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Capitulo 13.- Hola, con su permiso tengo que continuar (parte 2)

De regreso en el Restaurant.

— Que vaya por sus hermanos lo mas pronto posible — Daniel tomo un gran trago de su bebida y continuo — Soy consciente de que en algún momento tenia que ir, pero quería hacerlo paulatinamente en unos 10 o 100 años, al fin que no tenia prisa.

— Por más que lo expliques sigo sin entender el problema — Poryac comento mientras tomaba un trago.

— El problema es que me tomo casi 7 meses y un traumatizante secuestro para poder llegar a una relación estable con los trillizos y ahora que apenas estoy disfrutando de unos momentos tranquilos me los quieren quitar para ir y volverme a meter en problemas buscando a los otros.

— Bueno pero todo esto es tu culpa por poner ese tonto sistema de "Puntos de Favor" — Comentó despreocupada Virgilia disfrutando su bebida — si no fuera por eso no estarías en esta situación y en su lugar estaríamos disfrutando de este momento en lugar de estar lidiando contigo. Aah pero los padres siguen con esa tonta necesidad de tratar chantajear a sus hijos.

— Mi culpa, mas bien ¡ES CULPA DEL ESTUPIDO LIBRO QUE TRAGISTE! — Reclamo ya irritado Daniel.

— ¡A MI NO ME CULPES DE TUS IDIOTESES Y MUCHO MENOS ME LEVANTES LA VOZ!

— Ya, ya — Poryac busco calmar los ánimos — no tiene caso buscar culpables ademas creo que es mas importante que te enfoques en con quien vas a ir primero.

Virgilia y Daniel se calmaron y después de un suspiro Daniel continuo

— Por mas que lo digas de una forma tranquila sabes que esta situación se complico cuando aparecieron esos "Guardias de Cania".

Regresemos una ves más pero ahora al día del combate entre Aavig y los trillizos. Daniel se encontraba rodeado por sus hijos mientras ellos seguían llorando. Poryac observo a la distancia el cuerpo tendido boca abajo de Aavig y sin perder el tiempo se dirigió a él a toda la velocidad que le daba su herido cuerpo, lo giro para comprobar su estado y a pesar de las horribles heridas que tenia todavía respiraba pero con dificultad. Al ver que seguía con vida, Poryac se dispuso a buscar ayuda pero antes de que pudiera retirarse Aavig empezó a balbucear y mostrando indicios de estar consciente, Poryac volvió a acercarse para calmarlo pero noto que realmente el no estaba consciente ni estaba balbuceando, si no mas bien que estaba repitiendo unas palabras en voz baja que no se entendían del todo, pero hubo una palabra de entre todas que a pesar de lo bajo que se escuchaban Poryac alcanzo a reconocer, le sonaba familiar y a pesar de que quería ir a buscar ayuda esa palabra lo intrigaba mas, por lo que acerco su oído a la boca de Aavig y al escuchar mas claramente lo que repetía, esas palabras lo dejaron helado y con una mirada de incredulidad.

— Hey mira eso ¿Qué es lo de allá? — Comento Daniel en voz alta tratando de llamar la atención del distraído Poryac. De entre los pasillos se alcanzaba a ver un brillo de tonalidades naranjas que con forme se acercaba se escuchaba claramente una marcha rítmica.

— Maldita sea, esperaba que nos fuéramos antes de que llegaran — Dijo seriamente Poryac — los Guardias de Caina.

De entre los puestos aparecieron unos demonios humanoides delgados y altos casi como de 2.5 metros conformados de hielo, sus cuerpos presentaban distintas formas puntiagudas tanto en la cara como en sus extremidades, sus bocas no tenían labios en su lugar era formada por una serie dientes en forma de pinchos que al cerrarse todos encajaban perfectamente, sus cuencas oculares eran como cuevas obscuras y profundas con un punto brillante como si una joya estuviera escondida entre toda esa obscuridad. Todos vestían un uniforme azul celeste con unos listones de fuego rodeando tanto su brazo izquierdo como su pierna derecha ademas de un sombrero rodeado por un listón de fuego que termina en unas tiras largas que caen por sus espaldas con una pequeña bicera negra. En total eran 10 demonios de hielo que al llegar se detuvieron frente a los involucrados como si fueran una barrera de hielo.

— ¡Atención! — Uno de los demonios de hielo grito. Al instante dos demonios se hicieron a un lado como si fueran una puerta dandole paso a otro demonio, era mas bajito en comparación que los imponentes guardias de hielo, pero este demonio a diferencia de los otros este era enteramente de fuego con tonalidades naranja los únicos colores que variaban eran donde estarían los ojos y la boca donde se apreciaban unos colores amarillos y blancos, su forma humanoide era fina y elegante como si se tratase de una modelo. El uniforme tenia el mismo patrón que los otros pero en color negro con detalles en dorado sin los listones de fuego, en su lugar había aperturas en las mangas y la espalda de su uniforme de donde salían las propias llamas del demonio.

— En el nombre de nuestra Juez Eligia — Expreso el ser de fuego con una voz femenina fuerte e imponente — Regente de la Cueva de la Traición, yo Antinia líder de la Zona de Caina vengo a poner en custodia a Aavig y así mismo también al Juez de Gula Cer, Be y Ro, por la grave falta de intentar asesinar a un hermano demonio.

Daniel no entendían lo que quería decir, en su mente no cabía la idea de que quisieran llevárselos siendo estos jueces, por ello miro a Poryac mientras sostenía con mas fuerza a sus hijos esperando que el le diera alguna respuesta que lo calmara pero fue todo lo contrario, Poryac solo estaba ahí paralizado mirando como los seres de hielo se acercaban poco a poco para llevarse a Aavig y sin poder reaccionar solo se retiro con un rostro de resignación. Los trillizos temblaban de nervios suplicando a su padre que no los soltara y se aferraban fuertemente mientras que los soldados de hielo se acercaban, Daniel ya no podía soportarlo por lo que levanto su mano en señal de que se detuvieran esperando poder arreglar las cosas y razonar con ellos.

— ¡No digas nada! — Una fuerte y grave voz resono, Poryac y Daniel voltearon al reconocer la voz familiar. De entre los puestos que todavía se mantenían en pie se encontraban Ukosok y Lepaula, tratando de recuperar el aliento como si hubieran recorrido a toda velocidad el mercado.

— No digas ni una sola palabra Daniel — Ukosok volvió a repetir mientras él y Lepaula recobraban la compostura. Ukosok continuo en dirección de Antinia mientras que Lepaula se detuvo justo a un lado de Daniel — Yo, Ukosok, gobernante por decisión la gente de la Cueva de la Gula exijo tener una conversación en privado con la representante presente de la Cueva de la Traición.

La tensión que se genero solo con el cruce de miradas fue impresionante, sus miradas eran fijas pareciera como si el mínimo parpadeo fuera a desencadenar una guerra.

— ¡FUAAAA! — Antinia dejo salir un fuerte suspiro — No hay necesidad de este juego de miradas, esta bien Ukosok conversemos en privado.

Al ver que todo estaba mas relajado Daniel miro a Lepaula con la intención de preguntarle lo que estaba sucediendo pero al mirarla no pudo soltar ni una sola palabra, ella todavia seguía tensa y mirando con nerviosismo a su esposo, los dedos de sus manos estaban entrelazados a la altura de son cadera apretándose con fuerza como si estuviera esperando que todo saliera bien. Los trillizos seguían nerviosos y Poryac estaba atento a la reunión, Daniel no podía entender nada de lo que estaba pasando, para el la conducta que tomo esa representante se había visto muy relajada pero por la conducta de los demás parecia como si todo esto apenas estuviera empezando.

3 guardias, serios, con su mirada apaga y las manos cruzadas a sus espaldas se encontraban frente a Daniel quien se mantenían sentado en el piso, los niños se mantenían pegados a el pero ya un poco mas relajados, otros 3 guardias estaban en la misma posición manteniéndose rodeando el cuerpo de Aavig y los últimos 4 se mantenían firmes custodiando la reunión de los representantes, como si fuera un muro de hielo. Durante este tiempo cada que Ukosok movía las manos en señal de razonar o cada vez que Antinia apartaba la mirada Poryac y Lepaula reaccionaban preocupados. 10 minutos habían pasado después de este tiempo Ukosok y Antinia regresaron.

— ¡Atención! — Exclamó con autoridad Antinia — Guardias de Caina nos retiramos.

Al momento los soldados helados se pusieron en posición firme, los que estaban con Daniel y Aavig dieron media vuelta y se reagruparon con los que estaban custodiando la reunión e hicieron dos filas de 5 soldados a cada lado de Antinia. Al escuchar esas palabras tanto Lepaula como Poryac dieron un fuerte respiro de paz.

— Bueno nos retiramos — Antinia se acerco tranquilamente a Ukosok — Pero no lo olvide Gobernante.

— Claro que no lo olvidare — respondió seriamente Ukosok.

En cuanto los imponentes guardias se retiraron Ukosok se dirigió con Lepaula tomo su mejilla y con una mirada calmo a su esposa, después levantó su mano y al realizar un giro de su muñeca aparecieron rápidamente unos bestiales que estaban escondidos entre los puestos, todos vestían batas blancas y maletines amarillos llevando un símbolo de un tridente rojo tanto en el brazo izquierdo como en el maletín. Rápidamente se dirigieron con Poryac pero el los hizo a un lado buscando que entendieran primero a Aavig, los trillizos se relajaron a tal grado que quedaron como dormidos entre los brazos a de Daniel, cuando los Bestiales de blanco se acercaron el solo con una sonrisa les dijo que todo estaba bien. Pero Daniel sin perder el tiempo volteo a buscar a Ukosok antes de que se retirara.

— ¿Qué fue lo que pasó Ukosok? ¿Quienes eran esos demo — Rápidamente Lepaula interrumpió a Daniel poniendo su mano frente a él.

— Ahora no es el momento — Contestó con delicadeza Lepaula mientras que Ukosok seguía su camino — Tal ves en otra ocasión, ademas creo que tienes otro asunto entre tus manos que es más importante.

La pareja se alejaba mientras que los bestiales de blanco buscaban la forma de llevarse a Aavig con seguridad para no empeorar sus heridas todo bajo la extricta supervisión de Poryac. Daniel solo se quedo con sus hijos con mas dudas que respuestas.

— ¡Ah! Por cierto — Regreso alegremente Antinia rompiendo toda esa seriedad militar que había presentado en un principio — Tengo un mensaje para ti "Nuevo Padre de los Jueces" de parte de nuestra respetable Juez Eligia, "Ni te atrevas a venir yo no quiero ser parte de este jueguito de la casita tuyo"

—Eh?…..¡EEEEEEEEHHHHHH!

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