CAPÍTULO 32- Mio y Nem.
—Oye, ¿no podemos hablar? Realmente no quiero pelear contigo.
Kei estaba en el suelo. El lobo tenía su pata derecha sobre el cuerpo de Kei.
—¡Cariño!
—¡Kei!
Furiosas, Drin y Eris planeaban atacar al lobo, pero Kei no quería pelear.
—Chicas, no se preocupen por mí. No la ataquen… Es una órden del líder.
—¡Pero, cariño, te golpeó y te mordió!
—¡Estás sangrando, Kei!
El lobo le mordió la cabeza a Kei y comenzó a sangrar. Usó su magia para proteger su cabeza, pero no fue suficiente. Sangre salía rápidamente de él.
—En unos segundos la herida se cerrará, no te preocupes… Oye, realmente no quiero pelear. No soy un enemigo.
—No confiaré en un héroe.- Dijo el lobo.
—Dije que soy un héroe, pero no te conté toda mi historia. Escucha mi historia, por favor.
El lobo se quedó en silencio por unos segundos y observó a las compañeras de Kei.
Ambas estaban furiosas, en especial Drin. Su aura demoníaca podría asustar a cualquiera.
El lobo se dio cuenta de la verdadera naturaleza de Drin.
—Un demonio… ¿Qué hace un demonio con un héroe?- Pensó.
Eris ya sabía la historia de Drin, así que no se sorprendió. Ella confiaba mucho en Kei, así que no le tenía miedo a Drin.
Pero los humanos consideran monstruos asquerosos y horribles a los demonios. Si un humano normal conociera a Drin, mojaría sus pantalones inmediatamente.
El lobo se sorprendió, pero no mostraba miedo.
—Kei, ¿los demonios son tus aliados?
—Estoy pensando en eso… Drin me contó la historia de los demonios… Por culpa de Fravi ellos sufrieron demasiado… Pero todos están corrompidos por el odio… Es poco probable que se unan a mí… Ellos quieren que los humanos estén muertos… Y como soy un humano, debo evitar eso… Pero si es posible, me gustaría que los demonios y humanos vivan juntos y en paz… Aunque eso es poco probable… Drin me contó que los humanos deben desaparecer para que los demonios puedan vivir en este mundo… Y si no desaparecen, será imposible vivir aquí… La única manera de que vivan juntos y en paz, es derrotando a Fravi… Y eso planeo hacer… Lamentablemente, si los demonios intentan matarme, debo defenderme… La única razón por la que Drin no ataca a los humanos, es porque yo le dije que no lo hiciera. Si ella no me hubiera conocido, ella mataría a cualquier humano que viera… Así de corrompida estaba.
Eris miró a Drin con miedo.
Ella no sabía eso.
Kei evitó decirlo, pues quería que ambas fueran amigas.
—¿E-es cierto?
—Sí… Cuando era una profesora, debía controlar mi odio… Pero cuando terminaba de trabajar, secuestraba humanos y los torturaba hasta la muerte.
Eris tragó saliva y se alejó un poco de Drin.
—Eris, ella cambió. No atacará a nadie… Al menos que sea necesario. No le tengas miedo.
Eris sonrío alegremente y abrazó a Drin.
—¡Si Kei lo dice, significa que es cierto!
—Ella confía demasiado en Kei�� Me agrada.- Pensó Drin.
—Bueno, volviendo al tema… Los demonios atacarán a cualquier humano que vean… Negociar con ellos no funcionará… ¿Los demonios son mis aliados? La respuesta es: "tal vez". Puedo negociar con mujeres demonio, pero no puedo negociar con hombres demonio… Intentaré conseguir la ayuda de los demonios, pero no puedo prometer que conseguiré su ayuda… Mi misión es derrotar a Fravi… Soy un héroe, pero me consideraron inútil y me abandonaron.
—Kei… Eres interesante… Estás diciendo la verdad… Dime, ¿qué planeas hacer con los héroes? ¿Los matarás?
—No soy un protagonista con odio. Ellas no me hicieron nada… Incluso me salvaron… Pero Fravi me considerará un peligro e intentará matarme usando a los héroes… Si ellas intentan matarme, primero intentaré negociar… Pero si eso falla, pelearé.
—Ya veo… ¿Qué piensas de los Semidemonios?
—Al contrario de los humanos de este mundo, yo considero a los Semidemonios como aliados… Ellos casi están extintos… Los humanos los consideran asquerosos y feos por tener magia demoníaca… Los matan sin piedad… Son obligados a vivir en soledad y con miedo… Eso me parece injusto… Es por eso que lucharé por ellos… Quiero crear un mundo pacífico… Un mundo en donde todos seamos iguales… Un mundo sin lujuria… Sin personas presumidas… Sin odio… Eso es lo que quiero.
—Eres muy interesante, Kei… ¿Y cómo planeas lograrlo? Si derrotas a Fravi, ¿qué harás después?
—No lo sé.- Dijo Kei sonriendo.
—¿Eh? ¿Qué dijiste?
—Te estoy diciendo que no lo sé… Es una apuesta arriesgada. Tal vez el Dios supremo me ayude con su poder… O tal vez me convierta en un Dios… Pero si gano, este mundo será pacífico… Te doy mi palabra.
El lobo miró a Kei con admiración y respeto.
Ella confía en las palabras de Kei.
—Eres realmente interesante… Mi nombre es Mio.
La chica que estaba con Mio se acerca a ellos.
—Y ella es Nem. Ambas somos Semidemonios.
—Eres un Semidemonio tipo animal… ¡Genial!
—También tengo forma humana, pero no me gusta usarla.
—Entonces… ¿Amigos?
—Te seguiremos. Confiaré en ti.
—¡Muchas gracias…! Por cierto, ¿ya puedo levantarme?
—Oh, lo siento.
Mio se alejó de Kei y él se levantó del suelo.
—Pertenezco a una familia noble muy importante y rica. Usaré mi dinero para construir una casa. Todos viviremos ahí. Ustedes no tendrán que vivir solas otra vez.
Kei se acercó a Nem y le extendió la mano.
—Gracias por confiar en mí.
Ella observó a Kei y levantó lentamente su mano.
Se detuvo por unos segundos… Ella no estaba segura de hacer eso.
—Nem, Kei es un amigo. Podemos confiar en él.
Nem asintió y tomó la mano de Kei.
Con un fuerte apretón de manos, la amistad entre Kei y las Semidemonios comenzó.
—Eres muy fuerte…
La mano de Kei es aplastada y lágrimas comienzan a salir de sus ojos.
Nem rompió todos los huesos de su mano.
—¡Cariño!
—¡Kei!
—Lo siento, Nem no sabe controlar su fuerza.
—S-sí... Y-ya me di cuenta…
Nem se alejó de él. Estaba temblando, pero seguía con un rostro inexpresivo.
Siempre mantuvo la misma expresión seria.
—N-no te preocupes…
La mano de Kei volvió a la normalidad.
—M-mi magia curativa es muy poderosa… Por cierto, ¿no tienes ojo? Tu cabello cubre una parte de tu rostro… Y veo una cicatriz.
Nem ocultaba su cicatriz con su cabello.
—Ella no puede hablar.
—¿Es de nacimiento?
—Sí.
—Mi magia curativa no es tan poderosa… Puedo curar ciegos, pero no ciegos de nacimiento. Algún día podrás hablar, te lo prometo. Mejoraré mi magia curativa… Pero creo que puedo eliminar tu cicatriz.
—¿Puedes regresarle su ojo?
—Claro. Por cierto, ¿qué le pasó? Me dio curiosidad.
—Una aventurera nos descubrió e intentó matarnos. La derroté, pero Nem terminó herida… Perdió el ojo.
—Entiendo… ¿Y por qué estaban aquí? Ustedes se mantienen ocultas.
—Los aldeanos comenzaron a desaparecer. Detecté magia demoníaca en este lugar… Y cuando los aldeanos desaparecieron por completo, la magia desapareció. Nem y yo teníamos hambre, así que estábamos aquí para buscar comida.
—Magia demoníaca… Lo sabía… Los demonios están involucrados… Drin, ¿puedes sentir algo?
—Dame una hora… Puedo encontrar el origen de la magia… Quedan algunos rastros.
Se sentó en el suelo y cerró los ojos.
—Bueno, ella hará el trabajo.
Kei se acercó a Nem.
—Te tocaré el rostro. Por favor, no te asustes. Soy feo, pero soy buena persona.
—¿Feo?- Dijo Mio confundida.
Para Mio, Kei no era feo.
—Él dice la verdad… ¿Realmente se considera feo?- Pensó.
Kei aún no superaba su trauma.
Kei colocó la palma de su mano izquierda sobre el rostro de Nem.
Un brillo rojo rodeó su mano y la nariz de Kei comenzó a sangrar.
—¿Q-qué?
Retiró su mano y se alejó de Nem.
Su ojo regresó y la cicatriz desapareció.
—I-increíble.- Dijo Mio.
Kei comenzó a vomitar sangre y cayó al suelo inconsciente.
—¡¿Kei?!
•
•
Kei despertó en un lugar completamente negro.
—¿Q-qué me pasó? ¿En dónde estoy?
Lo negro desapareció. Él seguía en la aldea.
—¿Eh? ¡¿Eh?!
A su alrededor, estaban los cuerpos sin vida de sus compañeras y su familia.
Tenían los ojos destrozados, las piernas y los brazos destrozados y sin piel.
Sus cabezas fueron cortadas y aplastadas.
—N-no…
Kei escuchó la risa de una chica.
—¡Fueron violadas, torturadas y asesinadas! ¡¿Por qué?! ¡Por tu culpa!
Near se acercó a Kei. Tenía una gran sonrisa en su rostro.
—T-tú…
Kei cerró los puños con fuerza.
—T-tú…
Sonrió y saludó con su mano a Near.
—¡Hola! ¿Cómo estás?
—¿Eh?
—Yo estoy bien. Estoy un poco cansado y tengo hambre, pero estoy bien.
—¡¿Eh?!