—Con un demonio!!! no pueden despedirse como niñas normales—Los gritos matutinos de Daniel resonaron por la calle. La puerta principal de la casa se abrió súbitamente, mientras los trillizos salían saltando alegremente.
—Es solo un cariñito de despedida Daniel—Gritaba burlonamente Be
—¡Arrancarme el brazo no es un cariño!
—¡Pe, pe pe, perdona Daniel!—Corria asustado Ro
—¡En lugar de huir ven y discúlpate!
—No volverá a pasar—Se disculpaba tiernamente Cer mientras se alejaba
—No pasa nada no te preocupes—Contesto sonrojado Daniel.
Con forme se alejaban la tranquilidad envolvía el rostro de Daniel, a pesar de los gritos escandalosos y sus reclamos, ya sentía que era parte de una rutina un poco mas agradable, verlos irse con sonrisas en sus rostros era mucho mejor a que se fueran cabizbajos.
—Ya 6 meses eh?—suspiro Daniel mientras entraba nuevamente a su casa—Quien lo diría que esos niños agresivos, que se mantenían a la defensiva ahora se van con una gran sonrisa, las cosas están cambiando.
—Nadie lo hubiera creído—Interrumpió tranquilamente Virgilia.
—Si verdad ha ha ha…. ¡PERO QUE DEMONIOS HACES AQUI!—reclamo Daniel
—Ashhhhh que corajudo eres por las mañanas—decía tranquila Virgilia—Eso es lo que te pregunto yo a ti, por que sigues aquí encerrado. En estos 6 meses lo único que haces es que despedirte de ellos en la mañana y esperar a que regresen ya mas tarde, no sales, no caminas por el vecindario, no nada, ni si quiera haces el intento de ver qué es lo que hacen en el resto del día.
—Es fácil para ti decirlo—contesto Daniel mientras miraba hacia el piso—Pero no sabes qué tan traumatizante es para mi salir y ver sus "adornos", recuerda que soy un simple humano, ellos demonios y si bien recuerdas aquí tratan de manera muy distinta a los humanos. Por ejemplo el otro día mientras despedía a las niñas, Rauq paso tranquilamente y me saludo.
—Si me imagino que decir "Hola" es traumatizante—Interrumpió sarcásticamente Virgilia
—¡Claro que no! No es complicado es como saludar a cualquier otra persona ademas a Rauq ya lo e saludado otras veces, pero esta ves fue distinto ese día estaba paseando a un alma. Según me platico era su nueva mascota pero no era tan grato como suena, el alma se movía ágatas, sus rodillas estaban tan raspadas que ya era visible el hueso, con cada movimiento que realizaba gemía de dolor. Mientras Rauq charlaba conmigo el alma me ponía cuidado, me examinaba con sus ojos hundidos, llorosos, con un semblante de terror y arrepentimiento, de repente el alma reacciono y se me abalanzó pidiendo desesperadamente ayuda, era una imagen horrorosa sus lagrimas brotaban desesperadamente y sus gritos de ayuda todavía resuenan en mi cabeza, pero antes de que pudiera hacer algo Rauq sujeto la cadena con la que llevaba el alma atada y con un fuerte golpe en la cara la controlo, el rostro quedo desfigurado y la cantidad de sangre que desprendía era horrible. Rauq se retiro apenado, disculpándose por la actitud inapropiada de su alma, yo solo lo despedía tratando de enfocar todas mis fuerzas en mis piernas para que no cedieran, y buscando tapar mi palido rostro con una sonrisa.
—Bueno es normal ese tipo de situaciones—Comento Virgilia—Recuerda que las almas aquí son solo como objetos o como ellos lo mencionan materia prima, ademas son torturadas dependiendo de lo que habían hecho en el mundo terrenal, tal ves era un maltratador de animales en su vida. ¡Pero eso no importa! dime realmente eso va a evitar que convivas con tus hijos, no se supone que vas a dar lo mejor por ayudarlos, ademas si no sales cómo vas a ir a conocer a los demás hijos.
—Tal ves ellos podría venir aquí a tomar el cafe—Menciono en voz baja Daniel mientras apartaba la mirada.
—¡ASI NO FUNCIONAN LAS COSAS! Escucha aquí no es como el mundo humano no son las mismas reglas ni son las mismas actitudes, a pesar de que ellos son una "familia" no es como tu lo piensas y a menos que salgas de aquí entenderás cual es tu papel que te encomendaron.
Esas palabras le llegaron a Daniel. El todavía no tenia claro cuál era su propósito, hasta ese momento el solo estaba tratando de llevar una vida pacifica, encerrado en su hogar a la espera de la llegada de sus hijos, pero en realidad ese estilo en algún momento los alejaría. En uno de los libros decía que es importante para un padre como debe inmiscuirse en la vida de sus hijos, dejándoles tomar sus decisiones pero también hacerles saber que él esta para apoyarlos, y eso ultimo no lo estaba haciendo.
—Bueno pues es tu decisión, así que te dejo, tengo cosas que hacer ya si te sientes con ganas de salir te veo en el bar "El comelon" se encuentra en la zona principal no hay pierde ¡Chao bebe!— se despidió Virgilia con una sonrisa y desapareció en un tubo de luz. Daniel se quedo pensativo, por mas que odiara admitirlo sabia que Virgilia tenia razón, no era por el que debería de hacer las cosas, tiene que hacerlo por sus hijos todo por el bien de mantener esa sonrisa que tanto aprecia. Rápidamente Daniel se dirigió a la casa tomo sus tenis una sudadera gris con capucha, unas gafas obscuras, un cubre bocas y salió decidido, pero fue más fácil decirlo que hacerlo.
En el camino solo podía ir con la mirada al suelo tratando de no voltear a ningún lado moviéndose con extremo cuidado siempre lo mas pegado posible a las paredes de las casas, en sus pensamientos solo estaba la idea de demonios sombríos y crueles esperando a atacarlo para ponerlo empalado en la entrada de sus casas. Al Levantar la mirada para ver por donde se dirigía no pudo evitar ver a los demonios que estaban a su alrededor, fue en ese instante que lo noto. Lo miraban con atención, con unas miradas penetrantes como si estuvieran observando a su presa. Daniel ya lo sospechaba en cualquier momento el seria atacado y torturado de mil maneras, así es como son los demonios, sanguinarios, crueles, despiadados. Sus nervios estaban al limite, empezó a retroceder lentamente, temblando, concentrando todas sus fuerzas en sus piernas tratando de acumular la fuerza necesaria para poder correr.
—¿Disculpa?—Una voz femenina se escucho a su espalda. Al instante Daniel quedo paralizado y al momento de sentir una mano tocando su hombro no pudo más y abruptamente se hecho a correr.
—¡ALEJENSE!—grito desesperado mirando hacia el suelo. Un fuerte choque obligo a retroceder y caer de espaldas, sus gafas y cubre bocas salieron volando. Apenado levanto la mirada dejando caer su capucha, trato rápidamente de disculparse pero quedo mudo al ver qué con quien había chocado era una chica.
—Au, au, parece que me lastime el tobillo—decía la chica con una voz suave. Daniel rápidamente se levanto y estiro su mano para ayudarla.
—Perdona fue mi error por no mirar ¿te encuentras bien? ¿Te puedo ayudar en algo?—continuo apenado Daniel. Al instante unos ojos amarillos brillantes lo miraron fijamente, la chica tenia algunas escamas verdes brillantes rodeando parte de sus mejillas y sus brazos lo que a Daniel le llamo la atención.
—No, no te preocupes—comentaba sonrojada la chica—Solo fue un pequeño golpe.
Al instante varios seres se acercaron preocupados ofreciendo ayuda de manera amable, y al igual que a la chica también le ofrecían ayuda a Daniel. Él solo quedo asombrado el sabia que la mayoría de los demonios que habitaban la zona eran de la raza de los bestiales seres con rasgos de animales, pero al ver a aquella chica y a la multitud noto que sus rasgos eran muy distintos. Recordando, Daniel solo a convivido con 3 tipos de seres, sus hijos que tiene rasgos de lobo, Rauq que es un ogro y Virgilia que es un Drag, Fuera de eso no conocía nada por lo que asumía que solo había lobos y ogros ademas el único día que camino por las calles fue cuando llego y ese día no había nadie. Ahora que lo mira con mas detalle, los demonios tenían distintos rasgos como si se tratara de distintos animales, como, gatos con sus orejas cortas y bigotes finos, tipo cordero con cuernos y ojos con el iris como una linea horizontal o como en el caso de la chica con la que choco que tiene rasgos de reptil. Otra cosa que llamo la atención es que todos vestían ropa casual, algunas mujeres con falda larga o corta u otras con pantalón, algunos hombres traían gorras, lentes, camisas de manga corta o ropa deportiva, todos con distintos símbolos como si se tratasen de marcas de ropa, era muy similar al mundo humano. Mirando ya más a su alrededor observo los edificios, a pesar de tener algunas cosas que lo perturbaban, como cabezas de lampara, también veía que eran edificios normales con tiendas departamentales o restaurantes los cuales eran la mayoría, las calles, eran anchas sin banquetas pero no se veía que hubiera algún tipo de vehículo que las transitara.
—Disculpa ¿Ocupas ayuda?—escucho la misma voz femenina de la cual había escapado—No era mi intención asustarte, solo que te vi algo preocupado.
—A perdón eso fue mi culpa fue mi error por malinterpretar todo—dijo anonadado por la belleza que estaba frente a él. La chica era hermosa con rasgos de conejo blanco, traía un sombrero color crema que sostenía con su mano derecha para que no saliera volando, estaba adornado con un moño rojo del cual salían unos listones que caían por el lado izquierdo, sus dos finas orejas sobresalían atravesando elegantemente el sombrero, sus ojos eran rojos como rubíes y con una cabellera que llegaba a su cintura. Su vestido era blanco con tonos perlados, como si se tratase de una princesa.
—¿Necesitas algo?—Continuo la coneja.
—Eh no quisiera ser una molestia—Respondió Daniel—es solo que estaba buscando a mis hijas e hijo no sé donde encontrarlos desde la mañana que no los encuentro.
—Oh valla, esa es una tragedia dime como son, tal ves la gente pueda ayudarte—comento preocupada la coneja. Los bestiales que estaban al rededor confirmaron con una sonrisa. Ese nivel de preocupación y apoyo desinteresado conmovió a Daniel quien ya se sentía miserable por pensar mal de ellos.
—Bueno gracias no esperaba esto—Comento Daniel casi al borde de las lagrimas por tan hermoso gesto—Bueno tienen rasgos de lobo, ademas….
Con cada descripción que daba los bestiales cambiaban la expresión de su rostro mostrando cada ves una cara más sorprendida, casi al borde de desprenderse su quijada.
—En fin creo que eso es todo—Dijo tranquilamente Daniel—¿Eh? ¿Están bien?
—No puedo creerlo—dijo sorprendida la coneja—Acaso tus hijos son los jueces.
—Bueno, sí, eso me dijeron.
Al instante gritos de sorpresa se escucharon al unísono y todos empezaron a hacer preguntas de manera descontrolada.
—Así que eres su nuevo padre, dimos como son ellas
—Cer siempre es tan linda?
—A Ro que le gusta comer
—Que deportes juega Be?
—Crees que pueda saludarlas algún día?
—Puedo tomarme una foto contigo para publicarla en mi Devilbook?
Daniel no podía con tanta gente, sentía que se desmayaría en cualquier momento. La coneja trato también de calmar a la multitud pero por mas que trataba era difícil que le pusieran atención
—Ya basta, todos tranquilos lo están abrumando—una voz grave y tranquila se escucho.
—Querido que bueno que viniste—dijo aliviada la coneja. De entre la multitud apreció un bestial de rasgos como de oso, imponente, de más de 2 metros, su pelaje era de un color cafe, sus ojos redondos del mismo color de su pelaje, con unas orejas redondeadas y felpudas. Vestía un taje de tela color gris muy elegante.
Al instante la gente se detuvo y se hicieron a un lado.
—Hola cariño disculpa la tardanza—menciono aquel bestial enorme—Ooo mira que coincidencia a quien fuiste a encontrar
—Si no me lo esperaba—Contesto la coneja
—Es un gusto en conocerte… Daniel ¿cierto?—Pregunto el Oso
—Ho… hola, así es me llamo Daniel—Contesto nervioso Daniel
—Perdona por esta situación tan penosa pero espero puedas comprender por que todos están algo emocionados al conocer a alguien tan particular como tu—Comento tranquilamente el Oso—Perdón por no presentarme antes me llamo Ukosok y ella es mi esposa Lepaula.
—Oh no hay problema solo me sorprendió un poco…espera… ¡ESPOSA!
Una constante de sorpresas invade a Daniel y eso que solo acaba de salir.