Liam se despertó sobresaltado y respirando entrecortadamente. Observó su alrededor, sorprendiéndose al ver que estaba en una habitación hecha de madera. Cauteloso, se levantó de la cama sin hacer ningún ruido.
Los recuerdos empezaron a llegar a él y llegó a la conclusión de que lo habían derrotado. Su cuerpo no le dolía y las heridas se habían curado, sin embargo su magia aún no se había recuperado por completo, probablemente fuera debido a que tuvo que estar en funcionamiento constante para regenerarlo.
La puerta de la habitación se abrió de golpe y Liam se puso en posición de combate al ver a Ji Ming de pie con una gran sonrisa plasmada en su rostro.
-¡Veo que estás despierto! -exclamó alegremente -. Parece que también te curas rápido, como se esperaba de mi rival.
El joven Doyle tardó un par de segundos en registrar lo dicho por el chico y luego lo miró con una ceja levantada.
-¿Rival? -preguntó curioso.
-Así es, durante nuestro combate pude determinar qué tipo de persona eres, así que decidí que serías mi rival! -las palabras salían de su boca con una pasión que no concordaba con su apariencia refinada.
Liam entendió al menos lo que quería decir. Él también creía que en una batalla se podía llegar a conocer más a tu adversario que hablando. Al ver a Ji Ming por primera vez, había creído que tendría un comportamiento típico de los jóvenes maestros de las novelas de cultivo chinas, sin embargo pudo descubrir, mediante el combate, que en realidad era bastante similar a él. Parecía disfrutar de la adrenalina que producía luchar contra alguien de un nivel similar a ti. Uno podría pensar que Ji Ming era arrogante debido a que no usó todo desde el principio contra Liam, pero el susodicho había visto que solo lo hizo para poder experimentar un buen combate y no había ninguna malicia ni intención de desprecio en sus acciones.
Al terminar su cadena de pensamientos, Liam soltó una carcajada y extendió la mano.
-Rival, eh? ¡Que así sea! -se rio en voz alta -. Permíteme presentarme con más calma, mi nombre es Liam Doyle y soy de nacionalidad Irlandesa (NA: Permitidme recordaros que esa es la nacionalidad que escogió Liam al llegar al mundo de Harry Potter).
-¡Ese es un buen nombre! En mi caso, soy Ji Ming y nací en la provincia de Gansu, aquí en China -se presentó también, dándole también la mano -. Siempre he querido tener a alguien de mi edad con quien medirme en batalla y tú superaste mis expectativas.
Liam negó con los ojos cerrados.
-Yo soy el que debería decir eso, eres realmente poderoso y no pareces mucho mayor que yo -comentó tranquilamente -. Me habían advertido de que eras fuerte, pero no esperaba que hubiera tanta diferencia...
Era cierto, aunque la pelea había parecido igualada hasta el final, cuando Ji Ming liberó su Herramienta del Alma la pelea terminó en un solo ataque. Aún así, Liam estaba contento de haber podido probar sus límites, no tenía ningún resentimiento en contra del joven chino.
-Aún así, ni siquiera estás en el Reino de la Separación del Espíritu, que seas capaz de luchar contra mí y resistir de tal forma es formidable -elogió -. Debes saber que, aunque no he alcanzado aún la Segunda Separación, mi nivel ya es comparable al de alguien que acabe de realizar la Tercera Separación.
Liam se miró las manos en contemplación, era verdad que su fuerza había avanzado a pasos agigantados desde que empezó el año sabático.
-¿Y crees que no lo he notado? Te has hecho más fuerte después de tu pelea contra mí... no, no solo es eso, te hacías más fuerte incluso mientras peleabas -entrecerró los ojos, aunque debido a sus rasgos asiáticos parecía como si los hubiera cerrado por completo -. Tu talento supera cualquier cosa que haya visto antes.
Liam lo miró sin inmutarse, no sentía ningún orgullo por su talento, ese había sido su deseo, no se lo había ganado de alguna forma ni nada parecido. El orgullo era algo que reservaba para alguna sesión de entrenamiento en la que había logrado resultados especialmente satisfactorios debido a que se esforzaba.
-Entonces, ahora que somos rivales, ¿qué se supone que debemos hacer? -preguntó curioso Liam.
Ji Ming soltó una risita entre dientes.
-Sé que apareciste hace unos meses en China, probablemente te hayas tomado un año libre de tus estudios para venir a recolectar experiencia de combate real -dedujo -. Tengo la intención de ir contigo por el tiempo que quede. De vez en cuando podemos luchar y así ambos podamos aprender el uno del otro.
Liam lo miró sorprendido y luego empezó a reflexionar, llegando a una rápida conclusión. Hasta que luchó contra Ji Ming, sus oponentes habían estado disminuyendo en gran medida, así que tener a alguien con quien pelear le solucionaría ese problema.
-Esa es una buena idea, acepto -dijo.
Ambos se sonrieron amistosamente y luego Ji Ming lo guió a la sala de estar. Al parecer estaban en una cabaña que le pertenecía, en medio de la provincia de Qinghai, al oeste de China. El nuevo rival de Liam le pidió que se sentara en la mesa y esperara, ya que había preparado algo de comer.
Pronto, un olor extraño inundó la sala. Al principio Liam estaba cauteloso por si se trataba de algún tipo de veneno, pero luego Ji Ming volvió con un plato en su mano y sudor cayó por su frente.
El olor era terrible, parecía amargo, agrio y dulce a la vez. A Liam le entraron náuseas, que solo se intensificaron al ver el aspecto del plato. No parecía comida, era más un miasma negro del cual salía alguna burbuja de vez en cuando.
Ji Ming lo miró con una gran sonrisa, probablemente era una amable, sin embargo para el joven Ravenclaw se parecía más a una mueca sádica en ese momento.
-No soy muy bueno para cocinar, sin embargo ya que por fin he encontrado a un rival, me he esforzado al máximo, espero que lo disfrutes -comentó alegremente.
Al escuchar eso, Liam no sabía que hacer. Si no lo probaba al menos, se sentiría increíblemente mal con el chico, pero no estaba seguro de si valdría la pena arriesgarse a tragar lo que probablemente era similar al ácido sulfúrico. Soltó una risita nerviosa al darse cuenta de que le resultaba más fácil combatir que este tipo de situaciones.
Al final, tomó una decisión y dedicó unas rápidas oraciones a Buddha antes de llevarse la cuchara a la boca.
Se sorprendió al sentir que no estaba tan malo como esperaba, de hecho la comida no tenía ningún tipo de sabor... Claro que no tenía forma de saber que al instante en que el miasma tocó su lengua, destruyó por completo sus receptores gustativos... tardarían un par de días en sanar.
Más tarde, Liam le dijo a Ji Ming que a partir de ese momento, él mismo se encargaría de la comida.
Cinco días después, ambos ya se habían recuperado por completo y estaban listos para empezar una rutina de entrenamiento.
Por la mañana, ambos hacían ejercicio físico, Ji Ming que era un experto en ello le enseñó algunos ejercicios concretos que lo ayudarían a mejorar un poco más rápido. También le mostró movimientos de artes marciales que luego ponían en práctica con alguna escaramuza. Por supuesto no luchaban al máximo y se aseguraban de usar solo ataques físicos que no dañaran el área.
Por la tarde, entrenaban en el ámbito más mágico. Liam le enseñó algunas técnicas de control de magia a Ji Ming cuando se dio cuenta de que el joven chino carecía de este. Se sorprendió mucho al saber esto, puesto que había deducido que su En injustamente grande se debía a un gran control de magia, pero descubrió que simplemente había nacido con un talento muy grande en ello.
Decidieron que solo harían una práctica de combate seria una vez al mes, ya que se tendrían que desplazar para no dañar los alrededores de donde vivían.
Ambos avanzaron bastante rápido y Liam no tardó demasiado en alcanzar la etapa del Estado Sólido, aumentando su fuerza y posicionándolo al nivel de alguien en la Tercera Separación. Ji Ming tampoco se quedó atrás, al cabo de casi un mes de empezar su entrenamiento logró alcanzar la iluminación requerida y se abrió paso hasta la Segunda Separación.
Liam determinó que la fuerza de su rival ahora rondaba el pico de la Separación del Espíritu. Le había preguntado acerca de lo que había cortado en sus dos separaciones y Ji Ming estuvo feliz de contárselo.
Al parecer, en su Primera Separación, cortó la posibilidad de enamorarse. Liam se sorprendió al saberlo y le pidió que explicara.
Ji Ming contestó diciendo que no cortó el amor en sí mismo, sino el amor de pareja. Dijo que no le importaba porque siempre habría gente a la que amaba, como por ejemplo sus padres o incluso el propio Liam, al cual ya consideraba un amigo. Afirmó que con eso le bastaba.
Luego, le explicó que había tardado bastante en conseguir la iluminación para lograr la Segunda Separación, pero que finalmente lo logró y había cortado su malicia. Ya no era capaz de actuar con absolutamente ningún tipo de intención maliciosa, ya que si no iría en contra de su camino, lo que provocaría una gran repercusión en él.
Ambas separaciones produjeron un buen impulso de poder, ya que cortó partes importantes de cada ser humano.
Liam no pudo evitar preguntarse cómo sería su propio camino en la cultivación, de lo que tendría que deshacerse para poder continuar con su ambición.
Fin del capítulo.
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Debo aclarar algo, cada separación debe realizarse a partir de una iluminación lograda, sin embargo no tiene por qué ser la primera. Me refiero a que si hay algo que un cultivador no está dispuesto a cortar, entonces puede simplemente esperar a la próxima iluminación. Por supuesto que es increíblemente difícil alcanzarla para culaquiera, y por eso la mayoría simplemente se conforma con lo primero que obtiene.
Debéis entender que el camino de la cultivación para aquellos que no son genios como Liam o Ji Ming es mucho más duro y largo. Como vimos en un capítulo anterior, hay algunos que pasan toda su vida cultivándose y solo logran llegar a la Formación del Núcleo o, incluso, a la Recolección de Magia.