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CUEVA

Empezaron a cabalgar casi desde la salida del sol hasta que estaba en su punto mas arriba, cansada mentalmente, por pensar en que significaba su vision y solo saber que su pequeña hermana necesitaba ayuda, decidio la princesa parar a descansar, para no agotar mas a los caballos, recargar energias, ordeno poner un campamento provisional y conseguir algo de comer, mientras ella se recostaba un rato a contemplar el cielo.

No sabia porque desde su visita al brujo, habia dejado de tener espasmos, problemas respiratorios, aparte sus movimientos eran mas suaves y sigilosos, ignoraba que Daphnee la habia llevado con un hechicero para que mejorara y despertara su poder oculto.

- Daphnee, tengo mucho sueño -Dijo Esmée somñolienta – Dormire un rato, me avisas cuando la comida llegue.

- ¿Vamos a descansar mientras tu hermana necesita ayuda? – Reprocho Daphnee con un poco de ira – Pero esta bien tu mandas.

- Solo sera un rato no te preocupes, mi hermana debe de estar bien, tiene que estarlo, es de la dinastia real.

- ¿Como sabes?, salimos como rayo del castillo – Contesto Daphnee.- no me quisiste decir nada hasta que ibamos ya lejos del castillo, al menos nos hubieramos preparado para este viaje, Esmée

- Es una simple corazonada.- Dijo Esmée-. Me despiertas cuando llegue lo que hayan conseguido.

- No pondras barricadas, ni les ordenaras que hagan una formacion de defensa-. Dijo Daphnee demasiado enojada que podriamos pensar que estaba gritando-. Eres la reina, carajo.

Esmee, ni se inmuto ya estaba completamente dormida, que hizo caso omiso a lo que su hermana le estaba diciendo.

Daphnee, al voltearse le dio la espalda a su hermana, cuando derrepente empieza a escuchar que alguien golpetea el piso, voltea y la ve temblando, abrio sus ojos, estaban totalmente en blanco, Daphnee, llamo a los de la guardia real, pero nadie sabia lo que estaba pasandole a Esmée, los guardias reales le decian a la princesa que ella era la segunda al mando, si querian podian regresar con Esmée al castillo.

- Mi lady, ¿que hacemos?, volvemos al castillo con la reina – Dijo el comandante con voz temblorosa-.

- No, descansaremos aquí, solo hay que mantener vigilada a la reina -.Contesto Daphnee, con un poco de miedo porque es la primera vez que daba ordenes-.

- Ya llego la patrulla, con unos pescados princesa, los pondremos a asar para cuando despierte la reina -. Dijo el comandante-.

Tardo varios minutos asi, repitiendo palabras que no tenian sentido, se daba vueltas en su lugar, volvia a temblar, abria los ojos pero estaban en blanco y su cabello color rubio se le teñia de blanco por unos momentos.

Derrepente abrio los ojos y volvio en si misma, un poco abrumada por los golpes que se habia dado mientras se volteaba, pero pudo levantarse, aunque temblando aun de las piernas.

- Vamonos – Dijo Esmée – ya se donde esta mi hermana.

- ¿Dónde esta? – Contesto Daphne preocupada – Decias palabras sin sentido Esmée, ¿Que soñaste?

- Soñe que estaba en el bosque, cabalgando contigo, habia lobos aullando – Dijo Esmée con tranquilidad-. Encontrabamos una roca enorme, o bueno eso pensamos, pero en realidad era una cueva, con un tunel, al entrar encontrabamos craneos por todos lados, sangre, y jeroglificos pintados en la pared, hasta el fondo estaba Amelia, escondida detrás de algo que no podia vislumbrar bien.

- ¡Creo que ya se donde esta! – Respondio Daphnee mientras le recorria un escalofrio por toda la espalda, pensando en si se trataba del mismo mountruo con el que ella habia lidiado de chica – Es algo muy malo Esmée, tenemos que darnos prisa, esa persona come carne humana, aparte succiona a las personas hasta dejarlas secas.

- No pude ver su cara, solo se veia su tunica, y alcance a ver que estaba flotando, por los aires.

- Oh por Dios, tenemos que ir por ella, es un ser maligno que me acecha desde hace mucho tiempo, vamos a darnos prisa,

- Como es posible que lo conozcas Daphnee – Recrimino Esmée, al momento de dar un brinco a su caballo, dejando la comida preparada por los guardias-. Vamonos, dejen todo.

- El me cuido de chica cuando estuve viviendo en el bosque, aprendiendo pasadizos y seres que viven ahí, la señora con la que vivi decia que era importante conocerlos porque algun dia iba a necesitar esos conocimientos para poder ayudar a alguien importante – Contesto Daphnee pensando un momento sobre su pasado-. Tenemos que darnos prisa y regresar porque la guerra se avecina.

- Tienes toda la razon, con lo de mi padre y con esto he perdido tiempo valioso, que podria estar ocupando en planear las defensas.

Se hizo un silencio, mientras galopaban en las planicies hacia el bosque. Despues de una larga cabalgata, llegaron a una fila de arboles que se extendian kilometros en donde habia varios letreros que alertaban sobre criaturas que devoraban hombres, algunos guardias se resistian a entrar, pero Esmée los amenazo con la horca si algo les pasaba.

Esmée sabia que anteriormente, en la epoca de su bisabuelo, hasta ahí llegaba el bosque real, pero no entendia porque se convirtio en un lugar sagrado para los profanadores de tumbas, cultos a los dioses paganos, y para criaturas canibales cuando llego el primer brujo.

- Vamos la cueva esta mas adelante – Dijo Daphnee, tratando de recordar el camino-. Quiero dos al frente conmigo y cuatro atrás con la reina. Los demas quedense con los caballos.

Al llegar a la roca enorme, estaba cubierta de hojarazca seca y no se podia ver la entrada, tuvieron que mover las hojas y varios palos para ver un hueco que estaba en el suelo pegado a la roca.

- Es por aquí – Refiere Daphnee, quitando con sus manos montones de hojas y ramas – Voy a entrar.

Al intentar pasar a la cueva desaparecio sin dejar rastro, todos quedaron atonitos por lo que acababan de presenciar.

- Hermana, ¿donde estas? – Gritaba la Reina-. Voy por ti.

Sin escuchar las palabras de los guardia bajo por el hoyo de la cueva y tambien desaparecio de la mirada de los guardias. Asustados intentaron seguirlas, pero poco a poco el agujero desaparecio.

- ¡No! Desaparecio la reina y la princesa, nos colgaran por eso,señor – Dijo un guardia real -. ¿Qué hacemos ahora?

- Busquen otra entrada, debe de existir una forma para poder pasar a la cueva, no desaparecieron, pasaron el portal maligno -. Dijo el comandante, muerto de miedo.

Entraron al lugar, una caverna llena de estalagmitas y estalactitas, que provenian del suelo y del techo del lugar, sin embargo no era comun esta cuerva porque no se encontraban los famonos habitantes naturales de las cuevas " los murcielagos", solo podian ver moho, y olia a huevo podrido, según los libros de magia que alguna vez le robo Esmée al consejero real, ese olor era caracteristico de seres del inframundo, estaba alumbrado naturalmente por un hueco en el techo, y no se podia ver que estuvieran los craneos en el piso, incluso Esmée llego a pensar que estaban en la cueva equivocada.

- Daphnee, ¿Dónde estas? -. Intento gritar Esmée, sin embargo no podia decir palabra alguna-.

- Esmée, estoy detrás de ti, se me olvido decirte que en esta cueva en particular, no puedes hablar, solo puedes usar tu mente para comunicarte-. Penso Daphnee, tratando la reaccion de su hermana, asi confirmaria que estuvieran conectadas-.

- Pequeño detalle, Daphnee, que es lo ¿que sucede aquí? -. Penso Esmée, intentando recordar algo, que le ayude a decifrar lo que pasa ahí adentro, de los libros que alguna vez robo-.

- Cuando salgamos con vida de aquí tendremos que hablar muchas cosas hermana-. Penso Daphnee-.

De pronto, escucho en su cabeza un murmullo que decia que bueno que veniste hermanita, te he extrañado tanto, tienes que encontrarme, un ser me ha estado persiguiendo y logre ocultarme de la vista de todos.

- Daphnee, escuche la voz de Amelia – Penso Esmée tratando de no salir corriendo por el miedo que la invadia, pero tenia que ser valiente ya que era la nueva reina de Francia – Dime que tu tambien la escuchaste.

- No, Esmée pero no se me hace raro, que la escuches aquí pasan cosas de ese tipo.

Mientras mas se adentraban a la cueva, mas podian sentir como corrian seres detrás de ellos, veian sombras desaparecer, las dos empezaban a desesperarse, y volteaban para todos lados corrian sin cesar de un lado a otro, Esmée se tiro al suelo abrazandose las rodillas, repitiendo una y otra vez que eso no era real, Daphnee sin encambio le dio una cachetada para que ella reaccionara, volvieron a ponerse en camino, pero esa cachetara sirvio para que entrara en una especie de trance, su cabello se torno blanco de nuevo y sus ojos igual.

Daphnee, empezo a escuchar voces que le decian "alejate, largate, te salve hace mucho, esto no es tu problema", sin encambio ella no se dejo vencer por el miedo y siguio adelante, a la expectativa de lo que estaba haciendo su hermana, que quedo inmovil suspendida en el aire, volteando hacia todos lados.

Mientras seguia caminando, empezo a vislumbar pegado a la pared, un altar de tres pilares en forma de circulos, encima de una mesa con copas de madera en cada pilar, unos candelabros colgaban del techo que estaban empotrados, un cuchillo rustico, se apreciaba un color rojizo en el mango, el cual daba la apariencia de ser usado en algun tipo de ritual y un libro forrado de piel humana con letras inentendibles en la portada del mismo.

- Daphne Faure- Dumont, es momento de que pagues tu deuda conmigo – Dijo una voz que venia de la oscuridad de la cueva-. Mata a tu hermana.

- Yo no te debo nada, zago es mas vengo a cobrarme lo que me hiciste pasar-. Daphnee al igual que su hermana entro en trance y se empezo a elevar por los suelos.- Preparate para ser enjuiciado.

De repente Esmée avanza flotando y se para al lado de su hermana, agarrándole las manos.

- No les entregare viva a Amelia, lárguense de mi hogar si no quieren morir- Dijo zago, el brujo que acechaba desde el principio de los tiempos el bosque-. Si no obedecen me quedare con el poder de las tres y usare sus huesos para darselos a los lobos.

Hasta ese momento solo habían escuchado voces, pero en un abrir y cerrar de ojos se apareció delante de ellos un brujo con apariencia extremadamente delgada, ojos saltones y melena que le arrastraba hasta por debajo de la cintura, se empezó a elevar por los aires y decía oraciones en una lengua extraña para la princesa Daphnee, sin embargo la única que pudo entender fue Esmée en estado de trance que empezó a recitar las mismas palabras, el ambiente se empezó a poner tenso, Daphnee empezaba a perder el conocimiento por la presión que estaban ejerciendo dos fuerzas poderosas adentro de la cueva, pero Esmée la seguía sosteniendo de las manos.

Poro a poco una de las manos de Esmée se lleno de fuego, no se distinguía su mano, mientras Daphnee, iba descendiendo al suelo, casi sin poder respirar.

- Deja a Amelia si no quieres morir –Dijo Esmée tratando de darle un poco de su energía a su hermana-. Somos de la dinastía Fauré-Dumont, protectoras de la naturaleza y los seres vivos, tu estas a punto de ser enjuiciado, ha llegado el fin de tu legado de maldad.

El brujo al igual que la reina puso sus dos manos llenas de fuego, y empezó a lazarlas en contra de las hermanas, en ese momento pudo reaccionar la princesa Daphnee y empezó a esquivarlas con gran pericia, sin embargo no se habían percatado de otra presencia que estaba por ahí, su hermana Amelia quien había adquirido una habilidad que les ayudaría en un futuro, estaba escondida de la vista de las hermanas y del brujo.

Esmèe logro escuchar a su hermana incluso en su trance, le decía que no iban a poder matarlo, tenían que estar las tres juntas, y ella aun no estaba lista como sus hermanas mayores.

Daphnee, y Esmée se unieron en un abrazo que genero una bola de energía que las rodeaba por completo, repelía todo el fuego lanzado por su enemigo, pasaron unos segundos, cuando de repente se logro ver en medio un destello de luz blanca con azul y surgió Amelia quien corrió a abrazar a sus hermanas traspasando el escudo que habían hecho.

Al entrar en el escudo, ella también entro en trance y agarrando de las manos a ambas lograron salir de ahí, cayendo afuera de la cueva rodeados de los caballeros porque no sabían que era lo que estaba pasando, solo las vieron aparecer delante de sus ojos, se hincaron y decían al unisono "ustedes son las elegidas", "viva las hermanas Faure- Dumont".

Las tres preguntaron porque dicen que somos las elegidas a lo que un caballero le respondió, dice una profecía "cuando tres hermanas, sean plebeyas o de la realeza se reúnan y aparezcan por arte de magia, envueltas en un haz de luz blanco y azul, ellas serán las elegidas, para restituir la gloria del pueblo francés y derrotar el mal que esta en el mundo" también hablaba sobre la profecía una de las cartas que el brujo que salvo a la reina Esmée había puesto en el morral de Daphnee, sin embargo no había querido abrirla por completo hasta ese momento que le entro la curiosidad

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