Kiara mandó a Sakura y Ana a dormir a su habitación mientras le pedía a Viggo que fuera a la habitación de ella. Viggo golpeo una enorme puerta de madera y desde el otro lado se escuchó "pase". Entonces Viggo la empujo y entro a la habitación. Por dentro estaba oscuro y la brisa de la noche entraba por la ventana que daba al patio. Kiara había puesto una vela en cada esquina de la habitación y una al lado de su cama para tener una "mejor vista". Por su parte, Kiara estaba acostada en el costado izquierdo de la cama. Su silueta se dibujaba curvilínea sobre sábanas blancas mientras su figura era iluminada por las suaves luces de las velas. Sin los cuernos en la cabeza parecía una mujer normal, bueno, una erótica y lujuriosa mujer normal. Sus delgados hombros daban paso a unos enormes senos tan grandes como melones, que se apegaba entre sí como si fueran dos masas tiernas y blandas. Ambos coronados por gruesos pezones de color cereza. Su cadera parecía más curvilínea de lo usual, mientras recogía su pierna derecha y la levantaba para cruzarla por encima de su sexo.
-Vamos, Viggo, ven ¿Por qué tan tímido?- pregunto Kiara con voz suave y sensual -ya te has corrido en mi interior como para que te comportes como un niño primerizo-
Viggo trago saliva. Ya llevaban medio año haciendo este tipo de cosas, pero ver la figura de Kiara desnuda todavía le parecía una experiencia demasiado estimulante. Viggo avanzó hasta la cama y pudo ver más de cerca la figura de Kiara. El pene se le puso duro y le llego a doler con la presión que ejercía en la tela que ocupaba para cubrirse su genital, por debajo del cinto y de la túnica.
Por su parte, Kiara soltó una risita melodiosa. Se levantó de la cama y ayudo a Viggo a quitarse el cinto con la cabeza de león en el frente. Después la túnica y por último la tela que cubría los genitales.
-También me asombro, Viggo- dijo Kiara con una sonrisa seductora mientras se mordía el labio inferior. Estiro su mano derecha y tomo el pene. Caliente y palpitante, pensó -tu rostro lindo parece el de un joven inocente, pero esta cosa es similar a la de una bestia. Dime ¿Quieres ponerlo dentro de mí?- Viggo asintió y Kiara continuo -bueno, tú sabes lo que tienes que hacer-
Viggo tomo una profunda respiración para calmarse y evitar tirarla a la cama. Miró un mueble al lado de la cama y vio una vela. A su lado, había un frasco con aceite de oliva.
-Es un poco peligroso- comentó Viggo
Kiara se movió de vuelta a la cama y se recostó de lado -espero que seas cuidadoso en ese caso- dijo
Viggo asintió, tomo el frasco y le quito la tapa de tela amarrada con una pequeña cuerda. Unto sus manos en el aceite, dejo el frasco a un lado y subió a la cama mientras Kiara se acostaba boca abajo. Su trasero se veía grande y burbujeante, como dos enormes colinas por las que no podía pasar nada. Viggo se mordió los labios aguantando su lujuria, ya que lo él quería hacer, era morderle esas enormes nalgas. Abrirlas y meter su lengua, explorar ambos agujeros y cuando ya no pueda más, introducirse en ella hasta que sienta que la vida se le va de las manos. Meneó su cabeza de lado a lado tratando de mantenerse concentrado y se enfocó en la espalda de Kiara. Piel apretada, sin imperfecciones y lisa como una pieza de porcelana. Viggo se sentó sobre el trasero de Kiara, dejando reposar su pene entre medio de las nalgas. Se sentía demasiado erótico y caliente. Viggo soltó un jadeo, pero meneó su cabeza y recobro sus sentidos. Entonces puso sus manos sobre la delicada piel de la espalda y la empezó a masajear desde la cola hasta los hombros. Primero pasando sus manos con firmeza, para después ir haciendo círculos que moldeen la carne suave y tentadora.
Al mismo tiempo, Kiara sonreía complacida y en agradecimiento, hacia pequeños movimientos con su trasero y estimulaba Viggo que tenía su pene sobre las nalgas.
-Así es Viggo, imagina que yo soy tu y quieres que te de placer- dijo Kiara con una voz erótica -No el placer del orgasmo que es tan breve que llega a ser intoxicante. Si no el placer de sentirse bien, como cuando logras algo o comes algo que te gusta. Ese tipo de placer que llena tu corazón y te mantiene despierto para disfrutar de lo que tienes delante de ti. Quiero placer ¿Puedes dármelo? Si puedes, siempre estaré para ti, pero si no, puede que me aburra. Quiero placer ¿quieres placer?-
Viggo sentía que toda su sangre se estaba yendo a su pene. Mientras movía sus manos por la delicada espalda de Kiara, movía sus caderas y rozaba su glande contra el gran culo de Kiara. Tan firme, tan terso, tan erótico que le daba la impresión de que en cualquier momento se iba a correr. Sin embargo, ¿solo por un placer momentáneo iba a perder esta oportunidad? Era como decía Kiara, quería tener placer, pero mantenerse despierto para disfrutar de lo que tenía en frente. Si se corría, sin ni siquiera haberlo puesto dentro, sería un gran desperdicio, además de que quedaría demasiado flácido para hacer algo más. Era mejor aguantar, probar cada parte de Kiara, llevar su lengua a cada rincón y explorar cada parte que le encantaba. Como esos enormes senos o esos grandes pezones rosas. O también acercar una vela y mirar el hermoso rosa de la vagina o el tierno roza del ano. Quería poseerla, pero también quería sentir el placer de conocer y probar cada parte de su cuerpo. Así que Viggo tomo una profunda respiración y mantuvo sus impulsos bajo control. Al mismo tiempo, paso sus manos por la espalda, pero también deslizaba sus dedos por los lados y estrujaba las grandes tetas. Una vez que bajaba a la cintura, la apretaba con ambas manos y apegaba con fuerza el trasero de Kiara a su pene, para recordarle que quería entrar en ella.
Kiara empezó a frotar sus muslos y a soltar suaves gemidos. Su voz se convirtió en un jadeo, hasta que dijo -bien, espera, espera. Déjame darme vuelta para que continuemos-
Viggo se movió a un lado, con su pene erecto, duro como una roca y en un ángulo ascendente. Kiara se volteó y para quedar tendida de espaldas y miró la gran vara de carne llena de anticipación. Se mordió el labio inferior mientras frotaba sus piernas. Tomo una profunda respiración y abrió sus piernas.
-Hazlo- dijo Kiara con una voz suave y seductora
Viggo sonrió, se levantó, así como estaba y movió el mueble con la vela más cerca de la cama. Después se subió una vez más a la cama. Tomo el frasco que estaba peligrosamente cerca de la vela y se unto el saldo del contenido. Después lanzó el frasco por la ventana y esté estallo afuera. Viggo se concentró en mirar el cuerpo de Kiara iluminado por la vela. La miró a los ojos y pudo ver la lujuria en su mirada. Esos labios carnosos estaban semi abiertos, de una manera provocativa. Después la seguía ese fino cuello y esa sensual clavícula. Los senos se desparramaban como dos enormes masas de carne gelatinosa, coronados por esos gruesos pezones rosa. Un estómago delgado y un vientre plano. El sexo sin nada de cabello, liso y sensual. Una pronunciada cadera y gruesos muslos. Después las delgadas pantorrillas que terminaban en hermosos pies.
Viggo tomo una profunda respiración y se recostó sobre Kiara, dejando que sienta su peso y sobre todo el calor de su pene en el estómago. Viggo la beso mientras la miraba a los ojos. Esos ojos de miraba lujuriosa lo deseaban, pero aún no era el momento. Viggo la beso en los labios varias veces, probando la dulce lengua y cada centímetro de la boca. Succionando los labios y dándoles pequeñas mordidas. Al mismo tiempo, llevaba sus manos a la cadera y la apretaba con firmeza, mientras restregaba su glande contra el estómago de Kiara.
-Dámelo- dijo Kiara entre jadeos
Sin embargo, Viggo negó y bajo dando pequeños besos hasta los senos. Le dio una breve lamida a esos pezones y después bajo hasta los muslos. Entonces le comenzó a besar las paredes internas, subiendo hasta la cadera y besando el monte de venus, pero sin nunca llegar a la vagina. Por su parte, Kiara movía sus caderas tratando de dirigir su sexo a la boca de Viggo, pero él era esquivo. Ella estiro sus manos y paso sus finos dedos por los cabellos de Viggo, rojos como la sangre. Entonces ella lo condujo a su sexo y recibió lo que tanto deseaba. Viggo le empezó a comer los labios poco a poco, desde afuera hacia adentro. Utilizando su lengua como si fuera un pincel hasta sentir que ya estaba lo suficiente húmeda. Una vez que él lo logro, se empezó a alejar mientras tomaba las manos de Kiara y las sacaba de su cabello. Ella lo quedo mirando con tristeza. Viggo sonrió y llevo su mano derecha a la vagina. Introdujo su dedo medio y comenzó a palmar la pared superior de la vagina. Al mismo tiempo que ponía su mano izquierda sobre el monte de venus y ocupaba su dedo pulgar para frotar el clítoris con movimientos circulares. Kiara comenzó a mover sus caderas, buscando el punto de mayor placer mientras Viggo la estimulaba. Empezó a gemir mientras curvaba su espalda y su entrepierna tenía espasmos. Sin embargo, por muy complacida que se viera, Viggo continúo estimulando hasta que Kiara soltó un grito ahogado y curvo su espalda mientras tenía la mirada perdida. Todo su cuerpo se tensó por unos segundos, hasta que de repente perdió la fuerza y se desplomo entre jadeos.
Viggo sonrió contento mientras Kiara lo miraba desde la cama con sus enormes senos bajando y subiendo. Ella estiró su mano para agarrar el pene de Viggo y él se lo acercó. Kiara comenzó a mover su mano de arriba abajo, mientras miraba a Viggo con ojos intoxicados por la lujuria. Viggo se recostó sobre ella para que sintiera su peso y su calor. Kiara soltó el pene de Viggo y llevo sus manos al cuello para entrelazar sus manos por detrás. Ella asintió y Viggo la empezó a besar en el cuello. Kiara tirito de solo sentir la respiración y el roce de los labios. Su entrepierna convulsiono y comenzó a jadear de nuevo.
-Ya está bien, quiero- dijo Kiara con deseo
Viggo asintió y por fin se introdujo en ella.
-Así está bien- dijo Kiara entre jadeos -Siéntate conmigo encima de tu regazo-
Viggo la tomo del redondo trasero y se sentó junto a Kiara. Ambos quedaron frente a frente, mirando a los ojos con lujuria.
Kiara se acercó al oído, le mordió el lóbulo y le susurro -déjame hacer algo por ti-. Viggo asintió y la beso, al mismo tiempo, Kiara comenzó a mover sus caderas y hacer fuerza con las paredes de su vagina. Entonces Viggo sintió como si su pene estuviera siendo estrujado. Cerro los ojos, emborrachado por el placer y cuando los abrió, vio los misteriosos ojos de Kiara. Después sus ojos bajaron mirando como una gota de sudor bajaba por la nariz. Después miró esos sensuales labios y elevó su mirada a los ojos una vez más. Kiara lo miraba a los ojos llena de lujuria y Viggo la miraba lleno de deseo. Ella restregaba sus caderas mientras Viggo quería soltar todo lo que tenía en su interior.
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