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Segundas oportunidades 1.44

Semiramis y Scheherezade se quedaron a dormir en la casa de Kiara.

Una vez que Semiramis abrió la puerta se encontró con una habitación bastante elegante de paredes blancas, con una cama demasiado amplia para una persona cubierta por una frazada blanca. Las cabeceras eran grandes y esponjosas, mientras que la muralla que estaba a la cabecera era de color turquesa, al igual que las cortinas a los lados de la ventana, en el fondo de la habitación.

-Voy a ver que quiere la reina y vuelvo- dijo Semiramis mientras Scheherezade entraba a la habitación y dejaba su bolso a los pies de la cama.

Scheherezade se dio la vuelta, la miró con una sonrisa amable y le dijo -adelante, estaré aquí, esperándote-

Semiramis vio un brillo especial en esos ojos esmeralda, pero ignoro que podría ser. Solo sabía que hoy Scheherezade estaba un poco más relajada de lo normal. Para empezar, ni siquiera llevaba su ropa oscura ni su velo. Semiramis se fue y Scheherezade se sentó a la cama y abrazo una de las cabeceras. Olió el aroma y cerró los ojos. Entonces asintió y pensó en su mente que era lo que en aquella época se describía a un hombre. Él ya tenía experiencia en las artes amatorias. Entonces pensó en donde debe estar durmiendo, se recostó sobre la cama y abrió los ojos para mirar al techo blanco. Después se sentó, abrió su bolsa y saco una tela azul semi transparente. La estiro y la levantó en el aire para poder apreciarla.

Por otro lado, Semiramis llego frente a la puerta de la habitación de Kiara. Toco la puerta un par de veces y Kiara desde el otro lado dijo un "pase". Semiramis entro a la habitación y se dio cuenta que la habitación de Kiara era muy parecida a la de Viggo. Frunció el ceño sintiéndose un tanto molesta, pero de forma rápida recompuso su temperamento. Avanzó mirando a Kiara, quien estaba sentada al borde de la cama vistiendo sus ropas blancas y prendas interiores de color fucsia.

-Cierra la puerta, por favor- dijo Kiara con voz melodiosa

Semiramis entrecerró los ojos y se volteó para cerrar la puerta y seguir avanzando por la habitación. Kiara palmeo el colchón a su lado y Semiramis con cierta reticencia, se sentó a su lado. Kiara la miró con esos ojos de pupilas amarillas y ese hermoso rostro iluminado por la luz de las velas. Semiramis se ruborizo y agacho la mirada. Después levantó su rostro y volvió a mirarla con seriedad.

-¿Qué necesita su majestad?- pregunto Semiramis en un tono serio

Kiara hizo una sonrisa burlesca, se llevó la mano a la boca y cubrió sus delicados labios -que formal- dijo en un tono divertido, para después hablar en calma -te puedes relajar Semiramis, no quiero hacerte daño. "Ya has pasado por muchas cosas"-

Semiramis pensó en su vida hasta este momento y apretó los labios. Sin embargo, cuando miró a Kiara a los ojos, sintió que ella decía aquellas palabras en un sentido mucho más profundo. Era como si la mirara con la misericordia con que un dios mira a los mortales.

-Yo, bueno ¿Qué desea?- pregunto Semiramis otra vez

Kiara extendió su mano y le toco la mejilla, después extendió su otra mano y la abrazo contra su pecho. Semiramis se sintió protegida y cálida. Solo se había sentido así con Viggo, quien se dejaba abrazar y utilizar como calefactor.

-¿Por qué estás haciendo negocios tan lejos?- pregunto Kiara

-Yo, hable con alguien y llegue con el granjero de lino- dijo Semiramis con voz suave -no parece buena persona, pero su trato es bueno. Este es el primer embarque de mármol. Su familiar es dueño de una cantera en la isla de Salamina, así que lo deja a un precio más barato. Yo lo pago y él me devuelve el monto más los gastos de traslado-

-No sigas haciendo negocios con él- dijo Kiara. Semiramis levantó su rostro y vio a Kiara mirarla con severidad -no sigas, te llevará a un mal final-

Semiramis se separó de Kiara y miró hacia otro lado -algún día dejaré de ser la comerciante de la reina hetera- dijo -seré una real comerciante, no me puedes atrapar entre tus manos-

Kiara negó y respondió -estas equivocada, tus logros están en tus manos. Yo solo te presto mi nombre para que puedas realizar todos los negocios que quieras de forma segura-

-Yo, buscaré mi propio camino- dijo Semiramis agachando la mirada

Kiara soltó un suspiro y dijo -está bien, has como gustes, pero no digas después que no te lo advertí-

-Hay algo que te quiero pedir-

-¿A pesar de que te niegas a escucharme?-

Semiramis asintió como una niña tímida y Kiara sonrió.

-Quiero que me prestes a Viggo para ir a Macedonia-

Kiara entrecerró los ojos y examino la expresión seria en rostro de Semiramis. Parecía sincera, pero algo faltaba. Kiara sonrió imaginando que era y asintió.

-Está bien, pero tengo condiciones- dijo Kiara

Semiramis agacho la mirada y dijo en voz baja -la tarifa, debe ser la misma-

-¿Para un viaje más largo, en donde vas a comprar un montón de artículos de lujo? ¿No crees que estas siendo un poco descarada?-

Semiramis se ruborizo, levantó su rostro y le rogo con la mirada. Sin embargo, Kiara negó con la cabeza.

-Como te dije- continuo Kiara -tengo condiciones y un monto. En ningún lado encontraras a un mejor misthios que Viggo. Su puntería con el arco es excepcional, es fuerte y tiene la fortaleza mental de una planta. Incluso si las cosas se ponen mal, se mantendrá firme como una montaña-

Semiramis soltó un suspiro y asintió -está bien, dime tus condiciones, pero se generosa con la tarifa por favor-

-Ara, creo que ya he sido lo suficiente generosa contigo- dijo Kiara en un tono burlón. Semiramis agacho la mirada y se ruborizo, Kiara soltó una risita y continuo -por la tarifa, será el doble de lo que pagas siempre. Además, debes llevar a Ana y Sakura contigo. Ellas tienen cierto nivel de habilidad, así que se podrán cuidar por su cuenta. Por otro lado, tengo una solicitud que se divide en dos partes-

Semiramis levantó la mirada y vio a Kiara a los ojos. Tenía una mirada llena de deseo y una sonrisa coqueta.

-En Macedonia quiero que tú y Viggo…-

Al mismo tiempo en que Kiara y Semiramis llegaban a un mutuo acuerdo. Viggo estaba acostado en los pastizales, en lo alto de la colina. Miraba el cielo nocturno con el rio de estrellas, mientras la brisa marina agitaba el pasto. Viggo escucho el roce de unas pisadas en el pasto y miró a su derecha, con dirección a la casa. Entonces vio a Scheherezade subir la colina en su dirección. Iba sin su velo, dejando ver sus delicadas facciones y su piel morena iluminada por la luna. Sus ojos esmeraldas tenían un brillo etéreo, mientras su voluptuoso cuerpo se traslucía a través de la tela azul. Viggo trago saliva al ver esos enormes senos como dos sandias y esa gran aureola rosa. El estómago se veía firme y la parte del sexo casi quedaba oculta por las sombras.

-Buenas noches, Viggo- dijo Scheherezade con su voz dulce y amable. Viggo se calmó de solo escucharla y sonrió con naturalidad.

-Buenas noches, Scheherezade- dijo Viggo -¿Qué te trae por aquí? La noche esta hermosa como puedes ver, pero dudo que vengas por eso-

-¿Puedo sentarme?-

Viggo hizo una sonrisa divertida y asintió. Scheherezade camino hasta Viggo y se sentó a su lado, apegando su brazo izquierdo al de él. Viggo sintió la tela suave hecha de seda y miró más de cerca la cara de Scheherezade. Sus hipnotizantes ojos esmeralda, su pequeña nariz respingada y sus sensuales labios cereza conformaban un cuadro digno de admirar. Todo en ella era perfecto, pensó que era una mujer que nació para ser amada. Ella también lo miró de cerca y acercó su rostro al de Viggo. Este último también acercó su rostro y toco su frente con la de ella. Después se separó y acercó sus labios y los puso sobre los de Scheherezade. Le dio un pequeño beso, después uno más duradero y, por último, uno largo y apasionado.

Viggo quiso estirar su mano izquierda a los grandes senos, pero fue como si Kiara lo regañara en su mente. Uno siempre debe hacer contacto amoroso y tierno para que después acepten el contacto carnal, sea cual sea. Así que estiro su mano izquierda y la llevo al hombro derecho. Primero lo sujeto, mientras llevaba su otra mano a la mano en la que Scheherezade apoyaba sobre el pasto. Apoyo su mano sobre la de ella, separó sus labios, la miró con una sonrisa y ella sonrió para él con dulzura. Viggo continúo acariciándole el hombro derecho con su mano izquierda. Mientras su otra mano estaba posada sobre la mano de Scheherezade y le daba pequeñas caricias sobre el dorso con su dedo pulgar.

Después de besarse lo suficiente, Viggo se acostó en el pasto y Scheherezade llevo su cabeza sobre el hombro derecho. Ella sintió la piel de Viggo demasiado suave para un hombre que participa de la lucha y demasiado cálida para alguien que anda todo el tiempo con el torso desnudo. Después abrió los ojos y miró a Viggo, con su joven rostro enmarcado por el largo cabello rojo como la sangre. Después miró al cielo estrellado y la gran luna. Se sintió grata y también caliente. Entonces llevo su mano por debajo del cinto y la túnica de Viggo. Paso sus delgados dedos por encima de un gran bulto y al mismo tiempo, comenzó a besar a Viggo en el pecho. Este último cerro los ojos y se concentró en la sensación de esos cálidos labios. Era como el suave roce de los pétalos sobre la piel. Sin embargo, al sentir la tela invadida y su pene tomado desde la base, abrió los ojos. Miró a Scheherezade y ella asintió mirándolo a los ojos con un claro brillo de lujuria.

Viggo se mordió los labios y quiso besar a Scheherezade, pero ella puso su mano en el pecho.

-Ponte de pie- dijo Scheherezade y Viggo hizo eso. Entonces ella, con sumo cuidado, le empezó a desabrochar el gran cinturón con la cabeza de león en el centro. Después la túnica y cuando llego a la tela que cubría la entrepierna, acercó su rostro y paso sus mejillas sobre el bulto, con una clara expresión de deseo. Después miró a Viggo hacia arriba y le comenzó a quitar la tela. Una vez destapado, quedaron 20 cms de carne tubular a la vista. Scheherezade llevo su mano al tronco y comenzó a moverla de arriba abajo con la punta de sus dedos. Miró a Viggo a los ojos y saco la punta de su lengua en un gesto obsceno. Llevo su lengua de color rosa a la parte del frenillo y comenzó a pincelar sus lamidas, desde abajo hacia arriba, en un gesto suave. Viggo soltó un grito ahogado y hecho su cabeza hacia atrás, mientras cerraba los ojos y disfrutaba de la sensación. Después de un minuto recobro el dominio de sí mismo y miró a Scheherezade mientras ella metía la mitad del pene en su boca, con una expresión obscena.

Viggo llevo sus manos a los enormes senos como dos sandias y los comenzó a rozar con la punta de los dedos en un movimiento circular y suave, como si estuviera moldeando la carne. Scheherezade entendió que había sido estimulado más que suficiente, así que saco el pene de su boca y le dio un pequeño beso en el frenillo. Después se puso de pie manteniendo el contacto visual con Viggo y se quitó el vestido azul semitransparente. Entonces su piel morena quedo completamente a la vista bajo la luz de la luna.

Viggo se acercó, deslizo sus manos por las caderas y la abrazo con firmeza. Entonces él la beso en la barbilla y bajó por el cuello, besando cada centímetro de su piel. Después la condujo al pasto mientras Scheherezade se sentaba con las piernas cerradas. Viggo se puso a sus pies y puso sus manos sobre las rodillas. La miró a los ojos y en un gesto suave, le abrió las piernas mientras deslizaba sus manos hacia los muslos. Se veía un monte de venus plano y una línea que dividía la piel hasta casi llegar al tierno ano, que era con suerte un punto en esa enorme masa llamada trasero. Viggo llevo sus manos a la parte posterior de los muslos y levantó las piernas apegando los muslos a las costillas de Scheherezade. Dejando así, una mejor visión de la vagina, el ano y el enorme trasero que ahora se veía a un más grande.

Scheherezade miró hacia otro lado, sintiendo un intenso calor en la cara. Jamás le había mostrado esa parte a ninguna persona, así que se sentía abrumada por la emoción. Caliente por un lado y humillada por la otra, cosa que le producía cierta inquietud en su interior, como si estuviera deseosa de algo. Miró a Viggo de soslayo, él sonrió de forma astuta y llevo su boca a los muslos. Empezó a besar desde arriba hacia abajo, acercándose peligrosamente a la vagina, mientras Scheherezade tensaba su cuerpo, jadeando y apretando su ano. Sentía un hormigueo por todo el cuerpo, y cuando Viggo por fin llego a su vagina, estiro su cuello hacia atrás y arqueo su espalda.

Entonces Viggo le empezó a comer los labios, a delinear su lengua con largas pinceladas. Esto éxito con fuerza a Scheherezade al punto de que su clítoris se volvió grande, como un grano que sobresalía mientras sus labios se abrían por su cuenta, contrayéndose y expandiéndose. Entonces cuando Viggo notó que los gemidos eran fuertes, detuvo el movimiento de su boca. Se acostó sobre Scheherezade para que ella sintiera su calor y peso, y la beso en la boca. Ella entrelazo sus manos por detrás del cuello, al mismo tiempo que sentía como Viggo restregaba el pene contra su vagina. Scheherezade hecho su cabeza hacia atrás y cerró los ojos soltando un gemido. Viggo la siguió besando en el cuello y continúo rosando su pene contra la vagina. Cuando ya no pudo esperar más, se apartó y Scheherezade lo miró con esos ojos de color esmeralda llenos de lujuria. Ella asintió, Viggo tomo su pene con la mano y llevo el glande al clítoris. Lo froto aplastando el clítoris y Scheherezade arqueo su espalda otra vez. Viggo jugaba estimulando el clítoris con suave golpes y roces de su pene. Sin embargo, cuando sintió que su respiración estaba acelerada y se iba a correr, detuvo su juego y tomo una profunda respiración para calmarse. Entonces él llevo la punta de su glande a los labios rosa e introdujo la punta poco a poco. Después el tronco, sintiendo que adentro de Scheherezade estaba muy caliente y húmedo, al mismo tiempo que sonaba un ruido de succión húmedo a medida que se adentraba. Por su parte, Scheherezade abrió la boca como un pez y dejo escapar un grito ahogado. Sintió el dolor y el placer de sentir algo grueso y tubular expandiendo su interior.

Viggo llego al fondo de Scheherezade y comenzó a mover su cadera en movimientos circulares, mientras llevaba su mano derecha sobre el monte de venus y hacia masajes con su pulgar en movimientos circulares. Cuando llegaba al clítoris, Scheherezade apretaba con mayor fuerza y parece que le iba a succionar la vida. Viggo tuvo que concentrarse en respirar y mantener la calma, de lo contrario, el placer sería demasiado breve. Siguió moviendo su pene, rosando, explorando y sintiendo cada parte del interior de Scheherezade. Hasta que diez minutos después ya no se pudo contener más y empezó a machacar el interior de Scheherezade como un animal lujurioso. Scheherezade gemía totalmente desinhibida mientras estiraba sus manos y agarraba con fuerza el trasero de Viggo. Era como si ella no lo quisiera dejar salir de su interior. Viggo la continúo embistiendo por dos minutos más sin detenerse, hasta que la abrazo, le mordió el cuello y dejo todo lo que tenía dentro de ella. Scheherezade lo abrazo mientras movía sus caderas y trataba de apretarlo con las paredes de su vagina. Sintiendo como el calor liquido se introducía en lo más profundo de su ser, como si fuera una droga que la hacía enloquecer.

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