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Preludio del cambio 2.195

Rosewisse y Viggo terminaron matando a más de cien wulver que encontraron en su camino. Sin embargo, Rosewisse no estaba tan feliz ni Viggo tan tranquilo. Ella miraba a Viggo sujetarse el brazo derecho con un largo corte por el que sangraba sin parar. Viggo tuvo que ocupar su poder divino para poder sanar una herida tan profunda.

-Yo- dijo Rosewisse con vergüenza -lo siento, no fue mi intención. En serio-

-Lo sé- dijo Viggo sujetándose el brazo y viendo como la herida se cerraba hasta que desapareció -pero eso no es excusa. Somos compañeros en el campo de batalla, si pierdes el control, yo puedo perder mi vida, recuérdalo-

-Lo tendré presente- dijo Rosewisse con tristeza -no volverá a pasar-

Viggo tomo una profunda respiración y con su mano izquierda tiro de la cadena de la espada del caos. La cadena se retrajo y la espada se movió del suelo a su mano. Viggo miró ambas espadas y después las guardo dentro de su alma, desvaneciéndolas del mundo físico. Viggo miró a Rosewisse y camino hasta donde estaba ella. Rosewisse agacho la mirada y Viggo se detuvo delante de ella. Él puso su mano en el brazo y ella levanto su rostro.

-No te preocupes, solo debes mejorar- dijo Viggo con una mirada seria y un sentimiento de compañerismo

Rosewisse sonrió y asintió -seré mejor-

-Lo sé-

Viggo y Rosewisse siguieron por la cueva hasta que llegaron al final donde se encontraron con un precipicio. Por debajo se veía una caída de cientos de metros y por delante una saliente con una puerta gruesa de color esmeralda y grabados enanos. Viggo y Rosewisse se miraron, saltaron a la saliente que estaba a diez metros de distancia y cayeron sobre una superficie cubierta de nieve.

Viggo miró hacia arriba y se dio cuenta que por arriba de él había una enorme grieta en el hielo que estaba bajo el brazo del gigante. Se veían los tatuajes rúnicos alrededor del brazo con forma de brazalete. Viggo después miró por delante, un espacio de diez metros de ancho y después miró a Rosewisse.

-¿Tú crees?- preguntó Viggo

-No, no, no- dijo Rosewisse en contra -es muy peligroso maniobrar en un espacio tan estrecho. Yo y mis alas medimos cinco metros de ancho- ella agacho la mirada y murmuro -cielos, eso sonó mal- después volvió a mirar a Viggo y continuo -no, no quiero hacer algo tan peligroso-

-Entiendo, entonces vamos por aquí- respondió Viggo, se dio la vuelta y camino a la puerta. Él la empujo un poco, pero no se movió. Rosewisse se puso en la puerta del lado derecha. Viggo se movió del lado izquierda. Ambos se miraron, asintieron y empujaron al mismo tiempo. Entonces algo se quebró del otro lado y las puertas se abrieron.

Una vez que Rosewisse y Viggo pudieron abrir las puertas, solo quedo por delante un gran salón cubierto de hielo por todos lados. Al mismo tiempo, lo que obstruía la puerta era una gruesa capa de hielo. Se veían algunos muebles, vasijas y utensilios desperdigados por el suelo. Ellos avanzaron mirándolo todo y se dieron cuenta que en una esquina había una familia de personas congeladas. Los cuatro, dos adultos y dos niños, abrazados, con la piel negra por la congelación y cubiertos por una fina capa de hielo. Viggo y Rosewisse agacharon la mirada y siguieron avanzando por el salón.

Todo el lugar estaba deteriorado y cubierto de hielo. Gracias a eso se conservaban muchas cosas, como platos y cubiertos, pero estaban tan desgastado por el tiempo que cuando Rosewisse se apoyó en una mesa, esta se desplomo y todo se quebró como si fuera de cristal. Viggo le tuvo que tomar la mano y guiarla al final del salón para poder salir.

-He leído de este lugar- dijo Rosewisse -era bastante famoso. Era uno de los pocos pueblos que adoraban Njord, un dios Vanir-

-No te preocupes, eso ya paso, solo estábamos viendo los resultados finales de algo más grande- respondió Viggo -este no será nuestro final, este no será el final de nuestra familia. No debes tener miedo. Yo protegeré tu espalda y tu protegerás la mía-

-Sí- dijo Rosewisse con una pequeña sonrisa

De esa forma, ellos siguieron avanzando por pasillo y salones que estaban en las mismas condiciones. Cosas antiguas cubiertas por capa de hielo que al más mínimo toque se rompían. Los cadáveres estaban apilados por todos lados. Lo más desafortunados murieron solos en una esquina en posición fetal, tratando de protegerse del terrible frio. Lo más aventajados murieron con su familia, protegiendo a los más pequeños, pero todos los esfuerzos fueron inútiles. Ahora todos eran momias congeladas en hielo.

Viggo y Rosewisse abrieron la última puerta solo para encontrarse un acantilado de veinte metros de ancho con una profundidad que se podía contar en cientos de metros. Del otro lado del acantilado se veía la punta del enorme pilar que atravesaba la cabeza del gigante. La punta emitía un brillo ígneo de color anaranjado, como si hubiera estado en la forja, pero no parecía emitir calor, ya que el ambiente estaba helado.

Rosewisse se detuvo detrás de Viggo y lo abrazo. Este último la miró hacia atrás y le pregunto -¿Qué hay de eso no de maniobrar en espacios cerrados?-

-Son veinte metros, no es tanto- respondió Rosewisse y salto para planear y atravesar en un breve instante el acantilado. Descendieron sobre tierra firme. Una mezcla de piedra y hielo. Por delante de ellos estaba el cincel con el que grabarían la runa y podrían entrar al cámara de Odín.

-Bien, ya casi estamos- dijo Viggo, materializo el hacha Leviatán, pero Rosewisse lo tomo por la muñeca y lo detuvo. Viggo la quedó mirando y pregunto -¿Qué?-

-Déjamelo a mí, si es por filo, mi katana es la mejor- dijo Rosewisse

-¿Estas segura?-

-Sí- dijo Rosewisse, materializando la katana y desenfundo. Ella le paso la funda a Viggo y después avanzó por delante hasta que se detuvo frente a la punta del cincel. Viggo la quedó mirando durante unos segundos. Rosewisse canalizo mana a la hoja de la katana que en un principio era azul, pero se transformó en un verde acuoso con pequeños brillos en su interior como si fueran estrellas. Ella levantó la katana, respiro, trazo un corte con la mirada y descargo la katana siguiendo dicho corte.

-Trata de cortar varios trozos de cincel, nunca sabemos cuándo vamos a necesitar más. Además, no parece un material normal. Seguro que a papá le encantaría estudiarlo-

-Lo entiendo- dijo Rosewisse y continúo cortando trozos de la punta del cincel.

Viggo se dio la vuelta y miró hacia el fuera, donde se veía el acantilado. Utilizo su poder divino para ocupar su clarividencia y miró los alrededores, pero a simple vista no parecía haber peligros.

-Listo- dijo Rosewisse

Viggo con su clarividencia activa y el brillo dorado en sus pupilas, vio a Rosewisse tomar varios trozos de metal y echarlos en la bolsa de la abundancia. Ella termino de guardarlo todo, ato la bolsa a su cintura y miró a Viggo con una sonrisa, pero de repente algo apareció delante de Rosewisse y le golpeo el rostro con tanta fuerza que le deformo la cara. Los dientes volaron, el cráneo se hundió y la sangre salpico.

-No- rugió Viggo con tanta fuerza que el grito reverbero por toda la cueva. Eso cortó la fuente de poder divino y se dio cuenta que Rosewisse estaba bien, recién estaba terminando de abrochar la bolsa de la abundancia en su cintura. Ella levanto su rostro lentamente como lo había hecho e iba a gesticular una sonrisa. Viggo se movió a toda velocidad, apretó su puño izquierdo, activo el brazalete y las aspas se desplegaron hasta formar un escudo. Rosewisse no sabía porque Viggo estaba tan alterado, pero él se detuvo delante de ella, coloco el escudo y escucho un poderoso tañido metálico, producto del choque del escudo y el Mjolnir. Sin embargo, diferente de la vez anterior, Viggo resistió el impacto y con un poderoso rugido, repelió el martillo y el arma volvió a la mano de su dueño.

Rosewisse miró por el lado del escudo de Viggo y vio a Thor salir de un portal. Cabello y barba cobrizo, pelo desgreñado, estatura prominente igual que su enorme barriga de bebedor. El martillo en su mano izquierda y la mirada de alguien que ve a su enemigo.

-Veo que te has vuelto más hábil- dijo Thor una voz insidiosa -es una verdadera sorpresa, déjame corregir mi error anterior-

Viggo activo su touki a su plena capacidad y al mismo tiempo hizo aparecer su varita. Solo tuvo que hacer un ademan con la muñeca y el halo dorado de la bendición del sol apareció sobre su cabeza. Al mismo tiempo, Thor, a más de veinte metros de distancia, tomo su martillo y lo lanzó con fuerzas. Sin embargo, él no esperaba que Viggo replegara su escudo y pusiera sus manos desnudas. Thor sonrió con una sonrisa rebosante de confianza y burla, pero cuando Viggo recibió el impacto del martillo con sus manos y no retrocedió, esa sonrisa se desvaneció.

Thor extendió su mano para que el martillo volviera a su mano, pero Viggo le regalo una sonrisa burlona y apretó la cabeza del martillo con todas sus fuerzas. El martillo no volvía a las manos de Thor, lo que lo hizo enfurecer y aplico más mana a su mano, cosa que aumento la fuerza del martillo y por fin escapo de las manos de Viggo. Este último sonreía, pero se forzaba para no fruncir el ceño y demostrar el dolor del impacto del martillo sobre sus manos y brazos.

-Suficiente de experimentos- grito Rosewisse en pánico, Viggo asintió y llevó su mano al collar en su cuello con la piedra azul.

Thor al ver al muchacho pelirrojo llevar su mano al collar en su cuello pensó que pasaría lo mismo que la otra vez, así que lanzó el martillo con todas sus fuerzas, pero para su desgracia, la esfera de energía azul rodeo a Viggo y Rosewisse.

-Nos volveremos a ver- dijo Viggo frunciendo el ceño -la próxima vez, prepárate, te devolveré este dolor-

Thor llamo a su martillo y lo atajo con su mano izquierda -eso espero, cada vez me agrada más este juego- respondió

-Ya veremos si dices lo mismo la próxima vez-

Entonces la esfera azul que rodeaba a Viggo y Rosewisse se desvaneció de Midgar y se movió a través del espacio. Viggo soltó un alarido de dolor y cayó de rodillas al suelo, con los brazos caídos.

-¿Qué te paso?- preguntó Rosewisse, preocupada por él -¿Cómo te ayudo?-

-No puedes- dijo Viggo apretando los dientes y aguantando el dolor -ese hijo de puta, me disloco los brazos con el impacto del martillo. Duelen más que cualquier dolor que haya sentido antes-

Viggo canalizo energía divina a sus músculos y huesos sanándose en pocos segundos -o santo cielo- dijo poniéndose en pie -pensé que me iba a arrancar los brazos con ese golpe-

-Eres un idiota- grito Rosewisse -si tienes el maldito escudo, ocúpalo, para algo lo tienes-

Viggo se dio la vuelta y miró a Rosewisse -¿De qué hablas? Dijimos que íbamos a experimentar y ver si podemos resistir los golpes de ese tipo. La primera fase fue correcta, solo debemos afinar nuestro poder y mejorarlo un poco. De esa manera podremos luchar con él y recibir algunos golpes sin morir en el proceso. Aunque por ahora no lo recomiendo, duele de una manera-

-Yo, yo- dijo Rosewisse con el ceño fruncido -no sé si pensar que eres alguien frio y te tomas en serio lo de experimentar o solo eres tonto-

-Ahí vamos de nuevo, bueno, bueno, soy Viggo el tonto-

Rosewisse lo abrazo y dijo -casi, casi me diste el susto de mi vida-

-¿Y yo?- pregunto Viggo con una expresión seria -te vi morir delante de mis ojos-

Rosewisse levantó su rostro y lo miró a los ojos. Viggo era muy serio con respecto a eso. No había una pisca de broma en su mirada. Entonces ¿Qué había pasado para que él diga eso?

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