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Buenos instintos 1.17

Un mes después de que Viggo estuviera herido, estaba de pie en medio del bosque, en el patio trasero de la casa de Kratos. Este último estaba parado a 1,5 mts de Viggo, sosteniendo dos largos palos, del tamaño de una espada. En ese momento el sol estaba alto en el cielo, el viento corría moviendo las ramas de los árboles y se escuchaba los pájaros cantar a los lejos.

-Comienza- dijo Kratos con su voz gruesa y poderosa. Alzo el palo en su mano derecha y lanzó un golpe en diagonal. Viggo avanzó deslizando su pie izquierdo, se agacho pasando por debajo del palo y quedo cerca del torso de Kratos. Le dio un puñetazo en las costillas, el cual se sintió como golpear una pared de hierro y retrocedió.

-Bien- dijo Kratos, como si el puñetazo de Viggo fuera tan insignificante como la picadura de un mosquito -para que un guerrero pueda perdurar en el combate, debe saber esquivar la mayor cantidad de golpes posibles. No sacas nada de ser el más fuerte, si recibes tantos golpes que toda tu fuerza se va en sostener tu escudo. Hay ocasiones en donde debes ser perseverante y aferrarte a tu escudo, pero de ser posible, esquiva. Ahora, trata de que el esquive sea lo más cercano posible, para quedar cerca de tu oponente y que tus golpes no tengan que ir a buscarlo-

Viggo asintió y Kratos alzó el palo que sostenía en la mano izquierda. Lanzó un golpe en diagonal y Viggo deslizo su pie derecho, al mismo tiempo que se agachaba y pasaba por debajo del palo. Quedo frente a las costillas de Kratos y le dio otro puñetazo, que una vez más, se sintió como golpear una pared de hierro. Después retrocedió y volvió a su posición inicial.

-Continua, me empezaré a mover mucho más rápido a cada oportunidad- dijo Kratos -no me detendré, incluso si te pego fuerte. Así que más te vale permanecer concentrado-

Viggo asintió y Kratos empezó su ataque con su mano derecha. Viggo esquivo, paso por debajo del palo y le dio un poderoso puñetazo, para después deslizarse y volver a su posición. Kratos continuo con su mano izquierda. Viggo esquivo, golpeo y volvió a su posición inicial. De primeras parecía un ejercicio sencillo, pero a medida que pasaban los intentos, Kratos iba aumentando la velocidad y Viggo iba sintiendo que cada vez los golpes pasaban más cerca de su cabeza. Hasta que, en un intento, sintió un golpe en el borde derecho de su cabeza. El golpe fue solo un roce, pero aun así le indico que se estaba quedando corto en su tiempo de respuesta y esquive.

-Vamos, muchacho- rugió Kratos y se comenzó a mover más rápido y atacar con más fuerza, hasta que a Viggo le fue imposible esquivar un ataque y recibió un palo en el lado derecho de su cara. El golpe lo mando al suelo, con un moretón en forma de línea que marcaba la trayectoria del palo sobre su rostro.

En ese momento, Viggo tenía una respiración entrecortada y estaba lleno de sudor por todo el cuerpo. Cayó con las manos por delante y un terrible ardor en su cara. Una vez que se apoyó en el suelo, llevo su mano derecha a su cara y volteó su rostro para mirar a su maestro.

Por otro lado, Kratos estaba con los brazos a los costados de su cuerpo, aun sosteniendo los palos.

-Ponte de pie- dijo Kratos

Viggo llevo sus manos al suelo y se apoyó, para después levantarse. Levantó su rostro y miró a Kratos a los ojos. El iris del ojo se le veía gris, con un brillo intimidante.

-Concéntrate- dijo Kratos

-Lo hago- respondió Viggo

-No es suficiente- dijo Kratos en un tono mordaz -un espadazo con la fuerza de ese golpe te hubiera cortado la cabeza a la mitad. Las escusas no te salvaran en el campo de batalla-

-Entiendo, seré mejor-

-Eso espero, ahora ponte en guardia-

Viggo asintió, se puso en guardia, pero justo en ese momento un anciano salió de detrás de los árboles, a la derecha de Kratos e izquierda de Viggo. Avanzó vistiendo un extraño atuendo rojo y negro. Su cabello gris iba ordenado en un moño alto y usaba las patillas largas hasta la mandíbula. Su boca formaba una sonrisa amable y su aura emanaba sabiduría.

-Mm, mm, mm- dijo el viejo Xiao en tono juguetón a medida que avanzaba, como si estuviera aprobando algo -veo que sigues progresando-

-Mas o menos- dijo Viggo con una sonrisa incomoda

-Está bien- respondió -todo el mundo tiene sus días buenos y sus días malos. Lo importante es tener la suficiente inteligencia y habilidad para poder recuperarse de esos días malos-

Viggo asintió dejando su postura, Kratos entrecerró los ojos, pero tomo una profunda respiración y dio por terminado el entrenamiento.

-¿A que vienes anciano?- pregunto Kratos

-A ver a Viggo y preguntarte si está listo para su prueba- respondió el viejo Xiao, pasando su mirada del joven Viggo al gigante fornido.

Kratos entrecerró los ojos, mirando al primordial de aspecto anciano y dijo -no está listo-

-¿Considerando qué?-

-No, está, listo-

El viejo Xiao se llevó la mano a la cara y se apretó el tabique de la nariz -conversemos- dijo. Kratos soltó un gruñido y señalo con el palo en su mano izquierda los troncos detrás de su casa. Viggo se quedó de pie en donde estaba, mientras Xiao y Kratos lo dejaban atrás.

Kratos dijo sin mirar a Viggo -sigue entrenando-

Viggo asintió y comenzó a practicar boxeo, luchando contra la sombra imaginaria del terrible guerrero que era su maestro. Imagino que venía uno de esos monstruosos golpes a una gran velocidad. Deslizo su pie derecho, avanzó esquivando y lanzó un poderoso puñetazo a las costillas al mismo tiempo que lanzaba un grito lleno de furia.

Kratos siguió avanzo y mirando hacia adelante, pero hizo una breve sonrisa llena de satisfacción.

-No recuerdo cuando fue la última vez que sonreíste- dijo el viejo Xiao en un tono bromista

Kratos volvió a poner su rostro malhumorado. Ignoro el comentario y camino hasta los troncos. Una vez que llego a los troncos, espero a que el viejo Xiao se sentará primero y después se sentó él. Ambos quedaron a 1 mts del otro.

-¿Por qué lo quieres enviar a una prueba?- pregunto Kratos -aún no está listo-

El viejo Xiao tomo una profunda respiración y dijo -para que no se ofusque, aquí es solo un debilucho, un guerrero promedio, pero en otro lado sería un campeón-

-Estoy entrenando al niño para que pueda enfrentar todo lo que este por delante de él-

-Tu pensamiento es demasiado extremo ¿Crees que todo el mundo y en todos los mundos hay monstruos como los que hay aquí? Con suerte, tienen un ogro o un troll como la criatura mítica definitiva-

-Solo lleva poco más de medio año entrenando conmigo. Déjalo medio año más y te daré la oportunidad de llevarlo a jugar a donde tú quieras. Sin embargo, debes proveerme de todo tipo cosas. Necesitare un doru(lanza), un aspis(escudo espartano) y una xifos (espada). Además, de poderosa medicina y muchas vendas-

-¿Lo piensas matar?-

Kratos entrecerró los ojos y soltó un gruñido -no, solo pienso acelerar su entrenamiento- dijo

El viejo Xiao tomo una profunda respiración y asintió en reiteradas ocasiones -ok, lo haremos como tú quieras-

Entonces, ambos miraron al joven pelirrojo, parado a diez metros de ellos. Moviéndose como si su cuerpo fuera tan ligero como una pluma y lanzando poderoso puñetazos al aire. Sonreía con el ímpetu de la juventud y la emoción de un nuevo desafió.

-Creo que dejare algo más avanzado con respecto a medicina, creo que lo va a necesitar- dijo el viejo Xiao, como si anticipará que Viggo se iba a meter en grandes problemas.

Kratos asintió y dijo un breve -mm- en señal de aprobación.

Viggo continúo entrenando y lanzando puñetazos al aire hasta que Atreus le vino a decir que la comida estaría lista pronto. Kratos lo escucho y le dijo que se fuera a bañar y después a comer. Así lo hizo Viggo, mientras tanto, Kratos y Xiao siguieron conversando durante un par de horas y planificaron la siguiente etapa del entrenamiento. Esta sería brutal y para que Kratos "suelte" a Viggo, este último debería vencer a veinte guerreros draug por su cuenta.

-Ya no quedan en las montañas ni fortificaciones- dijo Kratos

-Mm, déjamelo a mí, puedo hacer algo con mi poder- respondió el viejo Xiao

-Quiero que la mitad de ellos sean de elite, con martillos y hachas de guerra-

-Ya te lo pregunté antes, pero ¿Quieres matarlo?-

-Ya te dije que no- rugió Kratos furioso -esto es un entrenamiento y debe estar preparado para todo tipo de enemigos-

-Ok, ok, te entiendo, te entiendo- dijo el viejo Xiao levantando sus manos y haciendo su cuerpo hacia atrás en un gesto defensivo -solo decía. Solo espero que recuerdes que el chico no cuenta con su energía divina ni con su mana-

-Lo subestimas, anciano-

-Lo que tu digas- dijo Xiao al mismo tiempo que soltaba un suspiro.

Después del almuerzo, Viggo volvió al patio trasero y solo encontró a su maestro sosteniendo con su mano izquierda un escudo grande y redondo, con un signo similar a una "A" pero sin la línea horizontal. Y con la mano derecha, sosteniendo una lanza. El escudo estaba por delante, solo dejando ver los ojos, mientras la lanza estaba montada sobre el escudo, como si estuviera preparada para lanzar una poderosa estocada.

Kratos tomo una postura de descanso y Viggo se acercó hasta quedar a 2 mts de él.

-¿Vamos a entrenar con eso?- pregunto Viggo, mirando a Kratos a los ojos. Por alguna razón, los ojos de Kratos se veían más tranquilos y llenos de melancolía.

-Así es- dijo Kratos, apunto con la punta de la lanza a su derecha, donde estaba la ilusión de la muralla de roca, por donde debería estar la entrada a la cueva de Viggo. Señalo un conjunto de armas que estaba parada a un lado -ve a buscar un aspis y un doru-. Viggo levantó su ceja izquierda en señal de confusión y Kratos entrecerró los ojos -un escudo y una lanza-

-¡Aaaaaa!- dijo Viggo levantando su puño derecho y golpeando su palma izquierda, como si por fin entendiera a que se refería. Kratos soltó un gruñido y Viggo soltó una risita tonta. Entonces se dio la vuelta y fue corriendo a buscar lo que le habían pedido.

Una vez que volvió con el escudo y la lanza, se paró incomodo delante de Kratos. La lanza era algo incomoda por su longitud de dos metros de largo, pero por el peso, era manejable. Sin embargo, el escudo era algo más allá de la salvación. Debería pesar entre 12 y 15 kgs.

-Colócate a mi lado, niño- dijo Kratos, levantando el escudo y agachándose un poco para que su altura coincidiera con la de Viggo. Puso su pie izquierdo por delante y el derecho por detrás. Apoyo la lanza por encima del escudo y miró hacia adelante como si hubiera un oponente. Viggo camino hasta pararse al lado derecho y tomo la misma postura. Sin embargo, una cosa era cargar el escudo y otra cosa era sostenerlo en alto.

-Debes apegar tu escudo al mío, cuidando que mi flanco derecho no quede expuesto. Por otro lado, tu escudo debe proteger la mayor parte de tu cuerpo y lo único que debe verse deben ser tus ojos- dijo Kratos

Viggo apego su escudo al de Kratos y esté último frunció el ceño en señal de disconformidad.

-Tu escudo debe quedar por detrás de mi escudo, como si fueran las escamas de un serpiente-

-Entiendo- respondió Viggo y movió el escudo, sintiéndolo más pesado a cada momento

-Te falta fuerza, niño- dijo Kratos -vas a tener que entrenar mucho más duro si quieres seguir adelante-

-Seré mejor-

-Eso espero, ahora lanza una estocada con la lanza mientras mantienes el escudo en alto sin perder el control. Después devuélvela a su posición original, siempre manteniendo el escudo en alto-

Viggo lanzó la estocada y la postura de su escudo se abrió un poco hacia adelante. Después devolvió la lanza a su posición original y recobro el control sobre el escudo.

-Otra vez- dijo Kratos, esta vez lanzando el mismo una estocada. Por alguna razón, este antiguo ejercicio lo hizo sonreír por un breve instante. Viggo lanzó la estocada, sintiendo el escudo cada vez más pesado y devolvió la lanza a su posición original.

-Otra vez, espartano, y con más determinación- rugió Kratos

Viggo sintió una terrible presión en la voz de Kratos y frunció el ceño, forzándose a sostener el escudo y lanzar otra estocada. Esta vez con más fuerza y velocidad.

Al mismo tiempo, Faye y Atreus salieron de la casa y fueron mirar lo que estaban haciendo. Kratos se escuchaba diferente de su usual malhumorado. Esta vez se escuchaba más apasionado y menos molesto que de costumbre, como si disfrutara del entrenamiento que estaba haciendo.

Al llegar al patio trasero, vieron a Viggo y a Kratos realizando una pequeña falange de dos personas. Avanzando con sus escudos por delante y lanzando una estocada a cada metro que avanzaban, como si fueran un parapeto móvil. Incluso el pequeño Atreus, que por lo usual tiene miedo de su padre, se sintió emocionado de solo verlo tan vivo y emocionado.

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