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Remanentes de otra Era 1.75

INICIO NSFW

Scheherezade y Viggo estaban recostados sobre una frazada a las orillas del rio mientras eran iluminadas por la luna, las estrellas y las antorchas apoyadas en las murallas del edificio a sus espaldas. Viggo tomaba a Scheherezade por las carnosas caderas mientras ella tiraba sus manos hacia atrás y le agarraba el trasero, como si lo estuviera empujando para que él pudiera entrar hasta el fondo. Ella miraba hacia atrás y recibía los besos de Viggo mientras sentía que por dentro se estaba derritiendo. Hacerlo a la orilla de un rio, con la luz de las antorchas y de la luna se sentía bien. Sin embargo, el sentido inmoral de hacerlo mientras las otras chicas la miraban, lo hacía sentir aún más sexual que de costumbre.

Viggo apartó los labios y le mordió el lóbulo de la oreja. Scheherezade soltó un gemido largo y profundo, mientras sentía como Viggo dejaba todo en su interior.

Ella cerró sus ojos intoxicada por el sentimiento mientras Viggo la abrazaba por detrás. Después él llevo una mano al vientre y otra al enorme seno. Scheherezade miró hacia atrás con ojos embriagados de lujuria. Viggo la beso y permanecieron así durante un par de minutos. Después Viggo se puso de pie mientras Schehrezade se ponía en cuclillas mientras su trasero quedaba a unos centímetros del agua. Ella iba a tomar el pene de Viggo y lo iba a limpiar, pero él la detuvo. Ella elevo su mirada esperando una respuesta.

-Todavía queda alguien más- dijo Viggo con una sonrisa. Scheherezade asintió, se puso de pie y le tomo la cara para besarlo con todas sus fuerzas. El beso duro otro minuto hasta que por fin ellos se separaron. Entonces Viggo miró a las otras tres chicas quienes lo miraban sentadas desde una manta sobre el pasto, al borde del rio. Todas ellas estaban desnudas, mirando como Viggo amaba a cada una de ellas. Primero fue Ana, quien tenía las mayores urgencias, después Sakura y en penúltimo Scheherezade. Solo dejando así a Semiramis, quien dijo que podía esperar hasta el final.

Viggo sonrió mirándola a los ojos. Sin embargo, Semiramis miró hacia otro lado con las mejillas ruborizadas. Ella estaba entre molesta y excitada, pero se le hacía difícil mostrar su sexo a otros. Estaba bien si era frente de Scheherezade, pensó ella, ya que eran amigas desde hace muchos años. No hubo de otra frente a Kiara, ya que tenía una promesa con ella. Además, ella era su respaldo y ante la necesidad, poco se puede hacer. Sin embargo, hacerlo delante de Sakura y Ana era un no, no.

Viggo camino hacia Semiramis y se paró a un metro. Él le tendió la mano y ella lo miró de soslayo. Viggo se quedó así durante un largó minuto, hasta que aburrido de la indecisión de Semiramis, le tomo la mano y la ayudo a levantarse.

No obstante, cuando Semiramis se puso de pie y quedó a unos pocos centímetros de Viggo, dijo -no quiero-

-¿Por qué?- pregunto Viggo -al principio parecías conforme con esto-

-Eso es- respondió Semiramis agachando la mirada y viendo el pene de Viggo que caía lacio entre sus piernas. Por otro lado, ella pensó que debe apestar a otras mujeres. Y al parecer, eso era lo que más le disgustaba. Sin embargo, antes de que ella se pudiera quejar, Viggo se acercó y la beso en los labios. Semiramis se fue derritiendo poco a poco, Viggo la abrazo y ella se sintió a gusto. Ella le besaba los labios con deseo y Viggo le respondía con la misma intensidad. Él paso sus manos de las caderas a las nalgas y fue acariciando con movimientos circulares mientras descendía. Viggo disfruto de la carne blanda con forma de corazón mientras Semiramis se sentía aún más tentada. No obstante, cuando se dio cuenta que estaba en frente de todos y echó su cabeza hacia atrás.

-No quiero delante de ellas- susurro Semiramis entre jadeos

-Está bien- respondió Viggo, acercando su cara y besándole las mejillas. Después él bajo al cuello y continúo repartiendo besos por toda la superficie. Semiramis lo abrazo y cerró los ojos mientras sentía el sensual tacto. Viggo se acercó al oído y le susurro -¿Puedes limpiarlo?-

Semiramis abrió los ojos, al mismo tiempo que sentía como los dedos de Viggo sujetaba sus caderas con firmeza.

-¿Delante de ellas?- susurro Semiramis en un tono mimado

-Sí, delante de ellas- le susurro Viggo -eres mi mujer, ellas también lo son. Tú las vistes como me recibieron, ahora es el turno de ellas que te vean-

-¿Te gusta que otras personas me miren?-

-No, solo quiero quitarte el control. Siempre estás en control, lo cual es bueno la mayor parte del tiempo, pero no todo el tiempo-

Semiramis le tomo la cara con ambas manos y miró a esos ojos azules iluminados por la luz de las antorchas. El rostro de Viggo se veía tierno, juvenil, bastante guapo con esa sonrisa y a la vez salvaje, con esos largos cabellos rojos.

-¿Me amas?- preguntó Semiramis

-Sí, cada parte de ti- respondió Viggo mirándola a los ojos -quiero que seas mías, quiero que te quedes a mi lado-

Semiramis asintió y Viggo la condujo a la orilla del rio. En ese momento el agua estaba fría, pero con el calor ambiente que hacía, la temperatura del agua se volvió un sentimiento agradable. Semiramis se agacho, tocando el agua con su trasero y miró de frente el pene de Viggo. Esté estaba caído, pero aun así era de un tamaño consideraba. Ella elevo su rostro y miró a Viggo con las mejillas ruborizadas. Después acercó su boca al pene mientras lo levantó con su mano derecha y lo conducía a su boca. Viggo la miró en todo momento mientras le acariciaba el cabello y se lo echaba hacia atrás.

-Sí, sigue así- dijo Viggo mientras tomaba una profunda respiración y cerraba los ojos sintiendo una agradable sensación. Semiramis lo continúo complaciendo, moviendo su boca de atrás hacia adelante, pasando su lengua por la parte del frenillo y estimulando los testículos con la otra mano. Al mismo tiempo, ella miraba como las otras chicas la miraban. Ella sentía entre vergüenza y excitación. Sin embargo, pensó que a lo mejor Viggo tenía razón. Ella siempre estaba en control, bajo una situación segura y bajo sus propios términos. Entonces, solo por esta vez estaba bien. Estaba bien estar bajo los termino de Viggo. Él dijo muchas veces que la cuidaría, que la quería a su lado.

Semiramis continúo lamiendo el pene hasta que este alcanzó su máxima longitud y diámetro, como una larga vara de carne tubular.

Al mismo tiempo, Viggo le dijo -ya es suficiente-. Semiramis se apartó del pene y Viggo le tendió una mano. Ella la tomo y él le ayudo a levantarse. Una vez que estuvieron a una misma altura, ambos se miraron a los ojos y Viggo la condujo al borde del rio, después caminaron hasta la frazada en la que las otras chicas estaban sentadas. Ellas hicieron espacio y Viggo llevo a Semiramis para que se sentara. Después él se arrodillo delante de ella, puso sus manos con suavidad sobre las rodillas y la miró a los ojos, notando el nerviosismo en su mirada. Al mismo tiempo, Semiramis miró a Sakura y Ana preocupadas de lo que iban a pensar, pero ellas solo la miraban con una sonrisa amable. Entonces ella sintió como Viggo deslizaba sus manos por entremedio de sus muslos. Ella lo miró y él solo hizo una sonrisa coqueta, le guiño un ojo y le fue poco masajeando las paredes internas de los muslos con un toque sensual. Eso, más las miradas de las otras chicas, encendieron a Semiramis.

Viggo poco a poco fue besando los muslos, sintiendo la ternura de la piel de una princesa. Él deslizo sus labios marcando todo el camino hasta el monte de venus. Al mismo tiempo, llevo su mano izquierda a la vagina y delineo con sus dedos en un suave movimiento, el contorno de los labios. Cuando Viggo sintió que los juegos habían sido suficiente, le tomo las nalgas y acercó su rostro para besar los bordes de la vagina. Al mismo tiempo, Semiramis soltó un gemido sensual mientras sentía como el aliento cálido y la lengua húmeda la estimulaban. Viggo le tomo labios con las manos y los apretó con suavidad. Entonces él paso su lengua de arriba abajo y Semiramis soltó un gemido, echo su cabeza hacia atrás mientras sus senos sobresalían grandes por la excitación.

-Relájate- dijo Sakura -deja todo a Viggo, nosotras te ayudaremos-

Semiramis en un estado semiconsciente asintió a las amables palabras. Entonces Sakura se acercó a los grandes senos de Semiramis que caían hacia los lados como suaves bolsas de carne tersa y las comenzó a lamer. Del otro lado, Ana hizo lo mismo mientras Scheherezade se ganaba detrás de Semiramis y le levantaba la cabeza y la reposaba sobre sus muslos.

-AAAaaa- gimió Semiramis sintiendo todas las sensaciones al mismo tiempo. Ella tensaba su cuerpo y trataba de cerrar sus piernas, pero Viggo ya estaba metido en su entrepierna, comiendo cada uno de los pliegues de sus labios. Era una sensación tan agradable que por un momento perdió la noción del lugar en el que estaba hasta que tuvo un fuerte orgasmo y cayó inconsciente.

-FIN NSFW-

Media hora después Semiramis se despertó y lo primero que vio fue el cielo nocturno estrellado. Aún estaba acostada sobre la frazada mientras estaba cubierta por otra frazada. Al mismo tiempo, escuchaba a las muchachas conversar de lo bonito que se veía el cielo mientras las antorchas a unos metros de ella, crepitaban. Sin embargo, por alguna razón, no se escuchaba la voz de Viggo.

-¿Ya despertaste?- preguntó Sakura apartando la mirada de Ana y Scheherezade

-Sí ¿Y Viggo?- preguntó Semiramis con voz débil

-Fue a realizar una tarea, ya vuelve-

Semiramis apoyo sus manos y se sentó. La frazada cayó dejando ver sus grandes senos y la mitad superior de su estómago. Semiramis reacciono levantando la frazada y cubriéndose el cuerpo.

-Tranquila- dijo Sakura mientras se acercaba para sentarse al lado de ella -solo estamos nosotras. Ya hemos visto tu sexo, así que no tienes nada de qué avergonzarte-

-Eso es un poco…- respondió Semiramis agachando la mirada

-¿Todavía tímida a pesar de que ya nos viste teniendo sexo a todas?-

-Es que, es un poco, no lo sé-

-No te sientas mal, deja las cosas a Viggo, él sabrá atesorarte-

Semiramis miró a Sakura y está sonrió para ella. Semiramis asintió y pregunto -¿Y mi ropa?-

-Esta doblada allí- dijo Sakura mirando a la frazada donde estaban sentadas Ana y Scheherezade -pero no sé si te quieras vestir de inmediato-

-¿Por qué?-

-Ya volví- dijo Viggo, saliendo de las sombras del pasillo del edificio a un costado del rio. Al acercarse a la luz de las antorchas se vieron grandes manchones de sangre por todo el cuerpo -los inmortales son hábiles para tratar de escapar-

-¡¿Qué te paso?!- pregunto Semiramis levantándose en un estado de pánico sin que le importara que se le cayera la frazada y mostrara su cuerpo. Ella se acercó a Viggo, avanzando por el pasto hasta un camino de tierra y lo detuvo. Entonces ella movió sus manos y lo inspecciono de arriba abajo. Como él estaba sano, ella soltó un suspiro de alivio y lo miró a los ojos esperando una respuesta.

-¿Te acuerdas que te dije que los inmortales estaban disminuyendo en número?- preguntó Viggo

-Sí- respondió Semiramis

-Bueno, resulto ser cierto. Uno de ellos se separó del grupo que matamos en la mañana y fue hasta la región de Pefka a contratar a los misthios que luchan en la arena de gladiadores. Por eso aparecieron todos esos tipos por la tarde-

-¿Y el inmortal?-

-Él trajo a los misthios y se quedó escondido vigilando la situación. Yo me di cuenta porque hace un rato lancé mi magia por si acaso y lo pude ver. Bueno, lo que importa es que ya está muerto-

-Déjame ayudarte- dijo Semiramis

Viggo sonrió y le guiño un ojo. Él dejo su hacha a un lado y se desvistió a medida que se acercaba al rio. Semiramis ya estaba desnuda, así que solo tuvo que meterse al agua directamente. Una vez que ambos entraron al agua, Semiramis tomo agua y lo comenzó a limpiar. Viggo solo la miró con una expresión suave y llena de apreció.

Por otro lado, Sakura, Ana y Scheherezade los miraban.

-Es extraña- dijo Sakura -es, como si ella estuviera muy enamorada de Viggo. A veces pienso que incluso más que yo, pero a veces es tan esquiva que no la entiendo-

-Las personas como Semiramis fueron criadas para siempre permanecer en control- dijo Scheherezade con su voz amable y tranquilizadora -ella hubiera tenido que ser una princesa, y sí todo iba bien, hubiera sido la emperatriz de Persia. Sin embargo, todas las cosas se desmoronaron y ella fue exiliada-

-¿Qué tiene que ver el control?- preguntó Ana del otro lado

-La sensación del sexo es fuerte, intoxicante por decirlo menos. Si ella cediera al sexo y al placer, perdería todo para lo que fue educada durante toda su vida-

-Ella renuncia al sexo, pero no al poder- dijo Sakura

-Es una forma interesante de decirlo- dijo Scheherezade

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