llamaban la atención, por lo demás, se veía como un aventurero promedio.
-Algo así- respondió Viggo con una sonrisa incomoda.
Ellos estaban avanzando por el tercer piso del calabozo con un ambiente similar a los túneles de una mina. Eran alrededor de las ocho de la mañana y podrían estar en el piso cinco, pero Viggo llego tarde gracias a una pequeña conversación con sus esposas, quienes no estaban muy contentas de que él y Ottar se sumergieran en el calabozo.
Viggo iba vestido como siempre, el collar de Kiara en su cuello con una piedra celeste colgando de los eslabones. El torso desnudo, el grueso cinturón con la cabeza de león en el centro, túnica roja de la cintura hasta las rodillas y botas de cuero. De su espalda colgaba una aljaba con flechas y en sus manos llevaba un arco metálico negro.
-Ahí viene uno- dijo Viggo, captando una sombra pequeña avanzando por el túnel. Él saco una flecha, tenso la cuerda, apuntó y disparo. La flecha voló formando un arco y se clavó en la cabeza del monstruo. Por la poca iluminación su apariencia era un misterio, pero al caer al suelo, su cuerpo se desvaneció y cayó una piedra purpura. Viggo miró a Ottar con una sonrisa y le dijo -deberías guardar eso, a menos que sea necesario, dudo que necesites ocupar un arma para vencer a los monstruos hasta el piso 20-
-Tienes razón- dijo Ottar, asintió y canalizo mana al anillo con una piedra azul en su mano derecha, el cual absorbió el espadón y lo dejo con las manos vacías.
Ellos continuaron caminando por el túnel de piedra y a medida que se encontraban con los monstruos, Viggo los mataba con una flecha en la cabeza. No importa si eran dos, tres, cuatro o hasta cinco. Viggo podía tomar igual número de flechas y dispararlas a la vez sin fallar en ningún un objetivo.
Ottar iba mirando el espectáculo. Dentro de Orario se decía que los mejores arqueros eran elfos, pero él dudaba que alguien fuera tan bueno como su hermano. Ellos salieron de los túneles para llegar a una especie de precipicio profundo con una escalera de caracol apegada a la muralla. Varios metros por debajo se veían a cinco aventureros subiendo. Viggo y Ottar bajaron por la escalera de caracol y se toparon con los tipos, los quedaron mirando, pero no les dijeron nada.
Una vez que Ottar y Viggo dejaron atrás a los aventureros, Ottar comentó -el bebé que acogiste en tu casa-
-Que adopte- corrigió Viggo
-¿Lo adoptaste?- preguntó Ottar un tanto sorprendido
-Sí, lo adopte, no te puedo decir razón porque involucra muchas cosas, pero lo adopte en mi familia. Espero que seas amable con él-
Ottar soltó suspiro y asintió -espero que seas mejor padre que hermano- dijo
-Yo también espero lo mismo- dijo Viggo -¿Qué querías saber del niño?-
Ottar miraba las escaleras de piedra, con unas antorchas a la altura del metro con ochenta centímetros. El abismo del lado izquierdo lanzaba un aire seco y sucio, molesto a su buen olfato. Además de verse como un pozo negro sin fin.
-Nada- dijo Ottar
-Vamos, no empieces así- dijo Viggo con una sonrisa. En su mano izquierda llevaba el arco y con el dorso de la mano, le dio un leve golpe en el hombro a Ottar -ya no eres un niño-
-Dicen que Zeus robo al bebé de una aventurera- continuo Ottar -¿Es el bebé?-
-Sí- dijo Viggo en voz baja al entender hacia donde se dirigía la conversación -yo mate a Zeus-
Ottar se detuvo, Viggo también. Ambos se miraron a los ojos, teniendo una pequeña conversación con la mirada. Ottar negó con la cabeza y dijo -Viggo sigue siendo el mismo de siempre, metiéndose en problemas ¿Había una buena razón?-
-Sí, la había- dijo Viggo con el ceño fruncido -era relacionada con el futuro y el niño-
-¿Qué tipo de futuro? ¿Qué viste?-
-No te puedo decir-
-Es por la dama Freya-
-No seas idiotas, sabes que no, confió en ti y te diría si pudiera, pero saber del futuro puede ser peligroso. Lo único que tienes que saber es que me estoy moviendo por el futuro de todos. Incluso el tuyo-
-Entiendo- dijo Ottar, tomo una profunda respiración y siguió bajando por la escalera de caracol -si necesitas ayuda, dime-
-Cuando la necesite, te hablare, por ahora debemos volvernos fuertes. Más que Jason y los otros, más que papá-
-¿Tanto?- preguntó Ottar deteniéndose y volteando su rostro para mirar a Viggo. Ser más fuerte que Jason y los otros ya era una buena meta, pero ser fuerte como Kain ya eran palabras mayores. Estabas hablando de la única persona que lucho contra tres nivel ocho al mismo tiempo y los venció.
-Así de fuerte, hermano- dijo Viggo con una sonrisa astuta -¿Puedes hacerlo?
Ottar quedó mirando a Viggo con seriedad durante unos segundos, no podía creer lo que decía, pero después de ver que Viggo lo miraba con seriedad a pesar de tener esa tonta sonrisa en los labios, Ottar asintió.
-Está bien ¿hay un tiempo límite?-
-Todavía no lo sé, pero pensemos en una carrera de aquí a quince años. Quien se vuelva primero dios, será el vencedor-
Ottar sonrió y soltó una risita -lo dices como si fuera fácil. En ese aspecto ¿No tienes la ventaja?-
-Sí, pero ¿Te rendirás sin luchar?-
-Claro que no, idiota-
-Eso está mejor, continuemos- dijo Viggo
-Sí- dijo Ottar
Viggo bajo por la escalera de caracol hasta alcanzar a Ottar y ambos continuaron descendiendo en el calabozo. Hasta que llegaron al piso diecisiete, donde estaba el Goliat oculto bajo una capa de cristales en la pared. El lugar era espacioso, árido y con paredes y techo rocoso. Viggo y Ottar se detuvieron a quinientos metros del monstruo.
Viggo hizo un ademan con la mano derecha, donde tenía su anillo para que la aljaba con flechas y el arco se almacenaran. Después hizo otro ademan y saco una pequeña moneda de un valis -¿Cara o cruz?- pregunto
Ottar lo quedó mirando, hizo una mueca de fastidio y respondió -ocúpate tú de esta cosa-
-Vamos, no seas aburrido- insistió Viggo -¿Cara o cruz?-
-¿Por qué siempre me arrastras a esto?- se quejó Ottar con pocas ganas de luchar contra el Goliat del piso diecisiete. Era un buen ejercicio, pero a esta altura de la vida ya había dejado de ser un reto.
-Porque si no todo sería aburrido, vamos ¿Cara o cruz?-
-No quiero-
-Ok, papá siempre dice que, si no eliges por tu propia cuenta, otro elegirá por ti- dijo Viggo, lanzó la moneda al aire dando vueltas, pero Ottar la atrapo en el aire y la retuvo dentro de su mano. Viggo lo quedó mirando con una sonrisa mientras Ottar fruncía el ceño.
-¿Cara o cruz?- preguntó Ottar sosteniendo la moneda dentro de su mano
-Cara- respondió Viggo de buen humor
Ottar se sentía un poco molesto con Viggo por obligarlo a estos juegos, pero soltó un suspiro, coloco el dorso de su puño izquierdo en horizontal y depósito la moneda que tenía en la mano derecha. Ottar levantó la mano y quedó cruz.
-Lo sabía, le hiciste algo a la moneda- se quejó Ottar
Viggo soltó una risotada y respondió -de que hablas, tú la atrapaste y la volteaste, es tu mala suerte-
-Maldito, eres un tramposo, estoy seguro de que le hiciste algo- continuo Ottar, tomo la moneda y la miró por ambos lados, todo parecía en orden, incluso la llevo a su boca y la mordió con los dientes para saber si era real o Viggo le había hecho algo, pero no, la moneda era común y corriente.
-Vamos, ve a jugar con el Goliat- dijo Viggo apuntando el índice de su mano derecha -te toca sacar la basura-
-Maldito tramposo- dijo Ottar y le lanzó la moneda, pero Viggo movió su rostro hacia un lado y la moneda paso de largo. Ottar frunció el ceño, hizo un ademan con su mano derecha, donde estaba el anillo que le dio Kain e hizo aparecer su espadón. Después camino por delante con muchas ganas de borrarle la sonrisa a Viggo de su estúpida cara. Sin embargo, a los pocos segundos Viggo lo alcanzó llevando el hacha leviatan en su mano derecha.
-Oye, no empieces, este es mi problema- dijo Ottar de mal humor
-Vamos, vamos, no seas mal perdedor- respondió Viggo con una gran sonrisa -puedes ser un perdedor, pero no por eso tu hermano te va a dejar solo-
-Eres tan molesto, no me gusta como dices las cosas-
-Di lo que quieras, el que le dé el último golpe al Goliath, gana. Si pierdes, te tocara ir limpiado toda la mierdecilla del camino hasta el piso veinticinco-
Viggo comenzó a trotar con dirección a la enorme pared de cristal donde el Goliaht estaba atrapado.
Ottar lo quedó mirando durante unos segundos, pero después se acordó de la cantidad y lo molesto que eran los monstruos de los pisos inferiores -oye, de nuevo estás haciendo trampa- grito. Ottar dio un salto hacia adelante, superando a Viggo y corriendo a una mayor velocidad.
Viggo sonrió al ver a Ottar emocionado y también acelero su paso. Ambos comenzaron a correr a una misma velocidad, mirándose cada ciertos metros y sonriendo.
Cuando ellos estaban a cien metros de distancia el Goliath se activó y la muralla de cristal se comenzó a caer a pedazos. El Goliath soltó un rugido bestial que reverbero por todo el piso, pero eso no intimido a Viggo y a Ottar, quienes pusieron todos sus esfuerzos en correr. El Goliath salió de la pared de cristal y camino a paso lento. Sin embargo, antes de que el pudiera hacer algo. Viggo y Ottar saltaron al mismo tiempo elevándose varias decenas de metros sobre el suelo mientras apuntaban al cuello y atacaban al mismo tiempo. En ambos lados del Goliath se produjeron profundos cortes y el monstruo cayó instantáneamente de rodillas.
Viggo y Ottar cayeron al suelo, se dieron vuelta y miraron al Golitah y como su cabeza se caía y quedaba colgando de un trozo de carne y piel. El enorme cuerpo humanoide cayó de frente y se desplomo dejando una polvareda a su paso.
-Primero- dijo Viggo
Ottar lo apuntó con su espadón y dijo -oye, no empieces, fui yo quien lo mato-
-De que hablas, yo lo vencí, le hice el corte más profundo-
-¿Quieres pelear?-
-Está bien, cuando quieras- respondió Viggo apuntándolo con el hacha Leviatán
Ottar le sostuvo la mirada, pero después negó y guardo el espadón dentro del anillo -déjalo, si papá nos viera nos regañaría- dijo -se supone que estamos en una misión-
-Sí, bueno, tienes algo de razón-
-Idiota, tengo toda la razón. Además, deja de comportarte como un niño. Ahora eres padre de dos, tienes esposas y un montón de responsabilidades-
-Oye ¿Qué tiene de malo un poco de diversión?-
-No tienes remedio- respondió Ottar con una sonrisa, ambos caminaron hasta la enorme piedra purpura que dejo el Goliath y Ottar la almaceno. Después caminaron a paso lento hasta el fondo del piso, donde encontraron una cueva y se adentraron.
-Oye ¿Te acordaste de traer dos carpas?- preguntó Viggo
-No, solo una ¿Por qué dos?- preguntó Ottar extrañado
-No bromees, Ottar, cuando éramos niños eras super toxico, más hediondo que los huevos podridos-
-Eso- dijo Ottar avergonzado -eso fue cuando éramos niños, solo tenía seis y me gustaba comer- después grito en respuesta -además, no tienes nada de que quejarte. Tus pies siempre olieron a queso. Seguro que con esas botas de cuero son más hediondos aún. Esta decidido, duermes fuera de la tienda-
-¿Crees que es una perdida? Me salve, no quiero morir intoxicado-
-Idiota-
-Mira quien habla-
Los dos continuaron caminando a paso lento, con una sonrisa en los labios, solo para el final soltar una risita tonta.