webnovel

Mundo Shinobi - Creciendo - capítulo 23

Al día siguiente, Kain recibió unos clones de sellos de parte de Mito como medida de protección y fue a visitar al "abuelo Orochi". La escolta de Kain se la encargaron a Kagami Uchiha. El shinobi lo miraba desde la distancia mientras Kain hacia todo el trayecto solo. Sin embargo, al entrar a la casa del anciano, Kagami entro junto a Kain y lo vigilo de cerca.

Por su parte, Kain no se hizo problemas y se puso a cuidar de las serpientes con Orochi. El anciano ocupaba algunas técnicas de tierra para crear una gran habitación debajo de su casa. También ocupaba algunos sellos de fuego para mantener el calor y a su vez, mantener vivas a las serpientes. Al principio, Kain se encontró con una gran barrera, ya que Orochi alimentaba a las serpientes con ratones y por la cantidad que tenía, no eran pocos. El hecho es que Kain sentía cierta repulsión en un principio, pero poco a poco se fue acostumbrando y después se olvidó de esas cosas. Al final, solo se convirtió en un animal que se comía a otro animal. El ciclo de la vida pensó por dentro. Ya que, si no hubiera criaturas como las serpientes, estarían plagados de ratones. Por otro lado, y algo que, si le dio asco de principio a fin, fue como Orochi criaba ratones para alimentar a sus serpientes. Ver a ese mar de cosas peludas dentro de una gran caja de concreto fue aterrador.

Ese día de invierno en que visito a Orochi, él le informo que había muerto de vieja una de las serpientes, así que era un buen momento para estudiar. Orochi le había conseguido una túnica especial de doctor para que Kain se ensuciara todo lo que quisiera. Le puso el delantal, guantes, antiparras para los ojos y un gorro. Después de eso lo condujo a una pequeña sala de estudio que tenía en la casa. En el lado izquierdo de la habitación había estantes con libros, al lado derecho una muralla blanca dividida por una gran viga de color café. En la muralla había algunos dibujos del cuerpo humano, detallando sus partes y puntos de chakra. Al final de la habitación había una larga mesa de operación y sobre ella dos focos de luz blanca.

Orochi, aparte de ser un experto cuidador de serpiente y shinobi, era un gran erudito. Amante de la ciencia y el saber, cosa que había trasmitido a su hijo que era un médico. Pero dejando de lado esas cosas, el anciano coloco la serpiente de escamas azules y un metro de longitud sobre la larga mesa de operaciones.

-¿Empezamos?- pregunto el anciano, a lo que Kain se subió sobre un taburete y asintió.

El anciano comenzó a abrir la serpiente por la parte inferior, cortando primero la garganta y después siguiendo por el largo pecho y estómago. Entonces le fue indicando a Kain las partes de la serpiente. Bajando por la tráquea, llegando a los pulmones y el corazón. Pasando por el larguísimo estómago y los intestinos, que estas dos últimas cosas casi ocupaban el sesenta por ciento del total de la longitud del cuerpo. La bilis estaba cerca del estómago como una bolsita de color verdoso.

El viejo Orochi volvió a la cabeza y con unas pinzas tomo los colmillos que permanecían recostados sobre la encía superior y los estiro para mostrárselos. Eran verdaderas jeringas portadoras de la muerte.

-Pero no son los únicos dientes que tienen- dijo el viejo Orochi, entonces le señalo los otros pequeños dientes filosos a lo largo de las encías -con esto atrapa a su presa- continuo -y los dientes largos le inyecta el veneno. Una vez que la presa queda inmovilizada, utiliza maxilar y empuja a su garganta-

Kain asintió y le pregunto -¿Dónde está la fuerza?-

-En la espalda y el cuello para poder levantarse. Por otro lado, esta no es muy fuerte, pero si venenosa- respondió Orochi depositando la cabeza en la mesa -las constrictoras son muy fuertes en su agarre, pero no venenosas y las venenosas no son constrictoras. Al igual que las personas, todos se enfocan en una fortaleza. Sin embargo, esta tiene un empuje tremendo que puede llegar a saltar dos metros para alcanzar a su presa y morderla-

A Kain se le prendió la luz y pregunto -¿Cómo es eso?-

Orochi le iba a responder, pero la presencia a sus espaldas lo incomodo. Kagami estaba apoyado en una viga que sobresalía de la muralla y los observaba conversar. Si no fuera por Kain, Orochi jamás lo hubiera dejado entrar, pero como era una solicitud de Hashirama, no le dio muchas vueltas al asunto. No obstante, no le gustaban los espías, ni mucho menos los dobles espías. Orochi podría ser una serpiente, pero sabía dónde estaba su lealtad, así que le enervaba esa doble intención de Kagami.

Orochi tomo una profunda respiración para no enojarse y le explico a Kain que la fuerza del empuje de la serpiente estaba en como curvaba su cuerpo y se impulsaba igual que un resorte hacia adelante. Kain tomo nota de esto y pensó en su técnica para agregarle velocidad y potencia a la envestida.

Por otro lado, mientras los dos hablaban, Kagami frunció el ceño al ver a Kain tan entusiasmado y pensó que debería contarle a Tobirama. Después de todo, para eso estaba aquí. Se acercó a una estantería y trato de tomar un libro grueso de color café oscuro, un tanto desgastado por los años. Pero a su encuentro salió reptando una pequeña serpiente de color celeste. Ella siseaba pasando por la parte superior del libro, como si se dispusiera a acostarse sobre él para que Kagami no lo tocara. Y si se atrevía a tocarlo, no viviría para contarlo. Kagami frunció el ceño y siguió leyendo el lomo de otros libros hasta encontrar algo que le llamo la atención, pero otra vez salió una serpiente a su encuentro, esta vez era una roja como la sangre y manchas amarillas. Muy hermosa e igualmente letal.

-Que te deje estar en mi casa, no te da derecho a tocar mis cosas- dijo Orochi

Kagami se apartó del estante y miró a Orochi con su traje médico, lo mismo Kain. Ambos tenían miradas serías y un tanto molestas.

-Kain- dijo Orochi -ten cuidado con las personas de buenas intenciones y sin personalidad como este chico. Ellos harán lo que sea por el bien mayor, sin pensar en si se están condenando al mismo tiempo-

Kain asintió con una expresión tranquila, mientras Kagami Uchiha fruncía el ceño.

-¿A qué te refieres?- pregunto Kagami

Orochi negó y se dio la vuelta para volver a diseccionar a la serpiente y le fue explicando a Kain los detalles de lo que hacía. Al mismo tiempo, dejando a Kagami intrigado con sus palabras. Hasta que Orochi se dedicó a separar la piel de la carne y le dijo -sé que escuchas a ese chico Tobirama. Él quiere mis estudios, siempre ha sido así. Cuando era joven pensé en enseñarle, pero es alguien demasiado estúpido para ser enseñado. Siempre aprendiendo y experimentando con lo que no debe. Siempre alimentando su curiosidad a través de su paranoia. No es alguien de confianza, ya que al igual que tú que espías a este niño por el bien mayor (según tú). Él también haría de todo con tal de cumplir con sus metas (que según él son el bien mayor). Sabes lo que creo; que algún día desarrollará un jutsu tan repulsivo que traerá una catástrofe al mundo. Quisiera pensar que estoy equivocado, pero cada día que pasa, más me convenzo de eso-

-No sabes nada de Tobirama-sama- dijo Kagami en un tono frio -solo eres un anciano senil con algo de inteligencia. Podrías estar en un mejor lugar, trabajando para Tobirama-sama, pero prefieres estar aquí perdiendo tu tiempo con estas serpientes-

El anciano Orochi soltó una risita y le dijo -mis serpientes se ven amenazadoras, pero son buenas chicas. Si no las molestas nunca te atacaran ¿Puedes decir lo mismo de Tobirama?-

Kagami se enojó tanto que activo su sharingan, pero al instante que lo hizo, sintió que algo le andaba por el cuello. Puedo ver como lentamente se divisaba sobre su hombro una pequeña serpiente negra. Lo mismo las serpientes que estaban encima de los libros. La azul y la roja estaba paradas sobre sus cuerpos, mirándolo con sus ojos obsidiana y esperando su reacción. Después Kagami miró al techo y entre las vigas se asomaron varios pares de ojos que reflejaban el brillo de la luz.

-Cálmate- dijo Orochi -no te enojes por las palabras, ya que se las lleva el viento. Solo el tiempo te dará la razón o me la dará a mí. Solo tienes que saber una cosa: le estoy pasando mi legado a este niño y si le pasa algo, volveré a mis raíces y llamare a mis ancestros. Trasmítele eso a Tobirama de mi parte ¿quieres? Él entenderá-

Kagami desactivo su sharingan, camino hasta la viga en la pared y se apoyó mientras cruzaba sus brazos. Entonces el resto de las serpientes volvieron a lo que estaban haciendo.

Next chapter