Kuromaru se posó suavemente en el hombro de Liam, parecía tener una mirada perezosa en sus ojos y el joven se dio cuenta de que su nuevo familiar actuaba de manera mucho más humana de lo que habría esperado. Aún así, esto era algo beneficioso, ya que podría entenderse mejor con él.
Estaba a punto de usar la Aparición para moverse hasta Zhaoxang, pero decidió que antes de volver a Inglaterra, bien podría disfrutar del paisaje chino. Entonces, se movió a un ritmo no demasiado rápido para poder apreciar tanto como le fuera posible las impresionantes montañas.
Sabía que este año lo recordaría toda la vida, pues no solo había aumentado su fuerza y experiencia después de derrotar a un gran número de cultivadores con muchos años de luchas a sus espaldas, sino que también había hecho un buen amigo y un rival.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un repentino estallido de magia.
-Esa dirección... -pensó preocupado -. ¡Es en Zhaoxang!
Ji Ming se había dirigido directamente hacia el lugar de reunión, su maestro ya sabía que dejaría el país, no había forma de que se le escapara nada.
Llegó en poco tiempo y se quedó a unos diez quilómetros del pueblo. Se sentó para poder comer un poco unas bolas de arroz que él mismo conjuró. Los ejercicios que Liam le había enseñado para aprender a controlar la magia, además de también algunas de sus teorías, le habían sido bastante útiles y no pudo evitar quedar sorprendido con lo profundos que eran los conocimientos de su amigo respecto al tema.
De repente, un escalofrío le recorrió la espalda.
-¿Qué es esto? -se preguntó mentalmente a sí mismo -. Es como si me estuvieran observando.
Se le empezó a acumular sudor frío en la nuca, no podía sentir a nadie y, sin embargo, sus instintos no le habían fallado nunca.
Continuó comiendo para disimular, pero estaba totalmente listo para saltar al combate, su magia rotando despacio para no alertar a quien fuera su observador.
-Me has sentido, niño? Nada mal... -una voz profunda surgió de, al parecer, todas partes.
El corazón de Ji Ming se saltó un latido, la voz contenía una malicia y sed de sangre terribles. Sin dudarlo se puso de pie e hizo explotar su magia, convocando a Cunyun Qiege en su máximo esplendor.
Una gran mancha negra se cernió sobre él y solo le dio tiempo suficiente a bloquearlo con su Herramienta del Alma, provocando un temblor que llegó hasta el pueblo, alertando a todos sus habitantes.
Wang Li, el anciano de la aldea, empezó a llamar a una serie de magos poderosos con tal de activar una formación de protección que envolvía todo Zhaoxang, esta era una formación increíblemente poderosa que habían dejado sus antepasados, resistiría una buena cantidad de golpes. El viejo hombre se preguntó qué estaba pasando.
A una decena de quilómetros de distancia, Ji Ming sonrió amargamente ante lo que tenía delante.
-Maldición, ¿de dónde ha salido tal monstruo? -susurró.
Un enorme dragón de color negro noche batía sus alas generando corrientes de viento con solo su movimiento. El dragón poseía cuatro alas tan oscuras como el resto de su cuerpo, las dos únicas partes que diferían eran los dientes, tan afilados como uno puede imaginar y completamente blancos, y su único ojo, que brillava en un tono púrpura.
-¿Qué eres? -cuestionó Ji Ming, colocándose en posición de batalla, su mano aún le escocía de la confrontación anterior.
-Ja ja ja ja -cada carcajada sonó pausada, como si se estuviera burlando del joven cultivador -. No tengo por qué darle mi nombre a un humano, especialmente no a alguien de tu nivel.
-¡Realmente puede hablar! -exclamó en su mente Ji Ming.
-Después de quinientos años, finalmente he logrado liberarme de esa maldita jaula, ahora no hay nada que me apetezca más que destruir algunas aldeas y comerme a muchos humanos -comentó el dragón negro con malicia -. Sin embargo, antes debo lidiar contigo, niño.
Habiendo dicho estas palabras, se disparó como un relámpago hacia Ji Ming, que apenas pudo levantar el bisento para bloquear la garra. Fue mandado a volar, pero se recompuso en el aire y voló a gran velocidad hacia el enorme reptil, creando una burbuja blanca en la hoja de Cunyun Qiege.
El monstruo lo observó, interesado en el arma. Una grieta descomunal apareció en el aire cuando Ji Ming balanceó su Herramienta del Alma, a lo que siguió un estruendo horrible. Las vibraciones crearon grietas que se extendieron por las montañas circundantes, una nube de humo se más de dos quilómetros de altura se levantó, tanto como resultado del ataque de Ji Ming como por el derrumbamiento de las montañas, el Ministerio Chino tendría una gran cantidad de trabajo para poder desmemorizar a todos los muggles, pero era algo necesario pues mejor desmemorizados que muertos por este dragón.
El joven cultivador chino empezó a descender lentamente, no estaba seguro de haber derrotado al monstruo con ese ataque.
El instante siguiente sucedió en un parpadeo. Una enorme explosión de magia hizo un agujero en la nube de humo, dejando ver el devastador mar de llamas concentrado en un solo disparo que se dirijía hacia él con una velocidad muy superior a la que podría evitar.
Intentó levantar de nuevo su bisento, pero sabía que no le daría tiempo, así que simplemente cubrió su cuerpo con tanta magia como podría y esperó a recibir el golpe, entendiendo que no sobreviviría a tal ataque.
-Es una pena, ahora que por fin había logrado hacer un amigo... lo siento, Liam, maestro -pensó.
Sin embargo, justo cuando el ataque estaba por impactar, se escuchó un fuerte crujido y Liam se paró frente al mar de llamas, con Ama no Sakahoko en la mano. Sin perder ni un poco de tiempo, su mano se apretó y fueron dbujados en el aire numerosos cortes que recordaban a un mar embravecido.
-Estilo del Alma: Serie de Corrientes Furiosas -murmuró Liam con seriedad.
Debido a la habilidad que poseía Ama no Sakahoko, la magia en el ataque desapareció y, aunque aún se conservaron las llamas, pues no estaban hechas de pura magia, solo dejaron unas pocas quemaduras leves en ambos adolescentes, a pesar de la alta temperatura, ya que debido a los movimientos similares a corrientes, las llamas fueron en parte dispersadas.
-Veo que te lo estás pasando en grande, Ji Ming -comentó alegremente Liam para aligerar la tensión en el aire.
El cultivador chino soltó un suspiro.
-No sabes cuanto me alegro de verte, pensé que realmente iba a morir -dijo, para luego soltar una carcajada.
-Aún es pronto para hablar, debemos detenerlo y, si te soy sincero, no estoy seguro de que seamos capaces de tal cosa -dijo Liam, ahora más serio.
-Eso fue realmente impresionante, parece que ahora hay dos niños en vez de uno -el dragón negro emergió del humo con nada más que un rasguño.
Liam no pudo evitar pensar que tropezar y rascarse con la rodilla en el suelo le hubiera provocado una herida más profunda que ese rasguño.
-Ji Ming, yo puedo hacerte de escudo, sin embargo carezco de la potencia necesaria para dañarlo realmente, de esa parte debes encargarte tú -le susurró Liam.
Le asintió y se prepararon para la batalla. El dragón se rio oscuramente y se desplazó a velocidades vertiginosas hacia ambos cultivadores.
Intentó morder con su enorme boca a Ji Ming, sin embargo Liam se colocó delante y, usando parte de las artes marciales que había aprendido durante los anteriores meses, se colocó al lado y, con un mano llena de magia pura desvió la mandíbula hacia abajo, con la otra empujó el cuello hacia arriba, provocando que el dragón negro diera una vuelta completa en el aire, impulsado por su propia fuerza.
Ji Ming no desperdició la oportundidad y trató de cortar una de las alas con un rápido movimiento de su bisento, aunque solo logró perforar ligeramente antes de tener que retirarse porque el dragón logró recuperarse.
Intentó escupir una corriente de fuego a poca distancia de Ji Ming, pero esta vez no estaban tan concentradas y no eran tan rápidas, así que tuvo suficiente tiempo para moverse a un lado y evitarlo.
Liam se movió muy rápido y trató de clavar a Ama no Sakahoko en la carne del dragón, sin embargo este gruñó y usó su cola como un látigo, golpeando y a Liam y mandándolo a volar. Luego se giró y, aún más rápido que antes, apareció ante Ji Ming y golpeó una de sus enormes patas en el pecho del chico, que solo logró cubrirse a medias.
Aún así debido a que el nivel de cultivo de Ji Ming era claramente superior al de Liam, se notó el hecho de que recibió menos daño.
Kuromaru se mantuvo en un árbol que, de alguna forma, no había caído con ningún ataque. Sus ojos estaban enfocados en Liam, sin siquiera pestañear.
Fin del capítulo.